Los retos de la educación panameña

Actualizado
  • 30/07/2016 02:00
Creado
  • 30/07/2016 02:00
‘Sólo por la educación seremos libres'

El tema educativo es sumamente complejo como para agotarlo en un artículo de opinión, no obstante esbozaré, a continuación, algunos conceptos fundamentales en torno a su problemática.

Un dato primario de todo análisis sobre nuestra existencia, estriba en el estudio de la Educación, esa Ciencia que nos conduce a modelar al ser humano. La educación es Ciencia pura, mientras la Pedagogía es una teoría-práctica que interpreta la ciencia de la Educación y es allí, donde muchos se confunden y el educador, no preparado en estas materias, es imposible que eduque correctamente al niño, al adolescente o al estudiante universitario. Además el hombre, ser de espíritu y materia, debe ser estudiado como un ente complejo en el mundo de los valores y la filosofía.

El arte de enseñar es de pocos. Según el gran filósofo y médico español Gregorio Marañón, tres profesiones exigen vocación: la de sacerdote, la de médico y la de maestro, por ello es muy difícil preparar, a las nuevas generaciones, si los educadores no tienen vocación y menos si no están preparados académicamente.

‘Ser cultos para ser libres' decía por su parte el sabio Martí, pero al parecer en nuestro país, en materia educativa, estamos tan atrasados que no entendemos esta enseñanza. Es que los gobiernos que hemos tenido, sobretodo desde finales de la década del sesenta del siglo pasado, se han propuesto hacer exactamente lo contrario, llevar nuestra Nación a un escenario donde los ciudadanos sean cada vez menos cultos y menos libres, porque ambas situaciones conducen a la ignorancia y al dominio de los pueblos.

En los gobiernos no tenemos estadistas que piensen seriamente en Políticas de Estado, ni en Políticas Educativas de Estado, que enseñen con esmero a la población. Y no los tenemos porque, la participación política la han convertido en una actividad carente de valores, de prácticas corruptas y en conductas del juega vivo. Los Presidentes, Ministros y Diputados, no caminan en forma paralela con los educadores y siguen indignamente lineamientos individualistas, maliciosos y desintegradores, dictados en muchas ocasiones, por Organismos Internacionales, con mensajes subliminales de políticas antidemocráticas y de compras de conciencia, por los préstamos estatales que conducen los pueblos a la miseria, al robo de los recursos naturales y al oscurantismo

Si se trata de una educación integral brindada a la población, los gobernantes no entienden sus normas y por ese desconocimiento aplican corrientes educativas con planes y programas que conllevan materias de un bajo pensum académico o dirigidas a satisfacer carreras cortas, carreras técnicas, destinadas a cubrir ciertos puestos de trabajo, pero sin brindar previamente, al ciudadano, una educación humanística integral, que forme a hombres cultos, democráticos y actualizados científica y técnicamente, que respeten nuestra identidad nacional, con una educación que los transforme en personas con un buen nivel cultural para enfrentarse a la vida y con una visión más completa de los conocimientos, no con esa concepción limitada y sesgada, donde la incapacidad lleve al ser, al dominio y al ultraje. Sepan que con una mala educación se conseguirá sólo la opresión y hasta el exterminio de lo nacional.

Hoy en Panamá no existe un Estado Docente, que es lo ideal, sino un Estado que se adocena a los lineamientos transnacionales, representando a las fuerzas centrífugas que desintegran a los pueblos y que acentúan el dominio de los movimientos individuales y no a las fuerzas centrípetas, que nos unen.

El hombre culto no es quien sabe mucho, es ‘quien posee una estructura personal, un conjunto de móviles esquemas ideales que apoyados unos en otros constituyen la unidad de un estilo y sirven para la intuición, el pensamiento, la concepción, la valorización y el tratamiento del mundo y de cualesquiera cosas contingentes en los pueblos' ( Max Scheler, El Saber y la Cultura),

Los poderes mundiales también han adoptado políticas tendientes a bajar, en cadena, el nivel académico de los profesores y maestros. En lo relativo a la actualización de los conocimientos del educador, se ha fallado en la enseñanza filosófica, de los fines y valores de la educación contemplados aún en las Constituciones y en los planes y métodos, pero no en la práctica. La enseñanza debe ser dinámica y de grupos, donde no se domine al estudiante, sino que se le cultive su inteligencia y sus capacidades.

