Radiografía de una mujer maltratada

Actualizado
  • 01/12/2017 01:05
Creado
  • 01/12/2017 01:05
América Latina y el Caribe sigue siendo la región más violenta del mundo para las mujeres, pese a los esfuerzos de los gobiernos de la zona. La migración es uno de los efectos poco visibilizados de este problema global

Trece años atrás, *María Camila Sánchez no pensaba que sería parte del 29.8% de las mujeres de América Latina que han sido víctima de la violencia doméstica a manos de su pareja.

Nunca imaginó que entraría en un círculo en el que la única tangente sería la huida, alejarse de todo, incluso de su propia familia, su vida y su país.

En agosto de 2004, en Medellín, Colombia, María Camila, entonces una joven de 23 años, salía de su trabajo como asistente de un grupo musical para encontrarse con su novio, *Juan, de su misma edad. El plan era ir a ‘rumbear' junto con un grupo de amigos, pero María Camila se atrasó por requerimientos laborales.

SIGNOS DE ABUSO

Cómo saber si sufres maltrato por tu pareja

Te prohíbe trabajar o que administres tu propio dinero.

Te obliga a tener relaciones sexuales.

Te revisa tu celular y/o correo electrónico, y te reclama por la llamadas o mensajes que recibes.

Te empuja, araña, muerde y/o tira del cabello; te golpea o te ha herido.

Llegó a la discoteca tres horas después de lo pactado. Agotada, decidió que no se quedaría y prefirió irse sola al apartamento de su novio para esperarlo allí.

Ella ya estaba acostada cuando Juan llegó a la casa y entró al cuarto haciendo reclamos.

- Dígame la verdad, ¿usted dónde estaba? ¿Sí estaba trabajando? ¡A mí me parece raro que usted llegue tan tarde!

-No, Juan, es que cuando venía con los cantantes en el camino, nos llamaron y ellos decidieron devolverse para otro pueblo cercano; me preguntaron que si me molestaba bajarme allí y yo les dije que no, entonces me dieron para irme a la casa, respondió desde la cama la joven, volteándose para seguir durmiendo.

- ¡Cómo no! Dígame ¿cuál es su ‘película'? ¿Acaso usted me vio cara de pendejo a mí?

El hombre se abalanzó súbitamente sobre la mujer y le dio un golpe con el puño cerrado sobre la espalda.

Ella no podía creer lo que estaba pasando, pero prefirió no responder ya que ‘iba a ser peor'.

Juan tenía ‘cara de rabia', rodeó con sus manos el cuello de María Camila para levantar su magro cuerpo y llevarlo contra la pared. Finalmente, abrió la palma de su mano y de un golpe, le dejó los dedos marcados en su delicado rostro.

Cuando Juan liberó a María Camila, ella no paraba de llorar, recuerda que estaba muy asustada. ‘Le pregunté por qué lo había hecho, él respondió que los amigos le dijeron que no se dejara ‘mangonear' por mí, que no fuera bobo. Le dije que ni mi papá me había pegado nunca para que llegara un aparecido a tratarla mal a una'.

Juan se disculpó, le dijo que no lo quería hacer y, que no volvería a pasar, cuenta María Camila. ‘Yo le creí, estaba enamorada; él decía que se le fue la onda, que eso fue por los amigos, y lo perdoné'.

Esa escena, la primera de muchas, fue la ‘menos violenta', pero la que María Camila más recuerda, la que la marcó. Fue la génesis de su historia como una mujer maltratada más .

EMIGRAR POR MIEDO

¿Cómo hizo esta ‘paisa' para salir del círculo de maltrato físico y psicológico que le propiciaba el hombre que supuestamente la amaba? Para no terminar dentro del 38% de los feminicidios en el mundo a causa de la violencia conyugal, ¿qué política pública la asistió?

La única salida de María Camila fue la huida, abandonar su natal Colombia y emigrar hacia Panamá.

