Camilo Egaña: ‘El presidente me cayó bien, pero no quiere decir que sea un buen político'

Actualizado
  • 19/12/2019 14:16
Creado
  • 19/12/2019 14:16
El presentador de ‘CNN en Español' visitó el país y conversó sobre el concepto de la verdad, el machismo en los medios, la tecnología y la esencia del periodismo

Camilo Egaña (Cuba, 1962) es uno de los periodistas más mordaces e incisivos del continente nuestro, ese que ha sido salpicado por las fake news , vanidades e informaciones sin rigor. Es también un hombre escéptico, curtido intelectualmente y un ser capaz de ocasionar ventiscas de un soplo. Le levanta la ceja a la mentira y a la manipulación. Reivindica la verdad y desecha lo relativo.

Es un anfitrión lúcido que nunca se muerde la lengua. Cada noche recibe en su ‘casa' a un invitado influyente con el fin de robarle alguna sentencia, con intención social, que este no haya dicho jamás. Desde artistas, escritores, activistas hasta jefes de Estado han accedido a que el cubano les robe, en una hora, un trazo de su historia. Y es que Camilo no soñaba con ser el conductor estelar del programa de entrevistas de CNN en Español : no quería que el foco ni las luces del plató nublaran su humildad y calidez. Lo primero fue una recompensa. Lo segundo, virtudes que aún conserva.

‘Los periodistas estamos replicando lo que dicen las redes sociales. No debemos hacerlo. Vivimos en un mundo de idiotas'.

Aunque vino al Istmo para entrevistar al mandatario nacional Laurentino Cortizo, recibió a La Estrella de Panamá en su suite 15-25 del Sheraton Panamá. ‘El presidente me cayó bien, pero eso no quiere decir que sea un buen hombre o un buen político. Ya lo veremos después, en el 2024', dice. Quizá por su franqueza resulta apropiado charlar con alguien sin medias tintas, genuino y sin fanatismos.

¿Cómo aprende uno a seducir al entrevistado para que le cuente lo que jamás ha dicho?

( se detiene a pensar ) No puedo teorizar sobre eso. Entrevistar es la cosa más antinatural del mundo. Lo hablaba hace días. ¿Por qué vas a responder a las preguntas que otro te hace? Pero para tratar de conseguir algo distinto, creo que tiene que ver con muchas cosas: el medio que te representa, su prestigio, el carisma que tú tengas. Debes hacer muy bien la tarea. Cuando un entrevistado siente que estás improvisando, lo que siente es que ‘éste me invitó a su casa y no sabe quién soy'. Cuando coordino las entrevistas para el programa, las investigaciones del personaje pueden durar hasta tres meses.

Su programa sustituyó el de Ismael Cala, un espacio también de entrevistas... ¿cómo logró establecer esa marca diferencial?

La diferencia la marcó la dirección de la empresa: quería otro programa totalmente diferente y con otro presentador, por ello se pensó en mí. Llevo mucho tiempo haciendo televisión. Empecé en Cuba. Ni siquiera me puse nervioso en ocupar el espacio de Cala. Él dejó un listón muy alto, es un tipo muy trabajador, pero a mí me encomedaron hacer un programa distinto con mi personalidad. Afortunadamente, ya llevamos tres años en antena. Cala levita, Cala es bondadoso. Yo no. Yo soy sarcástico, jodedor, irónico... Al final, a la gente le molesta o le gusta, pero creo que todo el mundo es así, un poquito como yo.

Cuando dice que a la gente le molesta su manera de ser, ¿se refiere a personalidades como Ricardo Arjona, que abandonó el estudio en plena entrevista?

El problema fue de Arjona, no mío. Yo jamás me levantaría de una entrevista, aunque me estuvieran poniendo a caldo. Porque si yo acepto hablar contigo, se supone que tengo que tener un cuero muy duro. Pero si yo voy por la vida buscando elogios nada más, es muy difícil. Ahora, es verdad que yo tenía que escuchar el disco de Arjona y no lo hice. Esa es una enseñanza. Pero el señor perdió el control y podía haber tenido más temperancia. Ricardo, ojalá te vaya bien, querido... Pero te digo algo, cuando hablamos de cantautores, te hablo de Bob Dylan, Silvio Rodríguez, Joaquín Sabina...

¿Cuál es la verdad para Camilo Egaña?

No creo que la verdad sea relativa. El problema nuestro es que en el mundo ahora todo es relativo. La persona que es mala, es mala. No hay matices. Me apoyo en el bastión de CNN : la verdad son los hechos. A lo mejor yo estoy hablando cáscara aquí. Sí, yo tengo ahora que dar noticia, tengo que separar las opiniones. Las opiniones son libres, pero los hechos son sagrados.

¿Cuál ha sido el hecho más reciente que me pueda contar?

Te puedo contar que conocí al presidente de Panamá y me cayó bien, pero eso no significa que sea un buen hombre. Insisto, me cayó bien, vamos a ver qué pasa en cinco años. No me llevo bien con el poder.

Por la crisis mundial de los medios, los departamentos de publicidad usurpan funciones y son ellos, muchas veces, los que manejan las informaciones. ¿Algunas vez ha traicionado su moral periodística?

