María Noel Vaeza: 'Las mujeres están diciendo ¡basta ya!'

Actualizado
  • 03/10/2019 18:13
Creado
  • 03/10/2019 18:13
La concentración de poder en una cúpula pequeña que se defiende entre ella, es una de las razones de la existencia de la corrupción. Si hay un político corrupto, es porque el sector privado ayuda a estimular esa corrupción, afirma la uruguaya que dirige los programas de ONU Mujeres

Así es la visión de María Noel Vaeza, directora de programas de ONU Mujeres, para quien los movimientos de mujeres viven un momento de efervescencia, pues ya denuncian y visibilizan la desigualdad y la violencia que sufren a diario.

Vaeza, de nacionalidad uruguaya, se refirió a la participación de la mujer en la política. Al respecto, indica que en América Latina se ha producido un avance, pero todavía falta. Afirma que le hubiera gustado que en Panamá (donde hoy existe un 22 % de mujeres en la Asamblea) las cuotas se hubiesen respetado, porque es el instrumento más importante para que ellas tengan ese espacio político. Por ende, indicó, “estamos a medio camino”.

Criticó duramente la violencia política que existe contra la mujer. De acuerdo con sus palabras, cuando la mujer decide trabajar en la política, tiene oposición por todos lados.

Sobre la corrupción que existe en la mayoría de nuestros países, la experta asegura que se debe a que faltan sistemas de transparencia y de justicia… hay mucha impunidad. Indicó que otra razón es la concentración de poder en una cúpula pequeña que se defiende entre ella. “Si hay un político corrupto es porque el sector privado ayuda a estimular esa corrupción”, subrayó.

Dijo que la corrupción también se presenta en los estereotipos machistas y en la desigualdad de género. “La mujer es menos corrupta y eso está comprobado. A mayor igualdad, menor corrupción, eso lo aseguro, pues son sociedades más equilibradas y que respetan más a la mujer.

Nuestra entrevistada es muy amena, cree en la solidaridad, y opina que la fidelidad es fundamental en cualquier tipo de relación.

Se declara “profundamente demócrata” y cree en la justicia social, la cual, afirma, tiene que ver con economía de mercado, pero le preocupa que, a veces, el mercado tiene un sesgo masculino, por eso aboga por las cuotas, para que la mujer pueda tener oportunidades en el mercado también.

“Si no tenemos leyes de protección social, entonces la población no crece de manera igual y se da el fenómeno que surge en América Latina, donde tenemos una gran desigualdad”, apunta con convicción.

Usted ha dicho que las mujeres son la solución para combatir el estancamiento económico en el que está el mundo, ¿por qué lo afirma?

Primero, lo afirmo porque lo creo y ¿por qué lo creo?, porque si tienes diez personas en una empresa, y a cinco les pagas el doble por hacer el mismo trabajo, las otras cinco te van a trabajar a media máquina, o van a estar frustradas. Si tienes 10 millones de hombres y 10 millones de mujeres, y el 80 por ciento de los hombres puede acceder a trabajar y solamente el 50 por ciento de las mujeres puede hacerlo, dejas ahí una fuerza laboral frustrada, tan preparada como cualquier hombre y más, porque hoy en día la mujer se prepara más que los hombres. Cuando una mujer consigue un trabajo y quiere ser madre, no tiene derechos para salir de licencia maternal o el tiempo que se le otorga es muy corto, y, después, si vuelve, la sacan del puesto donde estaba, se trata de una discriminación constante. Está comprobado que a mayor diversidad y posicionamiento de la mujer en una empresa, mayor es la productividad. La mujer, cuando tiene oportunidades, produce, y produce para que todos ganen, porque así gana la sociedad en su conjunto. Por eso creo, firmemente, en que debe dársele la oportunidad a la mujer. Imagínate que se le diera mayor oportunidad a la mujer en la región, este estancamiento económico en que nos encontramos, no existiría. Por eso nosotros promocionamos una nueva industria, que es la industria del cuidado, pues consideramos que la mujer no sale a trabajar por una barrera muy importante, y es que no tiene confianza en dejar a sus hijos, a su adulto mayor, o a su discapacitado, al cuido de personas desconocidas. En algunos países la industria del cuidado representa el 15 por ciento del producto interno bruto, mayor que la agricultura. Es una salida del estancamiento.