Ahora, desde la sala de la casa donde labora como niñera hace noventa días, la mujer de larga cabellera negra cuenta su historia a La Estrella de Panamá con las heridas aún frescas, a solo siete meses de su último episodio de violencia doméstica. Atrás debió dejar a sus dos hijos, de 19 y 12 años, uno de ellos ya casado y el otro bajo el cuidado de su padre, Juan, pues ‘a él nunca le ha alzado un dedo'.

LAS ESTADÍSTICAS

Durante la presentación del último informe de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y ONU Mujeres, sobre violencia contra las mujeres, en el parlamento regional (Parlatino), Rolando González Ulloa, secretario general del organismo, señaló que los estudios son insuficientes si no hay cambios reales, como mejorar el tema de la migración a causa del maltrato y la violencia política.

Según él, estos conflictos son los más difíciles de erradicar, por ser silenciosos.

‘Hasta hace muy poco tiempo en América Latina, la migración era un problema de México y Estados Unidos. Hoy ocupa medio Suramérica y el Caribe. Vamos a hacer un proyecto de ley para enfrentar la agresión contra la gente que migra, que se mueve involuntariamente, donde la inmensa mayoría de las víctimas son mujeres, empobrecidas, excluidas, perseguidas, maltratadas y agredidas de las maneras más vergonzosas que puedan haber', señalaba.

Según el informe del PNUD y ONU Mujeres ‘Del compromiso a la acción: políticas para erradicar la violencia contra las mujeres en América Latina y el Caribe', el número de países con políticas nacionales de protección para las mujeres ha aumentado de 24 en 2013 (74%) a 31 en 2016 (94%); sin embargo, la región sigue siendo la más violenta del mundo para las mujeres (OMS 2013).

Para María Camila, volver a su patria no es una opción por ahora, porque todavía no ha superado lo vivido. ‘A veces siento que me duele volver y revivir todo, me da rabia saber que las personas que están ahí nunca hicieron nada. Además, él todavía está allá y siento que puedo volver a caer; no sé qué poder diabólico tiene ese hombre sobre mí', confiesa mirando hacia el suelo e intentando buscar una sonrisa escondida, mientras juega con las yemas de sus dedos.

LO QUE MÁS DUELE, SON LAS PALABRAS

María Camila no sabe cuántas veces fue víctima de su pareja. ‘Me golpeó muchas veces. Porque sí, porque no, porque soñaba algo. Me pegaba en la cara, en todos lados, donde cayera el golpe, hasta que se le quitara la rabia o hasta que sentía que ya era suficiente... Hubo un año en que todos los meses me pegaba, al menos una vez', resalta.

Ella intentó separarse de él luego del segundo episodio violento, que ocurrió cuando ya vivían juntos, pero él recibió una paliza de la cual quedó gravemente herido, y a ella le dio lástima.

Siempre hubo una excusa para perdonarlo, incluso después de las cuatro ocasiones en las que él le pegó estando embarazada, pues ella creía que con la criatura cambiaría.

O luego de las tres palizas por las que fue a parar a un hospital por las graves heridas, porque ‘temía ser una madre soltera otra vez ‘(tuvo a su primer hijo a los 16 años, con otro hombre), y tener que esperar el apoyo de otros para cuidar a dos hijos mientras ella trabajaba.

No solo eran golpes, también hubo maltrato psicológico. ‘Me decía que yo era muy fea, que no le gustaba la forma como me vestía, que parecía de barrio. Me bajó la autoestima; siento que no lo he podido superar', reconoce dolida mientras deja escapar una lágrima.

Cumplidos ya los 36 años, reconoce que lo que más le dolían eran las ofensas y prefería un golpe a escuchar cosas feas. ‘Un golpe es un morado, se va, dura dos o tres días y ya, pero las palabras siempre se quedan ahí'.

Durante los trece años juntos, seis transcurrieron sin violencia física, pues Juan comenzó a asistir a una iglesia y dejó de consumir marihuana. Hasta que en abril de 2017 ocurrió el capítulo final: su esposo le reclamó por llegar tarde y no dejarle la comida lista.