¡Jamás! y en CNN es todo lo contrario. Las políticas editoriales del medio en el cual laboro se basan en el rigor con el que tú hagas tu trabajo y el respeto a la persona. En CNN una historia no va al aire si la vida del protagonista o del reportero está en peligro, pero no deja de ir al aire porque a la Casa Blanca le moleste.

A lo que iba es a que hay terceros elementos que nos desconectan de nuestra verdadera esencia periodística.

Así es. Por ejemplo, no creo en la objetividad, yo creo en la honestidad.

En tiempos de mujeres transgresoras... ¿cómo valora el machismo en la industria de la televisión?

La comunicación social sigue siendo sexista. Primero, porque los que dirigen son hombres. En CNN en Españo l, tenemos el milagro de que la presidenta y la primera vicepresidenta sean mujeres. Te digo algo: un señor como yo puede envejecer frente al lente de una cámara y no hay problema, pero una señorita como tú, no… Y eso es injusto.

¿Cómo se lleva con las redes sociales?

A mí me va mal con eso. Soy de la vieja escuela. Uso Twitter. Una opinión en Twitter es una postura que se amplifica enormemente. Hay que tener mucho cuidado con lo que se dice, porque las palabras matan. Los periodistas estamos replicando lo que dicen las redes sociales. No debemos hacerlo. Vivimos en un mundo de idiotas...

Usted nació en La Habana de Fidel. También he leído por ahí que estuvo en una guerra como soldado en Angola...

La guerra de Angola fue un conflicto que se inventó Moscú: Cuba puso los muertos y Moscú puso la plata para penetrar África del Sur. A los 16 años estaba metido en un conflicto donde no entendía nada. Recuerdo que fui en un barco con las obras completas de Rousseau.

¿Siente entonces que fue una experiencia transformadora y determinante para su vida?

Así es. Parece un salto fuerte para un conductor de tv.

¿Y cuándo roza por primera vez la industria televisiva?

Nací en la televisión. Mi madre era bailarina de Tropicana, mi abuelo era mago. Mi familia es como Los Simpson ( carcajadas ). Somos muy pintorescos. Nací prácticamente en los estudios de la televisora cubana CMQ. De pequeño no jugaba a la pelota, jugaba a la tv. Mis tíos eran los grandes artistas de Cuba, por eso cuando la gente me dice: ¿cómo es tu problema con la fama y el reconocimiento? Yo les digo, en mi casa, mientras más grande eras, más rápido eras más humilde.

¿Qué le dice al ego cuando lo toca de vez en cuando?

¿Ego? No tengo. ¿Sabes por qué? Porque he estado en dique seco dos veces. Cuando hablo de dique seco es de comer arroz y huevito frito. Sé lo que es estar sin trabajo. Hoy estás aquí, mañana estás allá, pero mientras estés vivo, tú sigues para adelante. Sé lo que es llegar a un supermercado e ir a pagar el café y que la señora de la tienda te diga: ‘Cami, no pagues hoy que tú estás muy mal. Eso duele ( se le corta la voz y le salta alguna lágrima ).

A todos nos tocan momentos duros...

Sí, como cubano y como inmigrante, siempre hay que llegar a arañar. A todos nos pasa algo. Cuando termino de entrevistar a unos de los hombres más poderosos de América Latina, los veo tan frágiles y me dicen: ¿Lo hice bien? Ahí me doy cuenta de que todos somos iguales.

¿Qué tanto daño han hecho el castrismo y el chavismo a Latinoamérica?

La pregunta sería: ¿cómo vamos a curarnos del chavismo? Salí de la isla cuando tenía 30 años, y llevo 25 en Estados Unidos. La Revolución Cubana perdió todo su glamour y su capacidad de movilización hace muchos años; y vino Chávez. Lo que se ha hecho, como dice Moisés Naim, ha sido ‘perpetuar la necrofilia ideológica y seguir con los eslóganes de la década de los 70 como si el mundo no hubiera girado'.

¿Merece la pena defender una ideología?

No hay ninguna que valga la pena morir. Hace mucho tiempo me quedó claro que no doy mi vida ni por una bandera ni por una patria, ni siquiera por un amor. Mi vida es mi vida y no la doy por nadie.

¿Cuál es la patria de Camilo?

¡Qué palabra tan fea! ¿Sabes por qué? Porque los políticos la han hecho fea. Yo fui a una guerra por mi patria, pasé hambre y pasé miedo. Yo me fui de mi país. Amo profundamente a los Estados Unidos, pero ese no es mi país. Yo no tengo país, soy un desarraigado, pero al final todos somos así, de alguna manera.

Una última pregunta...

¿Mi teléfono? ( más risas )

¿Qué sabes del amor que no sabías de joven?

A esta edad he entendido que el amor y la amistad son la verdadera bandera, sobre todo en este negocio. Tu mujer, tus amigos y la lengua: esa es tu patria. Creo fielmente en la palabra, en nuestra lengua, que esa es la mejor república del hombre: las palabras y nos las están robando.

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