Chinos panameños: los otros compatriotas

Actualizado
  • 30/03/2014 01:00
Creado
  • 30/03/2014 01:00
Aunque están en el país desde antes de que fuera una República, consideran que todavía no son vistos como iguales por muchos. 

Aún existe la discriminación contra nosotros– asegura Juan Tam, historiador sinopanameño–. De manera solapada, pero sigue ahí.

Tam, autor del libro ‘Huellas chinas en Panamá, 150 años de presencia’, comenta que, a pesar del alto grado de ‘chinización’ (término inventado por él para referirse a la asimilación de costumbres chinas por parte de la sociedad panameña), los ‘latinos’ ( forma en que llaman a todos los nacionales que no son chinos) siguen sin considerarlos como iguales.

Un ejemplo de esa diferencia entre chinos y panameños, menciona, es el caso de los cinco jóvenes que hace unos años fueron asesinados en La Chorrera:

–Los cinco jóvenes que mataron eran panameños, nacidos en Panamá– aclara Tam– las noticias decían que eran chinos y así hubiesen seguido clasificándolos de no ser porque la gente, los amigos, se quejaron. ‘¿Qué le pasa a los medios?, ellos nacieron aquí en Panamá, ellos crecieron conmigo’– rememora el escritor que decían los amigos cuando protestaban–. Por eso los medios pasaron a llamarlos chinos panameños, asiáticos. Finalmente, la noticia evolucionó hasta que se les catalogó como ‘panameños de ascendencia china’.

‘Eso, de todas formas, es discriminatorio, porque que estás sectorizando a un grupo y lo echas a un lado. Es como si los chinos no valieramos un carajo’, opina Juan Tam, quien ante este último comentario, cuenta que hace unas semanas un político en un evento le dijo que ‘la comunidad china no cuenta’. Ante el comentario, antes de que el propio Tam respondiera, un copartidario le dijo al político: ‘pero suman votos’.

Antonio Chong, el actual presidente de la Cámara China Panameña de Comercio e Industria (CCPCI), tiene una visión distinta y mucho más mesurada a la de Juan Tam. Cuando se le pregunta si considera que la comunidad china se ha integrado al país, Chong comenta: ‘¡Cómo no! La comunidad china se siente muy bien con la sociedad panameña’. El presidente de la Cámara resalta que Panamá es un país ‘muy abierto y democrático’, un factor que ha incidido mucho en el beneplácito de la comunidad.

EL PASADO

—La discriminación contra nosotros comenzó oficialmente en Panamá en 1890– explica el historiador Tam–. Ese año se intentó fundar la ‘Sociedad Anti China’.

En su libro sobre la historia de la comunidad sinopanameña, explica Tam que por la crisis ocasionada tras el fracaso del Canal Francés, se dio ‘un rechazo a las migraciones extranjeras entre la población pudiente... La continua llegada de inmigrantes chinos, ya sean de paso o para quedarse, y la dificultad de esconder sus rasgos orientales de su fisonomía, motivó que se creara un movimiento discriminatorio’.

En su libro Tam recopila que, por ejemplo, en 1906 se prohibió la migración de chinos y judíos a Panamá por motivos de salubridad y económicos. Siete años después, en 1913, Belisario Porras dio visto bueno a una ley que limitaba la movilidad de los extranjeros en el país. Incluso, se llegó a un punto que, a todos los chinos llegados después de 1903, se les dio 20 meses para liquidar sus negocios y salir del país.

En 1923, indica Tam, ‘ el gobierno panameño ante la presión emite la Ley 1 de 6 de enero, regulando la migración china al territorio nacional con una serie de impuestos y cancelando los certificados de nacimientos expedidos a favor de chinos, considerados por las autoridades como fraudulentas’. Tres años después, en 1926, se registra una ley similar.

En la década de 1940 se dieron toda una serie de hechos en contra de los extranjeros que afectó también a la comunidad china en Panamá. El punto más álgido de estas leyes ‘antichinas’, como las califica el escritor, fue cuando, en 1942, se expropia la mitad del cementerio que pertenecía a la comunidad china.

‘Entre 1904 a 1941 se promulgaron, entre Decretos Ejecutivos y Leyes de la República, cerca de sesenta reglamentaciones prohibiendo o restringiendo específicamente la migración china’, resume Juan Tam en uno de los capítulos de su libro.

EL PRESENTE

Aunque no habla de discriminación, Chong sí acepta que hay cosas que los hacen ‘sentir incómodos’. Por ejemplo, se refiere al hecho de que la nacionalidad china es catalogada una ‘nacionalidad restringida’. También menciona el Crisol de Razas.

–Todos somos humanos y todos tenemos necesidades– comenta el presidente de la CCPCI–. El Crisol de Razas no es un tema que nos beneficie.

–Lo que sucede– explica Tam– es que los trámites migratorios nos salen mucho más caros en comparación con emigrantes de otros países. Si la ley es de una forma para algunas nacionalidades, lo debe ser igual para todas las demás– opina Tam.

El tema migratorio siempre ha sido una constante cuando se habla de los chinos en Panamá. Comenta Tam que, desde antes de que existiera el Crisol de Razas, esto se ha prestado para ‘más corrupción y cobrarnos coimas’. Indica el historiador que los últimos censos para averiguar cuántos chinos ilegales hay en el país ‘no han sido más que una excusa para sacarnos plata’.

Ni para Tam ni para Chong esto es justo, pues, comentan: ‘El paisano es trabajador’, indica el comerciante.

El historiador y escritor, ya sin tapujos añade: ‘El chino no es un problema social que hay que cargar; es más, nosotros no queremos que la ayuda social nos toque, porque lo consideramos ofensivo. Lo que queremos es trabajar y demostrar que podemos’.

