Jorge Ritter: ‘Ya basta de complacer a organismos internacionales'

Actualizado
  • 18/07/2019 02:00
Creado
  • 18/07/2019 02:00
La política exterior de Panamá tiene que estar enfocada, primordialmente, a defender y preservar los intereses panameños, advierte el excanciller, al referirse a las listas negras y grises

La cita con Jorge Eduardo Ritter era a las seis de la tarde, pero como sé que él es muy puntual, llegué media hora antes y qué bueno que fue así, porque, efectivamente, se apareció 10 minutos después que yo.

‘Decía Belisario Betancur que la peor forma de ser impuntual es llegar antes de tiempo', expresa sonriente al tiempo que nos saludamos.

Jorge Eduardo Ritter es un hombre de derecho y de medios. Ha corrido mundo y ha hecho suya la lectura. Es calmado, con mucho sentido común. Le gusta disfrutar de la vida, le encanta encontrarse con gente y conversar de todo. Es feliz ahora que es dueño del reloj y no al revés.

Se considera un hombre realizado, todavía en permanente proceso de aprender, porque hace lo que quiere y le gusta: aprender, enterarse, estar al día en los acontecimientos nacionales e internacionales, leer y releer y disfrutar el tiempo con sus amigos, que, según afirma, ‘cada vez son menos'.

Se siente muy complacido de haber sido el artífice para lograr un consenso nacional en el tema de la ley que hoy rige a la Autoridad del Canal de Panamá, la cual fue aprobada por unanimidad en la Asamblea Nacional. ‘Fue lo más difícil que tuve que afrontar, pero también lo más gratificante', afirma.

Ritter considera que el título constitucional relativo al Canal de Panamá no se debe tocar, pues se puede correr el riesgo de que alguien le meta ‘un camarón'. ‘Sabemos cómo entran las cosas en la Asamblea, pero no sabemos cómo van a salir', advierte.

En una conversación muy amena y que duró varias horas, Ritter también habla de las enseñanzas que nos dejó la pasada campaña electoral, los cambios constitucionales, de los medios en general, de las redes sociales, listas negras y lectura.

También reconoce que apoyó a la candidata Ana Matilde Gómez, a pesar de que perteneció al Partido Revolucionario Democrático, agrupación política a la que renunció hace cinco años. ‘Ingresé al partido por ser torrijista, y por esa misma razón renuncié', destaca el excanciller de la República.

Desde su óptica, ¿qué enseñanza le dejó la pasada campaña política y qué reformas sugiere para la Ley Electoral?

Reformas a la Ley Electoral, muchas. Es inconcebible que la Asamblea, por los tiempos procesales electorales, no estuviera totalmente constituida el 1 de julio. Hay que mejorar la recolección de firmas de los candidatos para la libre postulación. Aunque ya se eliminó el tema de que los candidatos pudieran aspirar a más de un cargo, no se corrigió del todo. Hay que prohibir que uno aspire a más de un cargo, pero también hay que prohibir el nepotismo, pues hay algunos diputados que tienen como suplente a su cónyuge, a su hijo o a su padre, y eso riñe contra los valores democráticos. En la otra parte de la pregunta, puedo decir que la campaña política dejó muchísimas enseñanzas, por ejemplo, contrario a lo que la gente pensaba, de que esta era la campaña de los jóvenes, quizás por el entusiasmo que despertó en la juventud Ricardo Lombana, elegimos al más viejo de todos. Cuando se hablaba mucho de que era la renovación y la oportunidad de la juventud, elegimos al más viejo, que no es un anciano, pero es el mayor de todos los que participaron. Estamos ante realidades que en Panamá no se compadecen con lo que sucede en otros países. A pesar de toda la campaña mediática, a pesar de toda la diatriba que hubo contra los partidos políticos, tres cuartas partes de los panameños votaron por los partidos políticos. La enseñanza que nos deja es que el uso de las redes sociales fue determinante y uno no sabe realmente si las propuestas llegaron adonde tenían que llegar, y si fueron de verdad las que invitaron al voto. El voto independiente se dividió entre Ana Matilde Gómez y Ricardo Lombana, pero aun así, ni unidos hubieran podido ganarle a los partidos políticos. Entonces, una de las enseñanzas es que sí es verdad que en Panamá hay un voto independiente, pero también pareciera que los partidos tienen amarrados a los votantes con suficiente cantidad de fuerza como para no necesitar de los votos independientes. Yo creo que nunca en la historia de Panamá se había producido una campaña de tanta crítica y tanta diatriba contra los partidos políticos y, aun así, hay 66 diputados que pertenecen a los partidos políticos. Nosotros quisimos derivar en la campaña algunas enseñanzas que fueron luego corregidas o defraudadas con el resultado electoral.

