Qué hacer después del coronavirus

Actualizado
  • 17/04/2020 00:00
Creado
  • 17/04/2020 00:00
Llegó la hora de romper paradigmas y analizar nuestra historia y los ciclos de desarrollo económico y pobreza. Seguir quejándonos será un error que nos lo reclamarán las futuras generaciones

El mundo está viviendo un cambio de era hacia la automatización y la inteligencia artificial. El impacto de la pandemia del coronavirus en la salud, ha traído consigo una grave afectación social y económica, ya impactada por la desaceleración del crecimiento económico.

El crecimiento económico de Panamá se ha debido a la inversión extranjera y no al consumo. El capital del mundo va a donde hay oportunidades, y se queda donde hay un ambiente atractivo de negocios.

Panamá viene afrontando varios embates: cambios económicos, comerciales, geopolíticos, migratorios, y otros que imponen la necesidad de un cambio radical en nuestro modelo de negocios, además de un ataque de organismos internacionales de transparencia que se acentuó con los Panamá Papers.

A estos factores externos se suma la ausencia de visión y determinación de nuestra clase política para impulsar los cambios estructurales necesarios para retomar la senda del crecimiento económico, y una pésima administración de las finanzas públicas, que está más orientada al gasto corriente que a la inversión productiva.

La coyuntura de la pandemia nos obliga a hacer un alto y reflexionar sobre las prioridades de la vida humana y del planeta. En esta reflexión cabe revaluar el modelo económico y social de nuestro país.

La nación alcanzará su potencial cuando se integre a la economía global, cuando se fortalezca el comercio, cuando acabemos con los monopolios, con los grupos económicos que viven en un esquema proteccionista cerrando las puertas a la competencia, y cuando eliminemos las trabas a una inmigración que aporte talento y capacidad productiva al país.

El crecimiento económico de Panamá se ha debido a la inversión extranjera y no al consumo. El capital del mundo va a donde hay oportunidades, y se queda donde hay estabilidad jurídica y política, y un ambiente atractivo de negocios.

Lo razonable es diseñar un plan de acción inmediata y proceder a su ejecución. A continuación, proponemos presentar al mundo nuestro plan, con miras a impulsar la inversión directa extranjera (IDE), bajo el nuevo régimen de Asociación Público-Privada para el Desarrollo (Ley 93 del 19 de septiembre de 2019).

He aquí nuestra propuesta:

1. Poner en ejecución la estrategia logística nacional de Panamá 2030 y el plan maestro de infraestructura de transporte y logística de carga para la zona interoceánica del Canal de Panamá (PM-ZIC), ambos aprobados en julio de 2017, esto debe ser complementado con la ejecución del plan nacional de seguridad hídrica 2015-2050, que asegurará no solo la viabilidad futura del Canal, sino la disponibilidad de agua para todo el país por el futuro previsible. Esta combinación de elementos permitirá desarrollar actividades económicas que atraerán a los buques a nuestras aguas, no solo por ser una ruta ventajosa para el comercio mundial, sino para recibir servicios marítimos y aprovechar el hub logístico para la distribución regional de carga. Esencial es el centro de acopio de bienes perecederos, porque potenciará nuestras exportaciones agrícolas.

2. Integrar esfuerzos entre las agencias involucradas en el hub logístico (ACP, AMP, ENA, Tocumen, S.A., y el Municipio de Panamá) para diseñar un plan dirigido a transformar a la ciudad de Panamá en 'ciudad global', concepto al que pertenecen “aquellas ciudades dotadas de relevantes ventajas competitivas y que sirven de eje a un sistema económico globalizado”.

3. Privilegiar inversión en infraestructura y en la consolidación territorial de Panamá. La Cepal enunció en un estudio sobre crecimiento económico lo siguiente: “La provisión eficiente en infraestructura es uno de los aspectos más importantes de las políticas de desarrollo, especialmente en aquellos países que han orientado su crecimiento económico hacia el exterior”. Es necesario acabar con la dicotomía de una economía que está concentrada en la región metropolitana (Panamá y Colón), que aporta el 85% del PIB del país, distribuyéndose el restante 15% entre las 10 provincias y cinco comarcas. Adam Smith sostenía que “el transporte y la conectividad juegan un papel determinado en el desarrollo de la actividad económica, ya que posibilitan el intercambio de mercancías, lo cual permite crear mercados más amplios con capacidad de absorber los excedentes de producción de los mercados locales”. Igualmente, Karl Marx reconocía que el transporte y la conectividad territorial juegan un papel crucial en la transformación social de las fuerzas productivas en la economía. Lo que impide la integración territorial es la poca conectividad terrestre entre las provincias y comarcas, con el eje logístico concentrado en la región interoceánica.

