Cementerios en colapso

Actualizado
  • 02/11/2008 01:00
Creado
  • 02/11/2008 01:00
PANAMÁ. Descanse en paz. La frase con que despiden a los difuntos se ha vuelto casi irrealizable en Panamá.

PANAMÁ. Descanse en paz. La frase con que despiden a los difuntos se ha vuelto casi irrealizable en Panamá.

Cada vez que alguien muere, sus parientes atraviesan por un sinnúmero de dificultades. Súmele al dolor y a la congoja, el hecho de no encontrar siquiera espacio para enterrar el cadáver.

Nilza de Caballero, subgerente de Empresas Municipales acababa de afirmar: “no hay dónde enterrar”, mientras, afuera de su despacho unos dolientes esperaban convencerla para que les consiguiera una fosa o bóveda en el Cementerio Amador.

Caballero es la administradora de los cementerios del distrito de Panamá, pero la única función que le resta es cobrar las deudas de las personas que entierran a sus parientes, y estar pendiente, de quien abandona la tumba de su difunto y no cancelan el mantenimiento.

Esto es todos los días —dice desesperada— la gente busca pero, ¡yo, ya no puedo hacer nada! Lamentablemente, o se saca a un moroso, o la familia entierra sobre el mismo terreno de otro pariente fallecido.

En los cementerios de Amador, Pueblo Nuevo, Juan Díaz y Concepción, el espacio es lo que falta.

¿Yo no sé qué va a pasar? se pregunta, mientras su escritorio se atiborra en papeles.

La solución iba a ser el cementerio de Utivé, pero éste que iba a ser inaugurado el próximo año, también está a punto de colapsar.

PROBLEMA ERA UNA SOLUCIÓN

El problema de la morosidad en alguna forma era una salida rápida. Los fosas cuyos familiares estaban morosos en el mantenimiento eran utilizadas para otros enterrar a sus muertos. Ahora, una de las preocupaciones de la administración es que la cantidad de morosos ha descendido, el año pasado hubo una deuda por el orden 70 mil dólares, este año la cifra es menor con 56 mil 114 dólares.

Según Caballero esta cuenta pendiente “es nada”, por lo que pronto no se podrán ni siquiera sacar los restos para depositarlos en los osarios.

Otros de los problemas es que en los cementerios de Juan Díaz y Corozal existen áreas verdes que no pueden ser cavadas porque anteriormente fueron utilizadas por los hospitales para depósito de desechos tóxicos o peligrosos.

Los cementerios rurales de Chilibre y Pacora también están a punto de saturarse, reafirma Caballero.

LA OPCIÓN

Es preferible que los familiares opten por la cremación que además con el tiempo resulta más barata.

Las criptas cuestan 185 dólares y por ellas no se paga mantenimiento, además caben dos cenizas en una. En comparación con los fosas que tienen un costo de 48 dólares (que cubre los tres primeros años) y posteriormente se paga una mensualidad de 10 dólares.

A pesar que se invirtió un millón de dólares en los cementerios, sólo ha servido para remodelar y no para solucionar el hacinamiento. Una mujer que visitaba una tumba dijo: “Si es así voy a tener que enterrar mi muerto en casa”.

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