Panameña se destaca como juez federal en Estados Unidos

Actualizado
  • 30/01/2020 00:00
Creado
  • 30/01/2020 00:00
'Si me hubiese quedado aquí, igual me iría bien, pues el éxito de una persona depende de la educación y del apoyo de la familia… si tienes esos dos elementos, triunfarás en cualquier lugar'

Luego de un proceso que duró 18 meses, en el que participaron varios miles de abogados, la jurista panameña Xiomara Davis de Gumbs se convirtió en la primera mujer latina en ocupar el cargo de Juez Federal de Inmigración en Dallas, Texas.

Xiomara Davis de Gumbs se convirtió en la primera mujer latina en ocupar el cargo de Juez Federal de Inmigración en Dallas, Texas.

Manifiesta que se siente realizada en todo el sentido de la palabra, y muy orgullosa de ser panameña y también de haber crecido profesionalmente en Estados Unidos, un país que le abrió las puertas y en el que ahora tiene una gran responsabilidad.

Es panameña de nacimiento, al igual que sus padres. Sus bisabuelos paternos y maternos embarcaron, desde Barbados y Jamaica, hacia el puerto de Cristóbal, en Panamá. Cambiaron el trabajo de las plantaciones de caña de azúcar por otro más duro en el Canal. Ellos fueron de los miles de trabajadores que llegaron a Panamá de lugares lejanos para formar parte de la fuerza laboral que construyó una de las obras de ingeniería que, 105 años después, continúa siendo considerada una de las más importantes del mundo.

Se graduó de primer ciclo en el Instituto Episcopal San Cristóbal, luego de lo cual se fue a vivir a Estados Unidos, a encontrarse con su madre, quien había partido hacia el país norteño hacía cuatro años.

Recuerda que la primera vez que participó en un juicio, ya ejerciendo su papel de juez, estaba muy nerviosa. Al entrar a la sala de audiencia, todo el mundo se levantó y ella se sentó… observó que todos permanecían parados, luego de lo cual preguntó: '¿por qué no se sientan?' y alguien le respondió: 'es que no podemos hacerlo si usted no lo ordena'. '¡Oh!, cierto', dijo ella, y después indicó: 'Please have a seat' (por favor, tomen asiento).

A pesar de que los jueces en Estados Unidos son vistos y tratados con mucho respeto, y con una gran solemnidad, ella no se cree más que nadie; manifiesta que tiene los pies sobre la tierra y que está consciente de que es un ser humano más.

Decidió especializarse en el tema de migración por ser ella una inmigrante. Durante el proceso de selección le preguntaron varias veces sobre cómo manejaría ella el tema, al tener también esa condición, y su respuesta siempre fue: “la ley está por encima de cualquier sentimiento, seré vertical a la hora de tomar mi decisión”. Su seguridad demostrada y sus argumentos bien sustentados, convencieron a los jurados a los que se tuvo que enfrentar durante el largo proceso de selección.

Ella llega temprano y se va tarde, porque quiere siempre estar preparada para tratar sus casos.

Al principio tuvo cierto rechazo, por haber llegado de Nueva York a un estado más conservador como lo es Texas. Pero ahora todos la aceptan y la respetan.

¿Cuál ha sido la decisión más dura que ha tenido que tomar como juez?

Firmar una orden de deportación es muy difícil para mí, porque tengo a la familia frente a mí en la Corte, que está observando. No es fácil cuando están involucrados niños que nacieron y se criaron en Estados Unidos, y que ahora el padre o la madre se tengan que ir. No creo que tenga algún caso que sea más o menos difícil que el otro. El trabajo no es fácil y hay que actuar con mucha responsabilidad.

Aunque una persona esté ilegal, la ley de los Estados Unidos establece que tiene derecho a un juicio para que el juez de inmigración decida si lo está o no. Y en caso de estar ilegal, evaluar si hay alguna manera de que se pueda quedar legalmente. No todos los arrestados en esos procesos son deportados. Es un sistema que no es perfecto, pero que muchos países no tienen.

¿Cuáles deben ser las características de un buen juez?

Lo que refleja la toga que usamos cuando ejercemos nuestro papel es que todos estamos ahí solo para aplicar la ley de una manera justa e igual para todos. Un buen juez debe ser neutral, desinteresado, justo y vertical en su decisión. Somos seres humanos, no somos robots, porque muchas veces yo creo que la gente piensa que todos los jueces pensamos igual, y eso es una fantasía. El trabajo de un juez es tener buen oído, saber escuchar el argumento de cada parte, interferir siempre y cuando sea necesario para mantener el orden.

¿Puede referirse a cómo es el momento previo a la decisión de los casos?