¿Cómo ve la participación de la mujer en la política? ¿Hemos avanzado o no?

Creo que América Latina ha demostrado un avance muy importante en ese sentido. Particularmente en los parlamentos. Tenemos casi un 31 por ciento de mujeres en esos espacios. Estos números están liderados por tres países: Bolivia, con un 52 por ciento de mujeres en el parlamento; México, con 49 por ciento; y Cuba, con un porcentaje similar. Los demás países no tienen una participación política de la mujer tan buena. Nosotros siempre buscamos la paridad en la política, no solamente por ser un derecho humano, sino también porque cuando la mujer se levanta, propone una agenda legislativa de cohesión social que la empodera en la economía, en la política, en la protección social, la educación y en todos los problemas en los que está involucrada la protección materno-infantil.

Nos preocupa, también, los niveles subnacionales, pues ahí sí estamos mal. Solamente el 13 por ciento de alcaldesas de la región son mujeres y sólo el 7 por ciento son gobernadoras o presidentas de Estado. Allí es donde más tenemos que trabajar para que las mujeres se destaquen en la política.

  No tenemos ni una mujer presidenta, aunque en un momento tuvimos seis.

¿A qué atribuye la corrupción que existe en nuestros países?

Primero, porque faltan sistemas de transparencia y de justicia, lo que trae como consecuencia la impunidad. En países donde hay mayor transparencia y la justicia funciona mejor, existe una corrupción muy acotada. El segundo elemento es la concentración de poder en una cúpula pequeña que se defiende entre ella. Si hay un político corrupto, es porque el sector privado ayuda a estimular esa corrupción. También la corrupción está en los estereotipos machistas y en la desigualdad de género. Este tema hay que atacarlo en conjunto con la igualdad de oportunidades hacia la mujer.

¿Hay que incluir a los hombres en los movimientos feministas? ¿Cómo se puede lograr eso?

Totalmente. Son los hombres los que nos practican la violencia, entonces tenemos que entender de dónde vienen y tenemos que buscar cada vez más hombres que luchen por la igualdad. Yo creo que el movimiento feminista necesita entender cuál es el problema que los hombres tienen con nosotras y cómo abordarlo de una manera en que trabajemos juntos la solución.

Tenemos que buscar ese acercamiento, pues ellos no están organizados como nosotras, nos tienen que escuchar y nos tienen que decir: estas son nuestras premisas para detener esa violencia. Hay hombres que son buenos, que respetan a la mujeres, entonces, podemos trabajar para lograr un mundo mejor, donde la igualdad sea la norma y no la excepción.

 Nosotros comenzamos un movimiento que se llama “Él por Ella” (He for She, en inglés), que tiene casi dos millones de adeptos, y este movimiento pregunta a los hombres qué es lo que vas a hacer para la igualdad de género, entonces ellos adquieren un compromiso que practican donde quiera que estén.

¿Usted piensa que las penas que se aplican en los casos de violencia contra la mujer, deben ser aumentadas?

Considero que las leyes deben ser integrales, deben contener prevención, elemento de tratamiento hacia la mujer y deben tener sanciones. La violencia que se da ocurre, principalmente, en la pareja. No es que viene uno de afuera y la viola, esas son las excepciones. Lo que más se da es la violencia intrafamiliar. Nosotros creemos que las leyes y las sanciones deben aplicarse, pero también creemos en la prevención, en la importancia de cuidar a la mujer como sobreviviente, no como víctima. La mujer se queda con ese hombre violento, porque afuera no tiene oportunidades, entonces ahí está el problema. Por consiguiente, el Estado debe crear servicios esenciales, que le permitan a la mujer sentirse cómoda cuando denuncia el hecho.

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