Mitradel, entre el amor y el odio con los sindicatos

Actualizado
  • 20/11/2019 00:00
Creado
  • 20/11/2019 00:00
Luis Ernesto Carles, siendo ministro de Trabajo, usó el poder con el aval del presidente Juan Carlos Varela para controlar a las principales organizaciones laborales a cambio de prebendas, en otros casos amenazaba con auditorías o censuraba sus actuaciones en los medios

Luis Ernesto Carles, siendo ministro de Trabajo y Desarrollo Laboral (Mitradel), fue uno de los miembros del gabinete más leales al presidente Juan Carlos Varela. Desempeñó un rol de bisagra entre sindicatos y empresas en momentos de conflicto, logró solventar grandes diferencias entre las partes y evitó docenas de huelgas. Pero también, desde el poder, le dobló el brazo y neutralizó a las organizaciones de trabajadores más beligerantes del país, a cambio de prebendas, con diversos fines: Para que se abstuvieran de asistir a marchas o emitir comunicados en contra del gobierno, o para que mostraran su apoyo al Ejecutivo por la designación de la fiscal Zuleyka Moore y de Ana Lucrecia Tovar, aspirantes al cargo de magistradas de la Corte Suprema de Justicia.

En otros casos, el poder le servía para amenazar con auditorías a los grupos que no cooperaban sobre algún tema, o que no siguieran la línea del gobierno en los cargos que fueron nombrados.

Carles solicitó en más de 20 ocasiones al presidente que le hiciera una carretera en La Pintada, provincia de Coclé, porque tenía planes para lanzarse como candidato a diputado en ese circuito. Y logró dos cosas: que Varela entregara la orden de proceder en año preelectoral y ser elegido en el cargo.

Se quejaba amargamente del ministro Obras Públicas, Ramón Arosemena, “me harté de ese ministro, basta de humillación”, comentó al presidente, acusándolo de favorecer a su contrincante, la diputada de Cambio Democrático Dana Castañeda.

A favor de Moore y de Tovar

Cuando el Ejecutivo designó a la fiscal Zuleyka Moore y a Ana Lucrecia Tovar como magistradas de la Corte Suprema de Justicia, Carles activó las redes sociales para generar opinión a su favor, fustigó a contrarios y organizó una conferencia de prensa que Varela financió, con plata desconocida, para defender a las candidatas que recibían críticas y rechazo de la opinión pública.

“¿Qué pasó con Genaro (López) y Saúl (Méndez) con Zuleyka?, les hemos protegido sus empleos y pagado Cepadem”, reclamó el presidente a raíz de las protestas del Sindicato Único de Trabajadores de la Construcción en contra de la designación de la fiscal como magistrada.

“Ellos responden a su agenda, y están en su plan electorero igual que Consejo Nacional de Trabajadores Organizados (Conato). Hay cosas que no puedo detener, pero les cierro la llave a partir de mañana con temas de fondos del seguro educativo”, advirtió Carles.

En el portal digital Varelaleaks.com se publica una supuesta conversación entre el entonces ministro Luis Ernesto Carles y el presidente Juan Carlos Varela que abarca un año (octubre 2017 - octubre 2018). Por considerarlo de interés público, este medio reproduce algunos fragmentos para que la sociedad los contextualice.

En enero de 2018 el ministro Carles analiza con indignación una marcha que tildaba al gobierno de corrupto. “Amargo cuando veo abogados de grandes firmas, empresarios y otros que piden favores y tocan la puerta de nuestros ministerios”, reflexionó.

Varela le pidió armar un grupo de abogados para que defendieran la gestión de la Procuraduría, “piensa en nombres”, demandó.

Carles redactó tuits, solicitó a Varela que intercediera por uno de los 'operadores' que posiblemente difundían mensajes en las redes, pero que tenía pendiente la aprobación de una hipoteca por $160 mil en el Banco Nacional y requería de la intervención de Rolando (De León, director del Banco Nacional) para su aprobación.

“Procedemos, yo lo apoyo”, intervino el presidente.

Por segunda vez se ve a Varela interviniendo en las funciones del Banco Nacional para aprobar hipotecas a allegados.

La huelga de Copa

Como mediador atendió dos huelgas de la aerolínea Copa, la primera por disconformidad de los pilotos y la segunda referente al personal en tierra. En ambas, Carles se rehusaba a declarar un arbitraje como primera medida. Deseaba un acercamiento entre las partes, pero veía una posición muy radical de la empresa.

Silenciar a todos

En julio de 2017, cuando el abogado de la constructora brasileña Odebrecht, Rodrigo Tacla Durán, declaró desde España que el presidente Varela había recibido coimas de la brasileña, Carles “amarró” a varios sindicatos para evitar más protestas.