Siempre tomo un break antes de dar una decisión. Voy a mi oficina, hago anotaciones, regreso y hago saber mi decisión de forma oral. Cuando es muy fuerte la decisión, la reservo y la hago por escrito. Luego se envía por correo al abogado de la persona o a la persona directamente.  Hay muchos casos de violencia hacia menores y esos casos son a puerta cerrada. Primero, por la seguridad de la persona, porque en la prisión hay niveles de criminales y el peor es el que abusa de un niño. A esa persona hay que protegerla. Y, segundo, porque no queremos niños en la Corte escuchando ese tipo de cosas. A veces el sentido común va por encima de la ley.

Te fuiste en el año 76, a los 15 años. Todavía no se habían firmado los tratados Torrijos-Carter ¿Estabas al tanto del tema?

Obviamente, mis familiares hablaban siempre del tema. Yo estaba consciente de la situación, pues siempre estuve al tanto de las noticias vinculadas a mi país. La firma de los tratados no representó un big deal para los norteamericanos. Pero sí recuerdo que entre panameños había muchos comentarios, y gran parte de ellos manifestaban su preocupación, porque había dudas de que pudiésemos manejar el Canal de una manera adecuada. Realmente había opiniones divididas en cuanto al manejo del Canal.  Yo estaba muy joven, pero siempre pensé que los panameños lo haríamos bien, pues la mayoría de la gente que hacía el trabajo duro era la nuestra. Nosotros, me refiero a mi familia, nunca dudamos que se haría de una manera adecuada, y no nos equivocamos. Estoy realmente orgullosa por esa lección que los panameños le hemos dado al mundo entero. Y ese tercer juego de esclusas… es algo realmente maravilloso. Desde Estados Unidos estuve al tanto de su inauguración y luego del éxito que ha tenido. Ahora que he regresado he visto otro país, no tenemos que envidiarle nada a nadie. Somos capaces de hacer muchas cosas.

Aunque te fuiste muy joven, escucho que hablas un perfecto español…

Soy una panameña orgullosa, nunca me he olvidado de mi idioma, de mi cultura. Hasta el sol de hoy me gusta mi salsa, mi folklore. Hablo el español diariamente. Me siento súper afortunada de haber nacido aquí y de haberme criado en los Estados Unidos.

Eres la única mujer entre el grupo de jueces que te acompaña, ¿tienes alguna desventaja por esa condición? 

De ninguna manera. Todos somos iguales. Uno siempre debe prepararse ante la vida. A veces los abogados me dicen que me tienen miedo, por el hecho de tener que encarar a una mujer, los he visto temblando frente a mí… y yo les digo que se relajen. Tengo fama de ser correcta en todas mis decisiones. Puedo darme cuenta enseguida cuando un abogado no se ha preparado y le llamo la atención.  'Yo no soy fuerte porque quiero tener el poder a las malas, sino que soy una mujer fuerte, porque quiero que seas un mejor abogado', así les digo, particularmente a los millennials.

¿Cómo es el proceso de selección de los jueces federales?

A diferencia de los jueces del Estado, que son elegidos por votación popular, los cuales hacen campaña y corren como políticos, los federales pasamos por un largo proceso de selección, lo cual es muy positivo para nosotros, pues no le debemos nada a nadie. Es un proceso riguroso de selección de 18 meses. La primera entrevista es frente a un panel de jueces. Después vas recomendado a otro panel del Departamento de Justicia, que no son jueces, para que te entrevisten y ellos te recomiendan al director, que es el encargado de la Corte, que es también abogado. Él entonces te recomienda al Fiscal General y ese fiscal firma, luego de leer todo y aprobar todo. Cada vez que yo hablo o tomo una decisión, lo hago en nombre del Fiscal General que me nombró.

UNA PANAMEÑA JUSTA
Es juez federal en Estados Unidos
Nombre completo: Xiomara Davis de Gumbs
Lugar de nacimiento: Ciudad de Panamá
Creencias religiosas: Cristiana con filosofía budista.
Cónyuge: Audland Gumbs
Resumen de su carrera: Primera mujer latina y afrodescendiente en llegar a ser Juez Federal de Inmigración, en Dallas, Texas, desde enero de 2016. Asistió al John Jay College of Criminal Justice, City University of New York y al J.D. Tauro College, Jacob D. Fuchsberg Law Center, donde se recibió de abogada con especialidad en temas migratorios. Inició su carrera como Asesora Jurídica General para el Inmigration and Naturalization Services, que se transformó luego del 11 de septiembre en el Department of Homeland Security.  Ha trabajado toda su vida para el servicio público en los Estados Unidos.
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