Trump impulsa la segunda fase del plan de paz en Gaza bajo una ‘Junta de la Paz’ internacional

  • 14/10/2025 11:11
El proceso busca consolidar el cese de hostilidades, desarmar a Hamás y establecer un gobierno transitorio supervisado por líderes internacionales, mientras persisten tensiones sobre el control del territorio

La segunda fase del plan de paz impulsado por Donald Trump para la Franja de Gaza ya ha comenzado. El mandatario estadounidense confirmó el lunes que las negociaciones entre Israel y Hamás avanzan hacia un nuevo escenario político, mientras que Qatar ratificó el inicio formal del proceso el martes.

Trump reconoció que las distintas etapas “no están del todo separadas”, pero aseguró que el plan —compuesto por 20 puntos estratégicos— se está implementando progresivamente.

De acuerdo con la propuesta, la siguiente etapa contempla la desmilitarización de Hamás y el establecimiento de un mecanismo de seguridad internacional sobre el terreno. Para ello, se creará una “Junta de la Paz”, encabezada por el propio Trump, que supervisará la conformación de un gobierno transitorio en Gaza.

Este órgano incluirá a jefes de Estado y figuras internacionales, entre ellos el ex primer ministro británico Tony Blair, y un grupo de representantes palestinos aún por definir, sin participación de Hamás.

Sin embargo, el camino hacia la estabilización no está libre de obstáculos. El desarme de las facciones armadas resulta complejo, especialmente después del repliegue de las fuerzas israelíes hacia la llamada “línea amarilla”, desde donde aún mantienen control sobre más de la mitad del enclave.

Desde el alto al fuego, Hamás ha ejecutado a una treintena de integrantes de clanes criminales que operaban en Gaza, algunos de ellos presuntamente financiados por el Gobierno de Benjamín Netanyahu. Trump confirmó que la milicia cuenta con su visto bueno para esas operaciones:

“Ellos quieren acabar con los problemas internos, han sido transparentes en ese sentido. Les dimos aprobación por un período limitado”, declaró.

El nuevo capítulo del acuerdo busca consolidar una paz duradera, aunque la desconfianza entre las partes y la fragilidad del terreno político podrían poner a prueba la viabilidad del plan.

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