Militares fracasan en lucha anticrimen
PANAMÁ. En julio del año pasado, Ricardo Martinelli propuso al país su proyecto de “calles seguras” para frenar la tasa ascendente de ho...
PANAMÁ. En julio del año pasado, Ricardo Martinelli propuso al país su proyecto de “calles seguras” para frenar la tasa ascendente de homicidios en el país. Siete meses después las cifras han aumentado.
Para lograr sus propósitos, el mandatario puso a cargo de la ejecución de su estrategia de seguridad ciudadana a Gustavo Pérez De La Ossa, un militar retirado que fue el segundo al mando de la Unidad Especial Antiterror (UESAD) de las desaparecidas Fuerzas de Defensa de Manuel Antonio Noriega.
La designación de Pérez en la Policía Nacional (PN) revivió el debate sobre la conveniencia de devolverle a los militares el control del instituto armado.
Algo que desde mediados del 2008 hizo Martín Torrijos, quien desconoció las críticas de la sociedad civil y puso en manos del comisionado Jaime Ruiz, la PN. Luego lo reemplazó por Francisco Troya (otro uniformado) ante la ausencia notoria de buenos resultados.
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