‘Le dije que cuál era la pendejada, cuando de repente sentí que me cayó encima a pegarme, entonces ahí me dije que tenía que enfrentarlo, porque si no empezaría a hacerlo otra vez'. María Camila decidió huir a Panamá, donde tenía una hermana trabajando.

Hoy, lejos de la violencia, la mujer siente que su vida es un ‘desorden' y no sabe por dónde empezar para salir adelante. Cree que su testimonio le puede servir a otras mujeres que están pasando una situación similar ‘para que hagan algo y salgan de ese cuadro que no se acaba y no es normal'.

Sabe que la violencia contra la mujer es injustificable y que desde el principio no se puede permitir que ocurra.

‘A una mujer que esté en esa situación, le digo que deje de ser boba, que uno sí es capaz de salir sola adelante con los hijos. Debe cerrar los ojos y decir ‘me voy', pero nunca enfrentarse a él porque puede terminar muerta', señala. Ella se salvó.

*Los nombres de los personajes fueron cambiados para proteger su identidad.

PANAMÁ SE COMPROMETE CON LA ERRADICACIÓN DE LA VIOLENCIA

En Panamá, una de cada seis mujeres ha sufrido violencia, según datos de la Cancillería.

No obstante, el país ha tenido grandes avances en materia de planes nacionales y políticas públicas para enfrentar el problema social.

El Estado de Panamá sancionó el 24 de octubre de 2013 la Ley 82, que adopta medidas de prevención contra la violencia hacia las mujeres y reforma el Código Penal para tipificar el femicidio y sancionar los hechos de violencia contra la mujer.

Esta norma, en consonancia con lo dispuesto por la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (Convención de Belém do Pará), representa un avance respecto de la Ley 38 sobre Violencia Doméstica y Maltrato al Niño, Niña y Adolescente (2001).

Esto forma parte de los compromisos asumidos por el Estado panameño en el marco del acuerdo interinstitucional ‘Para establecer acuerdos y aplicar medidas inmediatas de prevención de los femicidios' celebrado el 29 de julio de 2015.

Además, sitúa al país como uno de los quince de la región que aprobaron leyes o reformas a los códigos penales para tipificar el homicidio femenino.

Brasil, Chile, Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú, Costa Rica, El salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, República Dominicana y Venezuela son las otras naciones que cuentan con una ley específica.

Panamá fue la sede de la VII Conferencia de Estados Parte de la Convención Interamericana de Belem do Pará, encabezada por la vicepresidenta y canciller, Isabel de Saint Malo de Alvarado, que se realizó desde el 29 de noviembre.

MEDIDAS DE PROTECCIÓN EN CASO DE VIVIR BAJO MALTRATO

La Ley 63 de 28 de agosto de 2008, que adopta el Código Procesal Penal, reconoce veinte medidas de protección para la mujer víctima de la violencia.

Algunas de ellas son: ordenar a la persona agresora que desaloje la casa que comparten, y prohibirle acercarse al domicilio, lugar de trabajo, estudio u otro que frecuente la víctima.

También autorizar a la agredida a residir en un domicilio diferente y levantar un inventario de bienes.

Reintegrar a la víctima al domicilio común, si ha tenido que salir de él, y ordenar la aprehensión del maltratador, por 48 horas.

Suspender a la persona agresora el permiso de portar armas y la reglamentación de visitas, así como fijar una pensión alimenticia a favor de la agredida.

La Ley 82 señala que ‘quien incumpla las medidas de protección dictadas a favor de una mujer dentro de un proceso penal será sancionado con pena de prisión de seis meses a un año'.

Si una mujer sufre cualquier tipo de violencia (psicológica, sexual, física, patrimonial), puede acudir por orientación a uno de los 14 Centros Cinamu a nivel nacional del Instituto Nacional de la Mujer (Inamu), o llamar a la línea abierta de atención 500-6172

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