Un viejo barrio que se extingue

Actualizado
  • 19/05/2010 02:00
Creado
  • 19/05/2010 02:00
PANAMÁ. El presente y el futuro traen cambios a los que se resisten quienes tienen arraigado el sentido de pertenencia e identidad. Y pa...

PANAMÁ. El presente y el futuro traen cambios a los que se resisten quienes tienen arraigado el sentido de pertenencia e identidad. Y para muestra, un botón: los residentes de Bethania, quienes se debaten entre lo que ayer fue un área residencial y lo que hoy da paso al comercio.

Como fluyen las imágenes de una película, así vienen a la mente los recuerdos del Betania que muchos conocieron. También es como estar viendo un álbum de fotografías en sepia que los años se han encargado de colorear, retocar, restaurar o, en el peor de los casos, desbaratar.

Al adentrarse por sus calles y veredas estrechas no se puede dejar de comparar las escenas del archivo que muchos guardan en sus mentes y lo que el presente ofrece a simple vista. Del barrio donde residieron —por algún tiempo— prominentes personalidades de la clase media y trabajadora, es poco lo que queda.

TRANSFORMACIONES

Edificios y locales comerciales emergen rápidamente mostrando cómo la arquitectura original le cede paso a la imparable época contemporánea, que logra atraer la visión empresarial de nacionales y extranjeros ante la mirada recelosa de quienes se resisten.

“Lo que era un barrio tranquilo se ha transformado totalmente”, advirtió una adulta mayor mientras a sorbos bebía una taza de café en un popular supermercado del lugar.

“Ya los viejos nos estamos muriendo”, agregó la jubilada seguido de una sonrisa con resignación al ciclo natural de la vida y puntualizó: “nuestros familiares están vendiendo las casas al mejor postor. Hay muchos extranjeros.. Si llego a vender, sería a un panameño, porque algunos extranjeros están metidos en negocios turbios...”.

El sentir y pensar de aquella abuelita es el que comparten muchos de los moradores de Bethania, especialmente en el residencial Los Ángeles, donde cada vez más invaden empresarios que remodelan las propiedades que adquieren y las acondicionan para establecimientos comerciales.

QUEJAS

“Autos que se estacionan en nuestras veredas y entradas, gente extraña, hurtos, robos y la bulla de gente nueva afectan la tranquilidad de los que hemos estado aquí toda nuestra vida”, denunció otro jubilado.

Las quejas llegaron a la Junta Comunal, cuyo representante, Iván Picota, informó: “Hemos desarrollado reuniones con vecinos del sector, escuchamos sus quejas y solicitamos ayuda al personal de Ingeniería Municipal, con quienes se hizo un recorrido y detectaron alrededor de 15 residencias que sufrieron transformaciones para convertirse en sitios de comercio”.

El personal encargado hará las investigaciones correspondientes para determinar si los propietarios de esos inmuebles cumplieron con las normas y disposiciones legales.

RETIRADOS

Estaban recostados sobre el muro de la corregiduría. Las sonrisas se mezclaban con la conversación amena. Eran dos hombres de cabellos canosos, anteojos y rostros marcados por los años.

En Bethania se ve con más frecuencia estampas como esa, personas mayores que hicieron del barrio —prácticamente— un lugar de retiro. Ahora son ellos los que se están retirando por el ciclo de la vida.

Las chiquitas de Bethania que tienen cara risueña, a las que les cantó Cheo Feliciano en su canción “Pa” la gente panameña”, son generaciones que ya no son pequeñas y que están poniendo en venta las propiedades que heredaron de sus padres y abuelos. Los nuevos propietarios deben comprender el ambiente de Bethania para evitar discrepancias con los que aún no se han ido.

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