Peligrosas cabezas de agua

El caso más reciente es de un niño. Si, de un niño de 12 años de nombre Humberto Tuñon. Estaba desaparecido desde el pasado jueves. Su historia suena como otras. Cruzaba un río con un amigo y su hermano en Chilibre cuando una cabeza de agua se lo llevó. Caía un fuerte aguacero y no fue ubicado hasta este domingo a 12 kilómetros del lugar donde fue visto por última ocasión. Era el menor de cuatro hermanos, estudiaba el séptimo grado del Instituto Profesional y Técnico de Chilibre. Ayer, cuando apareció, estaba forrado en una bolsa negra que cargaban funcionarios del Sistema Nacional de Protección Civil (SINAPROC). Era su final.

Ver | La corriente lo arrastró.

Isaaí Nodier Martínez Madrigal también era un niño. Tenía siete años y su caso se remonta a inicios de agosto. Salía del segundo grado de la escuela de Solano, cuando pasaba por la quebrada y fue embestido por una cabeza de agua. El suceso ocurrió en el distrito de Bugaba en la provincia de Chiriquí.

Algunos vecinos lograron recuperar una bolsa del menor, otros aseguran que vieron un "bulto" siendo arrastrado aguas abajo hacia el alcantarillado. Isaaí fue ubicado el día siguiente y enterrado por sus familiares dos días despúes. Cómo en casos anteriores al Sistema Nacional de Protección Civil (SINAPROC) no le quedo otra que advertir que las lluvias y los ríos en esta época del año son peligrosas.

Ver | Despiden a niño que se ahogo.

En julio, otra cabeza de agua acabó con tres mujeres. Las jóvenes se bañaban en el río Cabobré en Pacora cuando ocurrió la embestida. Ninguna superaba los 40 años. Dos eran dominicanas y la otra panameña. Más de una docena de rescatistas se movilizaron al lugar para dar con las mujeres, pero fueron ubicadas días después sin vida. Como en los casos anteriores caía una fuerte lluvia en el lugar.

Ver | Desaperecen tres mujeres en el rió Cabobré.

Las autoridades han emitido alertas durante esta epóca del año para que los bañistas que van a ríos tomen precauciones porque la época se torna peligrosa con el aumento de las lluvias. Estos sucesos han marcado la vida de muchas familias de Panamá en los últimos años y lo siguen haciendo y casi todos, para no decir todos, pasan el mismo calvario: desaparecen, son arrastrados, los equipos de búsqueda no dan con ellos en las primeras horas, y luego, cuando finalmente son ubicados, ya no están con vida.