Un silencio de 35 minutos para frenar la delincuencia

Actualizado
  • 22/09/2011 02:00
Creado
  • 22/09/2011 02:00
PANAMÁ.. ‘ El pueblo’, como le llaman los pobladores al distrito de La Chorrera, amaneció triste y vestido de blanco. Un blanco que se l...

PANAMÁ.. ‘ El pueblo’, como le llaman los pobladores al distrito de La Chorrera, amaneció triste y vestido de blanco. Un blanco que se llevaba en la vestimenta de los hombres y de las mujeres, en los carteles que portaban los estudiantes y los adultos, en el pensamiento, como el de Fautina Sánchez, que intentaba encontrar la razón por la que se asesinó a estos cinco panameños de origen asiático.

Es mañana de miércoles. En la iglesia San Francisco de Paula las personas llegan como si fuese a la fiesta patronal. En las pancartas, recién terminadas a mano, se leía: ‘sin violencia’, ‘sin peligro’, ‘sin temor’, ‘sin secuestros’. Una señora pregunta hasta cuándo la justicia estará ciega. Otra le contesta que no solamente es sorda, sino que tampoco tiene patas. Y se cuelan entre la multitud que ya llena la iglesia.

Para las nueve, la iglesia, las calles laterales, el parquecito del frente, todo estaba lleno de personas. Dominan esta muchedumbre los adolescentes. Y en toda la manzana solo hay farmacias despachando refrescos. Los demás comercios amanecieron cerrados.

‘Antes esto era un pueblo tranquilo, ahora viene gente mala de otro lado a matarnos’, se queja una mujer de unos sesenta años que vive en Barrio Balboa. Se suelta en llanto. Lleva un suéter blanco encima de la blusa marrón.

El sacerdote Francisco Verar, de la parroquia de La Chorrera, antes de comenzar la segunda misa saluda al vicepresidente Juan Carlos Varela, que ingresaba al templo acompañado de guardaespaldas que llevaban gafas oscuras para el sol y camisas de colores.

Los retratos de los jóvenes asesinados reposan en una mesa, custodiados por las miradas de los familiares que ocupaban las primeras sillas y continuaban llorando la tragedia. ‘Es una historia dolorosa para nuestro distrito’, decía el sacerdote.

A las diez y media, ya culminada la ceremonia, Verar cedió el micrófono al vicepresidente. El político habla alto, como un político, dijo que hablaba en nombre de los más de tres millones de panameños que aún se preguntan cómo fue que sucedió.

‘A los estamentos de seguridad se les reconoce el esfuerzo, pero hay que redoblar el trabajo para devolver la paz a los barrios, este tipo de golpes nos lleva a reflexionar’, señalaba el ex canciller que fue aplaudido cuando finalizó su discurso.

También la Asociación China dio sus palabras. ‘Saldremos todos en una marcha silenciosa por la paz, iremos en un silencio tan fuerte que se escuche en todo el país y que entre a la conciencia de toda la nación, para decirle un alto a la violencia; un silencio que lo escuchen las autoridades y que les lleve el mensaje: un alto a la violencia.

Milton Henríquez, presente en el acto, puntualizó que él no cree que el crimen de estos cinco jóvenes sea un hecho aislado, ‘hay mucha violencia de la cual no conocemos y que tenemos que exigir más transparencia en las estadísticas porque la información que yo manejo es que las pistas para dar con el asesino las recogieron los propios familiares de las víctimas y no la Fuerza Pública’.

El subcomisionado Carlos Rumbo, jefe de la zona policial, desmintió que unidades de la policía estén implicadas en el secuestro y asesinato de los jóvenes, ‘hasta el momento hay seis personas detenidas’.

Por su parte, Teresita de Arias manifestó indignación por esta tragedia. También lamentó la muerte de las 40 mujeres panameñas en lo que va del año. ‘No es aceptable decir que estas muertes son un hecho aislado porque hay un ambiente de violencia’.

Y comenzó la caminata, 35 minutos a paso rápido, ante la mirada de los chorreranos que salían a los patios. Tal vez, también se preguntaban cuándo La Chorrera se volvió tan violenta y cruel.

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