¿Usted qué opina de la segunda vuelta?

Yo no creo en la segunda vuelta, porque lo que ocurre ahí es una serie de componendas en que todos los partidos pequeños venden cara su participación. Vamos a suponer que esta vez hubiera existido una segunda vuelta, entre Rómulo Roux y Laurentino Cortizo. ¿Qué hubiera pasado? Comienzan las llamadas alianzas… el Partido Panameñista empieza a decir: ‘Bueno, yo me voy contigo, yo me voy con el otro', igual Lombana, a lo mejor Ana Matilde hubiese dicho que no se iba con ninguno. Lo que sí sé es que se hubieran producido componendas que nada tenían que ver con las propuestas ideológicas. Por ejemplo, solo dos candidatos, que fueron los que llegaron de primero, no abogaban por una constituyente. Si se tenían que aliar, alguno de los que se aliaban con ellos sí estaban abogando por una constituyente. Entonces, estaríamos hablando de componendas electorales que nada tienen que ver con los planteamientos del principio ideológico del candidato que ganaba. Por eso no creo en la segunda vuelta. Para mí el tener más del 50% no determina nada.

¿Usted está o no de acuerdo con una constituyente?

Yo en el fondo creo que una constituyente no es una solución, porque mucho me temería que los constituyentes provendrían de las mismas fuerzas políticas que hoy las componen. Yo prefiero una reforma puntual, que es lo que se está tratando de hacer ahora.

¿Cuáles son los cambios más importantes que se deben dar en la Constitución?

Lo que yo considero más importante es la eliminación del concepto de los circuitos electorales. Debemos ir a elecciones provinciales o nacionales para elegir a los diputados. Una vez Rubén Blades me dijo que él creía que si se presentaba como candidato a representante de un corregimiento determinado, no podía ganar, y que si fuera candidato a diputado en un circuito pequeño, tampoco podía ganar, pero que si se presentaba en un circuito provincial o nacional, sí podía lograrlo, y eso siempre me dejó pensando que a lo mejor la solución es ampliar los circuitos para que podamos elegir mejor. Entre más amplio es el circuito, menos se presta para el clientelismo y más se requiere de personas aptas.

En el tema de la elección de los magistrados, ¿qué sugiere usted para el cambio constitucional?

Yo no sugiero nada, porque creo que el sistema que tenemos es el mejor. Yo no encuentro uno que lo supere. El mismo sistema que nos dejó magistrados como Harley Mitchell, es el mismo que nos dejó magistrados como Alejandro Moncada, en lo bueno y en lo malo. Entonces el problema no está en el sistema, sino en quién los elige y por qué. Nosotros elegimos a un presidente y a una Asamblea, porque confiamos en su criterio, ellos tienen la responsabilidad de escoger y ratificar a nuestros magistrados.

Como canciller que fue, ¿qué recomienda para el tema de las listas negras y grises?

Panamá no ha tenido la estructura ni la convicción diplomática para explicar cuál es nuestro sistema. No hemos tenido una estrategia para enfrentar el problema. Nosotros a lo que nos hemos dedicado en los últimos cinco años es a correr a ejecutar lo que nos han pedido. Panamá no supo resistir las presiones. Cuando Estados Unidos puso a Waked en la lista Clinton, la cancillería dijo: ‘no me compete a mí', cuando sí le competía defender los intereses de un grupo empresarial panameño. Aquí lo que se debe producir es un consenso nacional sobre hasta dónde queremos y podemos llegar. Es cierto que nos tenemos que modernizar y adaptar a las nuevas realidades internacionales, pues no podemos seguir en las mismas prácticas de las sociedades anónimas, sociedades al portador, todo eso se acabó. La política exterior de Panamá tiene que estar enfocada, primordialmente, a defender y preservar los intereses panameños, no a complacer a los organismos internacionales.

¿Cómo afectan las redes sociales a los medios de comunicación?