4. La construcción de un ferrocarril que una a la ciudad de Panamá con la frontera con Costa Rica, y su eventual extensión hasta Colombia en una segunda etapa. El solo anuncio de este moderno sistema atraerá inmediatamente inversión extranjera, inducirá la revalorización de las tierras a lo largo de la ruta, e incorporará el resto del país a una economía formal donde toda actividad económica pagará impuestos, fortaleciendo la débil estructura fiscal. Solo la construcción creará 5,000 empleos. Obviamente que es mejor crear empleos que pagar subsidios a los desempleados. Sería oportuno aprovechar la gran disponibilidad de créditos a bajos intereses y a largo plazo, en la época postCovid-19.

5. Conquistar nuestro Caribe e incorporarlo al desarrollo económico del país. Para ello es necesario diseñar un plan vial para la región del Caribe, con el objetivo de incorporarla al desarrollo agrícola, agroindustrial y turístico. Igualmente, hay que acometer las acciones necesarias para incorporar a Darién al desarrollo del país fortaleciendo la presencia del Estado y habilitando una frontera formal con Suramérica.

6. Es imprescindible desarrollar la navegación de corta distancia (short sea shipping), a fin de impulsar el comercio entre la zona interoceánica y los puertos del Caribe, y de Centro y Suramérica, incorporando al proceso al litoral atlántico panameño y a más de 1,500 islas en nuestro mar continental.

7. Acabar con paradigmas. Liberar todas las actividades logísticas y marítimas que no requieran regulación, y pasar las otras a licencias automáticas; liberar el comercio al por menor. Si Panamá aspira a incrementar el comercio, la vía práctica para hacerlo es eliminar el artículo 293 de la Constitución, que limita el ejercicio del comercio al por menor a los panameños por nacimiento; eliminar los requisitos de nacionalidad para las 61 profesiones y actividades que las tienen. Lejos de afectar a los profesionales panameños, esta medida fortalecerá la captación de talento extranjero que aportaría junto a los nacionales al promisorio desarrollo integral del país que visualizamos. Proponemos eliminar los requisitos de nacionalidad en toda actividad regulada que tenga esa limitación; establecer una política migratoria que atraiga talento al país, incluyendo el ingreso de educadores extranjeros, establecer un impuesto sobre la renta único para toda actividad económica, que pudiese oscilar entre el 10% y el 15%; establecer el impuesto sobre la transferencia de bienes al mismo nivel que el de la renta; declarar a Panamá puerto libre. Solo se cobraría el impuesto sobre la transferencia de bienes, lo que en otros países se conoce como impuesto al valor agregado (IVA); acabar con las mafias: liberar el mercado de hidrocarburos, eliminar el cartel de medicamentos, liberar la compra de los libros escolares, liberar y acabar con la mafia de los alimentos; el transporte urbano y el de carga terrestre están secuestrados por los transportistas. Es necesario hacer una ley nueva de la Autoridad del Tránsito y Transporte terrestre; eliminar todos los requisitos burocráticos innecesarios a fin de simplificar los trámites de importación-exportación, emulando la ventanilla única marítima de Panamá (VUMPA), que rige para la Autoridad del Canal de Panamá y la Autoridad Marítima de Panamá; digitalizar todos los procesos y actividades del Gobierno para hacerle la vida más fácil al ciudadano panameño, eliminar la obligatoriedad que tienen los ciudadanos de utilizar a un abogado para gestionar en el Estado asuntos de orden administrativo.