A través del Mitradel, contactaron a dos organizaciones, Conusi, y Conato, para evitar la escalada de voces que se pronunciaban sobre el tema. Pero nada era gratis.

“Genaro me pidió, para terminar el año 2017, un crédito en Udelas (Universidad de las Américas) de $2.8 millones, dicen que todo no, pero algo que se hable con el rector. Les dije que no quiero comunicados dando veracidad a lo de Tacla, ni mucho menos participando en marchas que organiza la oposición. Me dijeron que ok y que contara con el respaldo de ellos”, informó Carles a Varela.

“Perfecto, lo de Udelas se está viendo”, dijo Varela.

“En Conato, si neutralizamos el grupo de los 5, Central de Trabajadores de Panamá, Central (CTRP), Central Nacional de Trabajadores de Panamá (CNTP), Central Sindical, Federación Sindical de Trabajadores de Panamá, Federación Nacional de Servidores Públicos (Fenasep), no pasarán ningún comunicado”, aseveró el ministro Carles.

“Estas apoyan y no van a conspirar”, añadió Carles. Igual ocurría con Suntracs y Conusi, otros dos poderosos sindicatos.

“Frenadeso organiza otra marcha, el lunes me reúno con Saúl Méndez y va a desinflar esa marcha”, añadió el entonces ministro.

El presidente citó a Carles a una reunión al día siguiente en la casa de playa de su hermano y diputado, José Luis “Popi” Varela, su espadachín político, para planear la estrategia y rebatir el tema de Tacla Durán en los medios.

La relación entre el mandatario y líderes sindicalistas más fuertes era estrecha. Varela siempre estaba dispuesto a atenderlos en la Presidencia.

En agosto de 2017, según Carles, el sindicalista del Suntracs, Saúl Méndez, estaba dispuesto a respaldar a la procuradora. Para ello, 400 de sus afiliados marcharían a la Corte Suprema en protesta por los fallos a “favor de la impunidad”. Todo coordinado de antemano con el Ejecutivo.

Carles solía amenazar a los sindicatos con auditorías en caso de que no “cooperaran” con el gobierno. Así se registra en el caso de Sindicato de Transporte (Sicotrac), en octubre de 2017, “con una auditoría puede quedar preso” el presidente de la junta directiva del sindicato, indicó Carles a Varela.

A pesar de estar anuente de las irregularidades del sindicato, y de haber iniciado una auditoría, esperaba la “línea” del mandatario para saber si procedía contra del dirigente o no.

En otro caso, Guillermo Puga, representante del sector obrero en la junta directiva de la Caja de Seguro Social, hizo unas declaraciones en un medio que disgustaron a Varela.

“Puga que no esté hablando tonterías que le voy a dar, para eso piden los nombremos, hablemos con Genaro (López) el tema de (la huelga de) Copa. Una más de Puga y lo pongo en su lugar”, se quejó Varela.

Puga tuvo que disculparse por lo expresado en el medio. “Ya le dije que no ande dando entrevistas a gente que no tiene otras intenciones, fue el viernes a Nextv y cayó en la trampa, no se volverá a repetir”, declaró Carles.

La huelga de Copa

En la negociación de noviembre de 2017, Carles confesó sentirse utilizado por la empresa de aviación, ya que después de haber hecho un intenso esfuerzo para lograr un acuerdo entre las partes, la empresa despidió a 200 trabajadores, lo que motivó los reproches de los líderes sindicales a través de su móvil. El ministro tuvo que intervenir y habló con Pedro Heilbron, ejecutivo de la empresa, quien redujo las destituciones.

El intercambio de mensajes que narran la negociación dejan entrever que Heilbron optaba por delegar en el gobierno de Varela la carga más pesada en las dos amenazas de huelga protagonizadas por sus empleados. Situación que enojaba a Carles, molestaba porque la empresa era radical en su posición para forzar al gobierno a declarar un arbitraje, la última medida en la cabeza de Carles.

A mediados de diciembre, Carles se refiere en términos despectivos al magistrado de la Corte Suprema de Justicia, Cecilio Cedalise, en relación a otro tema sobre una decisión que éste había emitido: “Ya me contó (Eduardo) Valle (abogado del grupo de Varela) la cagada de Cecilio (Cedalise). De veras que ese negro es un HP, me arrepiento a veces de haberlo recomendado, pero el poder vuelve loca a la gente”, le dijo a Varela. “Tengo información para joderlo”, añadió el ministro Carles.

“Traidor e irrespetuoso”, respondió Varela.

Este medio se comunicó con el actual diputado Luis Ernesto Carles, pero no respondió las llamadas ni los chats enviados.

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