Las redes sociales son expresiones populares de la gente que no tiene medios. Ahora cada persona tiene en sus manos un medio con solo tener una cuenta de Twitter o de Instagram. Desafortunadamente, se ha ido deteriorando el uso de esos medios y nosotros carecemos de una legislación sobre el uso de las redes. Yo sé que las redes sociales son casi incontrolables, pero en Estados Unidos, por ejemplo, ya un juez dictaminó que el presidente Trump no puede bloquear a nadie, o sea, que siendo él una figura pública, todo el que quiera decirle algo a él, tiene que tener acceso a hacerlo. En Panamá carecemos de eso, aquí un funcionario dice lo que quiere y si no le gusta lo que alguien le responde, lo bloquea. Los países más avanzados están regulando el uso de las redes sociales. Lo medios en Panamá están regulados; las redes sociales, no. Yo creo que se deben y se pueden regular las redes sociales, por ejemplo, ir eliminando el anonimato, porque la mayor parte de las cuentas de Twitter son anónimas. En Facebook no puedes poner mensajes xenofóbicos o racistas, por ejemplo.

¿Entonces usted cree que una persona que injurie o calumnie a través de las redes sociales, debería ser castigada?

PERFIL

Nombre completo: Jorge Eduardo Ritter

Nacimiento: Panamá

Edad: 68 años

Profesión: Abogado

Cónyuge: Edith Roquebert

Resumen de su carrera: Abogado de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, Colombia. Ha sido profesor universitario de Derecho Constitucional en la Universidad de Panamá y en la Universidad Latinoamericana de Ciencia y Tecnología, conferencista y columnista de distintos diarios. Fue embajador de Panamá en Colombia y representante permanente ante la Organización de las Naciones Unidas. Dirigió la transferencia del Canal de Panamá, fungió como vicepresidente de la Comisión del Canal de Panamá y fue el primer ministro para Asuntos del Canal y primer presidente de la Junta Directiva de la Autoridad del Canal. Antes había ocupado los cargos de ministro de Gobierno y Justicia y ministro de Relaciones Exteriores. Es académico numerario de la Academia Panameña de la Lengua

Sí debería ser castigada, porque las redes ahora mismo están fuera de control y se prestan para el insulto, para la calumnia; están en la más absoluta impunidad.

¿Piensa que las redes sociales le han producido algún efecto negativo a los medios de comunicación?

Los medios tradicionales no se lograron adaptar a la era digital, entonces, mientras que una gran parte de la población depende solo de lo digital, una minoría depende de la parte escrita. Las televisoras y las radios sí se han ajustado porque ya son, de por sí, digitales, entonces ellos continúan con sus plataformas, pero aun así el que ve una noticia sospechosa en las redes sociales, de una vez recurre a los medios tradicionales a ver si es verdad. Si sale en las redes que a fulano de tal lo acaban de atropellar, uno inmediatamente recurre a un medio tradicional para saber si es verdad y eso ha evitado muchísimo que circulen las fake news y que proliferen esas noticias falsas. En alguna forma, los medios tradicionales han sido ayudados también por las redes sociales con la proliferación de hechos noticiosos.

¿Usted piensa que los más afectados han sido los medios escritos?

Sí, ¡cómo no! Porque los medios escritos salen una vez al día. Las redes sociales salen minuto a minuto. Generalmente, los medios escritos publican noticias que ya han sido publicadas en las redes sociales, lo que ha hecho que los medios tradicionales se reinventen, pero, aun así, ha sido un golpe muy duro. Si uno llega por la tarde a leer los periódicos, está leyendo noticias viejas, casi todas.

¿Cómo podemos evitar las ‘fake news'?

La única forma es recurrir a los medios tradicionales para verificar y también un poco de autorregulación. Yo estoy identificando el problema, pero en realidad no tengo la solución. Yo no sé cómo solucionar los problemas de las redes, pero tiene que haber un mecanismo de limpieza periódica de cuentas falsas de los call centers , que son fácil de identificar.

¿Usted aceptaría un cargo en este gobierno?

Abandoné el servicio público en el año 99. He servido en la medida que he podido al margen del servicio público como tal. Yo consideré en 1999, cuando había terminado la transición del Canal, que ya esa etapa de mi vida había concluido. Colaboré y no me arrepiento para nada de ello, con el gobierno de Martín Torrijos, siempre en calidad de asesor, y nunca recibí remuneración. Yo considero que los panameños podemos prestar nuestra experiencia al gobierno que lo requiera sin compromisos económicos de ninguna naturaleza y así lo hubiera hecho con cualquier gobierno, con excepción del de Ricardo Martinelli.

¿Qué es lo más difícil que le ha tocado afrontar, ya sea como canciller o como asesor?

Lo más difícil, pero a la vez lo más gratificante, es que yo me había empeñado en que la Ley de la Autoridad del Canal debía ser objeto de un consenso. Y trabajé horas interminables, todos los días, para tratar de lograr un consenso en un tema sumamente difícil. Fue una misión prolongada, de meses, donde se contestaron miles de cartas, luego una larguísima discusión en la Asamblea que terminó aprobando, por unanimidad, la Ley de la Autoridad del Canal.