8. Reestructuración del Estado. Es imprescindible emprender los cambios a la Constitución para rejuvenecer el Estado. El Órgano Ejecutivo no es funcional y se ha convertido en una enorme ancla que detiene el buque del progreso. El ministerio que más afecta el crecimiento económico es el de Economía y Finanzas, pues al darle prioridad al manejo del presupuesto, su orientación es el gasto corriente, sin tomar medidas para reducirlo. Los ingresos se originan en tributos y otros ingresos no tributarios. He aquí el problema: esos ingresos no tributarios están compuestos principalmente de lo que cobran las entidades autónomas, de las cuales solo entregan excedentes al Estado: El Canal de Panamá y Tocumen, S.A. Esta es la verdadera causa del desastre de las entidades autónomas. Ninguna entidad autónoma cumple con los objetivos que inspiraron su creación; la razón es sencilla: no tienen independencia financiera, ya que los ingresos van a las arcas del Estado, y no pueden hacer inversiones de capital para mejorar sus servicios, lo que las ha transformado en ineficientes, como es el caso del Idaan.

Por otra parte, para lograr una educación que estimule el pensamiento crítico y prepare al estudiante para un mundo basado en la alta tecnología, tenemos que olvidarnos del Ministerio de Educación. Debemos programar su gradual extinción y su reemplazo por una nueva entidad más funcional y que esté fundamentada en las recomendaciones del consejo permanente multisectorial para la implementación del compromiso por la educación. Es necesario crear una secretaría del conocimiento, cuya función sería crear escuelas de excelencia por provincia y comarca. Se trata de formar educadores alineados con las nuevas demandas de la educación, y construir modernas infraestructuras escolares. Elemento fundamental en la calidad de la educación son los docentes. El currículum y la pedagogía (el qué y cómo se enseña, aprende y evalúa) están en el corazón de la educación. El Ministerio de Relaciones Exteriores debe ser sometido a una completa reingeniería. No puede seguir siendo el botín político de los partidos, práctica que nos ha llevado a una representación diplomática ineficiente (salvo honrosas excepciones). El cuerpo consular debe salir de su vinculación con la Marina Mercante y dedicarse a promover la oferta panameña y las ventajas competitivas del país.

Otro elemento es la política exterior como herramienta de cambio interno. Panamá no participa en un bloque de países o esfuerzo de integración sólido. SICA más bien le resta valor al país, dadas las asimetrías profundas entre los estados miembros. Y en el mundo de hoy, solo ciertas potencias excepcionales pueden darse el lujo de operar fuera de un bloque.

Al trazarse el objetivo de lograr el ingreso de Panamá a un proceso exterior, ahorraría al Gobierno la necesidad de hacer docencia excesiva cada vez que persigue una reforma, porque sería parte de la misma gran hoja de ruta.

La Alianza del Pacífico (AP) es sin duda el bloque de integración regional al que debe unirse Panamá y el que lo ayudaría a proyectarse geopolíticamente. Paralelamente, Panamá debe fijarse un objetivo más ambicioso: el ingreso a la OCDE. El valor de la OCDE no está solo en pertenecer a ella, sino que el proceso de ingreso obliga a un país a trabajar en una veintena de tareas fundamentales, desde la estructura regulatoria, la política fiscal, la educación pública, la recolección y actualización de estadísticas, la inversión en ciencia y tecnología, la política fiscal y comercial, los temas de competencia, hasta la política ambiental. Es una idea ambiciosa, pero sin la ambición este país no tiene futuro.

Se debe rehacer el Código Electoral y regresar a los diputados provinciales, limitando su reelección a dos periodos. Los circuitos electorales han propiciado la creación de caudillos que se dedican a la corrupción y no al desarrollo de sus comunidades. Basado en este nuevo código, se convocaría la elección de una Asamblea Nacional con nuevas reglas del juego en las que se establezca que solo deben dedicarse a legislar, y que no tendrán derecho a contratar empleados ni a recomendar empleados o parientes al resto de la administración pública, ni al manejo de partidas especiales.

El Órgano Judicial no aplica el principio que reza: “La justicia es igual para todos”. La ausencia de ese principio ético ha propiciado la degradación de los valores éticos y morales de nuestra sociedad. Cambiar el rumbo de la justicia es la revolución pendiente de nuestro país.

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