APARIENCIA QUE ENGAÑA

–El paisano va a una venta de autos y le pregunta al vendedor: ‘¿Cuánto cuesta ese carro?’. El vendedor, al ver nuestro aspecto, nos hace menos. Sin embargo, el chino saca un fajo de billetes, ya sea del bolsillo o de la media, y las cosas cambian.

Esta reflexión de Tam nace a razón de que, según el escritor, muchas veces la gente ningunea a los otros por su apariencia y eso es parte de esa ‘discriminación solapada’ de la que habla.

–Hace poco me comentaba una persona que en esas revistas donde reseñan eventos sociales, nunca aparecen chinos– comenta Juan Tam–. Yo no me había dado cuenta, pero comencé a observar y era cierto. Aunque hubiese habido chinos en un evento, en esas revistas y programas no los sacan, añade. Muchas veces me han sacado de fiestas de ‘latinos’ y la gente me ha preguntado: ‘¿Qué haces tú aquí?’, en referencia a que un chino estuviera en un evento social de latinos. Cuando se enteran que voy invitado por el dueño de la fiesta no lo pueden creer– recuerda con recelo el escritor.

UN GRUPO PODEROSO

Esta aparencia humilde a la que se refiere Tam no demuestra el poder económico de la comunidad sinopanameña y de la cual el escritor se refiere.

En su libro sobre la historia de la comunidad en Panamá, narra que ‘el lunes, 17 de noviembre (de 1912), las tiendas de propiedad de los chinos en las ciudades de Panamá y Colón amanecieron cerradas por inventario, un paro que duraría cinco días, causando inconvenientes entre la población humilde, que compraba en cantidades pequeñas, en unidades monetarias de dos y medio centavos plata, o a crédito. Los comerciantes, que no eran chinos, aprovecharon para especular y elevar los precios de las provisiones. De repente, escaseaban el arroz, el azúcar y la leche condensada’.

Durante la conversación sobre los cinco jóvenes asesinados en La Chorrera, Juan Tam narra: ‘Al saberse de las muertes, entre los paisanos comenzamos a llamarnos y nos decíamos: ‘Hoy no vamos a trabajar, te pedimos que cierres tu tienda o que participes en la marcha’. Al final casi un 75% de los negocios de chinos cerraron ese día. Muchos negocios, aunque no cerraron, ese día se rehusaron a comprar mercancía. Los vendedores de alimentos llegaban a las tiendas y, aunque el paisano estuviera vendiendo, este no le compraba nada. Al final tras hacer su recorrido, lo único que escuchaba era ‘hoy no compro’. Al volver a su fábrica o empresa, retornaba con todo el camión lleno de mercancía. ¿Que hacía con toda esa leche, quesos o carne que no logró colocar? Todo eso era pérdidas y ese golpe se sintió en la economía’.

–La gente no sabe que el 45% de los puntos de venta (cajas registradoras) del país son propiedad de algún chino– comenta el historiador–. Eso representa un gran control del movimiento económico, pues los paisanos no acostumbramos tener grandes comercios. Significa que casi la mitad de los puntos de venta panameños están dispersos en miles de pequeñas tiendas,

(DES) IGUALDAD RACIAL

–Este es un país democrático, todo mundo tiene derecho a saber, por nosotros no hay ningún problema– comenta Antonio Chong sobre el hecho de que en el censo no se le pregunta a las personas si tienen ascendencia china, así como se hace en el caso de los afrodescendientes.

Comenta Juan Tam que en dos ocasiones él se ha acercado a las autoridades para presentar diversos proyectos a favor de los chinos.

La primera se dirigió a la Asamblea Nacional y propuso que el 30 de marzo, al ser el día que se registró oficialmente la llegada de los chinos al istmo, fuera declarado como el ‘Día de la Etnia China’; sin embargo, comenta el historiador, la propuesta no fue contemplada.

La otra ocasión que se acercó al gobierno fue cuando propuso la creación de una Secretaría de la Etnia China. Según Tam, como respuesta recibió una carta en la que se le indicaba que esa solicitud era ‘inviable’, porque fomentaba la segregación. ‘¿Y la Secretaría de la Etnia Negra, y la que proponen para los grupos indígenas? ¿Por qué esas si son ‘viables’?’, reclama el autor de ‘Huellas chinas en Panamá, 150 años de presencia’.

El escritor comenta que así como propuso la creación del ‘Día de la Etnia China en Panamá’, también ha viajado a varios países de Centroamérica como Honduras, Costa Rica y Nicaragua para hacer esta misma proposición: ‘Lo que les he comentado a mis paisanos de esos países’, explica Tam, ‘es que la importancia de este tipo de celebraciones radica en que nos hacemos visibles y se valora la importancia que tenemos dentro de las sociedades’.

LOS MOTIVOS, EL FUTURO

En uno de los pasajes de su libro Tam comenta que a la clase alta panameña, a principios del siglo XX, durante la crisis del Canal Francés, le molestaba el éxito económico chino y por eso hubo tantas represiones en contra de ellos.

–¿La discriminación a los chinos es un problema de ignorancia o de envidia?–

– No sé, eso hay que preguntárselo a la aristocracia– dice el historiador–. A las 108 familias que controlan el país, que no son más que ramificaciones de las 32 originales que había cuando llegamos.

Esa es la mirada de Tam. Antonio Chong, cuando se le menciona el mismo tema comenta que, desde su perspectiva, ‘el futuro entre la comunidad china y la sociedad panameña va a ser cada día mejor’.

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