El derecho a una buena educación es como un bien universal que tenemos todos los ciudadanos, por ello, consideramos que la pésima educación pública que se imparte en nuestro país es un atentado contra los derechos del panameño. Hoy la educación estatal, que debe ser guía, se ha descuidado y la han conducido a la desorientación, con los deseos de dominar al individuo y no humanizarlo. Además algunas veces se le ha trasladado a la educación privada un rol que le corresponde al Estado. Claro está que la educación privada debe coadyuvar, pero con la ‘pobreza' académica de la educación pública, la educación privada ha aprovechado y encarecido sus costos, por efectos del principio de oferta y demanda.

Así es la política del dominio que llega hoy hasta la familia, con proyectos de leyes absurdas, nefastas e irrespetuosas, donde no se toman en cuenta la ética y la moral, con sus valores y principios, que deberían constituir la columna vertebral sobre la que se sostiene la sociedad.

La comunidad panameña y la educación están frente a una crisis que se refleja en la familia y en los centros educativos. Si la educación es una función social en su amplio sentido, ella debe constituir la vida de una colectividad y existir con la misma realidad clara y con el mismo carácter específico que se reconocen las funciones políticas, económicas, religiosas y jurídicas.

Después de estas ideas de lo que debe ser un Estado Docente y su papel por cumplir, podemos entender cómo se debe hacer para que no existan estudiantes primarios, secundarios, ni universitarios sin una preparación profunda.

Las deficiencias de la educación en Panamá en todos los niveles, son conocidas. A nivel primario, hay que enmendar los errores, especialmente en los centros donde se prepara al magisterio, como la Normal J. D. Arosemena. En La Facultad de Educación de la Universidad de Panamá, se debe cumplir con el deber de educar científicamente y pedagógicamente al educador de Secundaria. Lo que se desea es que la preparación del educador no esté en manos de universidades de garaje, ni de universidades estatales o privadas no calificadas para esta función.

Por otra parte, no es cualquier persona que puede ser Ministro de Educación y no es cualquier humano el que puede ser educador para forjar la personalidad y el carácter de un individuo. El educador, hombre culto, debe tratarse con respeto y el Estado está en la obligación de proporcionarle la correcta remuneración y una acertada preparación académica. No dándole cargas de horarios, pero sí exigiéndole una eficiente labor y una personalidad hasta en el modo de vestir. Además, todo educador necesita de sus supervisores para que lo oriente debidamente. Si hay escuelas equipadas, buenos directores y buenos supervisores, la educación primaria y secundaria lograrían sus fines, valores, planes, métodos y programas. Consideramos que el Estado, su Ministerio de Educación y la Universidad de Panamá, son los responsables de la Educación Nacional.

Los que hemos estudiado Educación y Pedagogía, somos conocedores de todo lo que se ha explicado en párrafos anteriores y probablemente estemos mayoritariamente de acuerdo. Estas y otras teorías y correctivos pueden orientarnos para que la Educación avance por mejores derroteros en nuestro país. El asunto no es crear nuevas leyes, porque éstas no tendrían ninguna incidencia en el resultado hacia lo positivo si no tenemos una política de Estado en Educación. Lo que se necesita es sacar de la politiquería, del clientelismo, a las instituciones y en el caso de la Educación, esto se hace imprescindible para enfrentar el nocivo flagelo de la corrupción. Panamá tiene las herramientas para lograrlo. Lo que falta es voluntad y moral. Aquí juega un papel primordial la Universidad de Panamá, que como Primera Casa de Estudios, hoy debe orientar a los gobernantes y a la ciudadanía, para llevar al país por los senderos de una Educación humanística que conduzca al hombre a ser libre y culto.

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‘La a comunidad panameña y la educación están frente a una crisis',

SYDIA C. DE ZÚÑIGA

EXCATEDRÁTICA Y POETISA

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