A estas alturas, ¿el título del Canal se debe tocar o no?

‘Yo creo que nunca en la historia de Panamá se había producido una campaña de tanta crítica y tanta diatriba contra los partidos políticos'.

El título del Canal puede ser objeto de perfeccionamiento, pero yo preferiría no tocarlo, porque cuando esos asuntos llegan a la Asamblea, uno sabe cómo entran, pero no sabe cómo salen. Meten ‘camarones'. Yo prefiero dejarlo así, e igualmente la Ley de la Autoridad del Canal. Yo no arriesgaría una reforma. Sin embargo, veo un problema en la integración de la junta directiva actual del Canal, a pesar de que entre sus integrantes hay nombrados tanto por Varela, como por Martinelli, y es que tienen un sesgo demasiado empresarial. En su mayor parte son profesionales reconocidos y la gente no se siente identificada con esa junta directiva, porque no se ve representada en ella; por ejemplo, no hay ningún afrodescendiente, así como tampoco hay ninguno que provenga del sector laboral. Hay muchos profesionales que han trabajado en el Canal, que le dedicaron su vida, que no están en el mundo empresarial y que harían magníficos aportes al Canal.

Usted apoyó a Ana Matilde Gómez a pesar de que fue integrante del PRD por muchos años, ¿fue así?

Yo apoyé a Ana Matilde, es verdad. Renuncié al PRD hace como cinco años. Me había inscrito en el PRD porque era torrijista y porque seguía siéndolo, renuncié; eso lo escribí en la carta que le envíe al Secretario General de entonces, cuando renuncié al partido. En cierta forma, pensaba que había que apoyar opciones independientes para oxigenar el ambiente político en Panamá, porque el partido en el que yo más creía había caído también en las mismas prácticas que yo no compartía. Lo que yo quería era que el sistema tomara un aire fresco, ya que no lo veía en los partidos políticos.

¿Qué ha significado ‘Radar' para usted?

Una nueva ventana para expresar opiniones y una experiencia nueva en el mundo televisivo. Yo he dado múltiples entrevistas televisadas, pero nunca había tenido como función analizar, no solo desde mi perspectiva, sino desde la perspectiva de otras personas, sobre un tema determinado. Me resulta sumamente aleccionador y enriquecedor tratar de resumir y extraer de todo lo expresado por los panelistas; soy como un relator: doy mi opinión e interpreto la opinión de los demás.

¿A qué se dedica ahora?

Ejerzo la profesión a mi manera y en el tiempo que quiero. Leo, aprendo y releo.

¿Qué lee o que relee?

Acabo de leer por cuarta vez ‘Cien Años de Soledad', casi en una noche sin parar. Mi autor preferido es Gabriel García Márquez, no hay alguien ni siquiera que le llegue de segundo. He releído todas sus obras: ‘Los Funerales de la Mamá Grande', ‘El amor en los tiempos del cólera', ‘Crónica de una muerte anunciada'… todas. Me gusta también Pablo Neruda por sus poemas y Antonio Caballero, un periodista y escritor que tiene una columna semanal.

¿Por qué relee?

Por puro placer. Yo antes leía de todo, porque necesitaba leer y conocer, pero ya conocí bastante y ahora lo que quiero es sentir placer por leer, ya sé lo que me gusta y por eso repito, por eso releo. En el poco tiempo que me queda para leer por placer, leo lo que me gusta.

¿Cómo mostrar al nivel de todos los panameños el Canal de Panamá?

Enseñándoselo a los jóvenes. Para mí la única forma es un programa masivo, que ya el Canal lo está haciendo. La iniciativa de la sala IMAX 3D es excelente, me encanta, pero creo que la única forma es enseñarle e inculcarle nuestra historia a los niños y jóvenes. Nosotros no tenemos una historia tan atractiva para enseñar, pero tenemos una historia del Canal que no le hemos enseñado a los jóvenes. No hemos enfatizado en la educación de nuestros niños, la importancia y la obra hermosa que hay ahí y lo que ha significado para Panamá.

¿Qué sería de Panamá sin el Canal?

El Canal es el factor diferenciador entre Panamá y el resto de Centroamérica. Si no tuviéramos el Canal, fuésemos igual que cualquier país centroamericano. No seríamos, sin más ni menos, que un país centroamericano. Algunos dicen que es la posición geográfica, pero esa posición no sería nada sin el Canal. Definitivamente, nos marcó y nos ha hecho diferentes.

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