Peligro: la epidemia de polio de 1950-1951

Actualizado
  • 24/04/2020 00:00
Creado
  • 24/04/2020 00:00
Las autoridades suspendieron las fiestas de Carnaval y todas las actividades públicas organizadas. Las restricciones permanecieron vigentes durante 15 días

El obligado aislamiento que hoy mantiene a la población entre la angustia y la incertidumbre no es el primero que se da en el país tras el estallido de una epidemia.

Ya en enero de 1951, el Decreto 8 ordenaba “el cierre de todos los parques infantiles y campos de juego de la ciudad”; prohibía la entrada a las salas de cine a todos los menores de 16 años; cancelaba las celebraciones de carnaval; vedaba desfiles y toldos; cerraba cantinas, jardines de cerveza, clubes nocturnos, patios y suspendía las reuniones públicas en residencias particulares, centros sociales y hoteles. Ni siquiera “las procesiones, catecismos y demás actos de fe, mítines públicos, manifestaciones, reuniones de barrio y de patios con carácter cívico y político” se quedaban por fuera.

La multa por violar el decreto oscilaba entre los $400 y $1000.

“Seremos implacables”, amenazó el alcalde de la ciudad de Panamá Angel Vega Méndez al anunciar las medidas. 

La drástica orden era la respuesta a un brote de poliomielitis que sobrepasaba los 100 contagios y 6 muertes, un número, que dada la relativa baja población del país -800 mil habitantes en toda la república y 248,335 en la provincia de Panamá- resultaba una epidemia de proporción considerable (Arcadio Rodaniche y Enid C. de Rodaniche, Epidemia aguda de Poliomielitis en Panamá; American Journal of Tropical Medicine and Hygiene, septiembre de 1951).

Una enfermedad casi desconocida

La poliomielitis, hoy casi desaparecida, provocaba en 1950 gran temor en la mayoría de los países del mundo. Famosos personajes como el presidente estadounidense Franklin Delano Roosevelt o el escritor Sir Walter Raleigh ilustraban las graves secuelas de este mal, que en sus peores casos podía producir parálisis permanente.

En Panamá, pese al recordatorio sostenido de algunos pocos individuos con miembros atrofiados, brazos o piernas paralizados y calzado especial, era una enfermedad mayormente olvidada. “La mayoría de la población y hasta muchos médicos competentes ni siquiera estaban al tanto de su existencia”, sostenían los Rodaniche.

Pese a su escaso reconocimiento, algunos especialistas sabían que en Panamá el polio era una enfermedad endémica y extremadamente común, tanto como la alfombrilla y la varicela. Se calculaba que hasta el 80% de la población de Panamá había sido infectada, pero en pocos casos el mal se manifestaba más allá de vómitos, diarreas y cuadros gripales. Después de infectarse, se ganaba la inmunidad, pero solo contra la cepa infecciosa.

El polio empezó a atemorizar a las autoridades de salud panameñas en la década del 40 con el aumento de casos. Entre 1943 y 1949 se registraron 44 en el Departamento de Salud de Panamá. Entre finales de 1946 y comienzos de 1947 se reportaron 20 más en Chiriquí (Rodaniche).

En enero de 1951, cuando el jefe de salud de la República de Panamá, doctor Roberto Sandoval, recomendó prohibir las actividades públicas, se habían registrado en solo 6 meses casi el mismo número de contagios que mostraban los archivos del Hospital Gorgas de la Zona del Canal entre los años 1903 y 1949: 143 y 8 fallecimientos (un caso por cada 7,000 admisiones en 46 años).

Surge la epidemia

El brote de poliomielitis se había iniciado en agosto de 1950, en El Chorrillo, con un niño de apellido Arias, de un año de edad. Después de tres días de vómitos y diarrea, el pequeño fue internado en el hospital Santo Tomás el 5 de agosto. Al cabo de unas horas falleció. Las pruebas de laboratorio confirmaron que se trataba de polio (Rodaniche).

En septiembre se dio un caso similar en otra casa de El Chorrillo.

En el mes de octubre, se dieron 16 contagios. En noviembre, otros 27; en diciembre, 37 más, para sumar 80.

Se esperaba que el número de casos empezara a disminuir con el cese de la temporada lluviosa, pero no fue así. El 12 de enero, cuando se tomó la controversial decisión de prohibir el Carnaval, los casos llegan a 114.

La ciudadania se rebela

Como era de esperarse, muchos ciudadanos no estuvieron de acuerdo con las medidas restrictivas. Sospechando que el gobierno del presidente Arnulfo Arias Madrid pretendía coartar el derecho a celebrar mítines políticos, el diputado liberal Ramón Morales interpuso una demanda en la Corte Suprema de Justicia por considerar que la prohibición era inconstitucional.

La demanda fue aceptada por el magistrado Erasmo de la Guardia, pero no progresó.

El mismo día en que se emitió el decreto de prohibiciones, el diario Panamá América decía: “Parece que hay un empeño morboso de parte de un considerable número de personas por hacer lo contrario de lo que se pide”.

Educar a la población

Era una época en que la Secretaría de Salud de Panamá no tenía departamento de información, la radio y los periódicos tomaron la tarea de educar a la población. Variados artículos en los periódicos señalaban que se trataba de una enfermedad conocida por sus efectos desde hacía más de 3 mil años, y cuya primera epidemia se había identificado apenas en 1880 en la península de Escandinavia.

Desde entonces los científicos se habían dedicado a estudiar el mal, logrando separar tres grandes grupos del virus y más de 14 cepas distintas que producían síntomas similares: malestar general, vómitos, fiebre alta, rigidez en la nuca y columna, dolor de cabeza, así como contracciones musculares a lo largo de la espalda. En algunos casos, después de 10 días del inicio de los síntomas, empezaba a surgir la parálisis de uno o varios miembros.

Un artículo del doctor Rolando Chanis, publicado el 21 de enero en un diario de la localidad, señalaba que la poliomielitis o polio era producido por un virus extremadamente resistente y, tan pequeño, que podía “filtrarse entre los poros de un plato de porcelana”.

Otro artículo del mismo mes, escrito por el médico panameño Ricardo Martínez Hanadau, señalaba uno de los más preocupantes vacíos en el conocimiento de la enfermedad: el origen. Para Martínez, la relación que guardaba el virus con la temperatura -el virus aparecía cíclicamente, en la temporada lluviosa- hacía pensar que se transmitía por insectos vectores. Otros especialistas aseguraban que se transmitía a través de las membranas nasales o por la boca, en contacto con el agente infeccioso.

Algunos otros autores especulaban que los nuevos brotes de la enfermedad se debían a los cambios de estilo de vida, sobre todo a la masiva migración hacia las ciudades y las nuevas medidas de higiene que impedían desarrollar inmunidades o exponían a cepas nuevas.

Enfermedad en los zaguanes

Además de prohibir las reuniones públicas, las autoridades desarrollaron otras medidas para combatir el contagio, siendo la más notable una campaña de saneamiento en los barrios pobres de la ciudad.

“Un verdadero ejército de inspectores y auxiliares del Ministerio de Salubridad y el personal de Jardinería Municipal ha entablado su batalla, fumigando, limpiando y barriendo en los barrios de mayor densidad como El Chorrillo, Calidonia y San Miguel, que en su mayoría eran casas de inquilinato”, decía un diario de la localidad.

Según el mismo reporte, los inspectores de gobierno llegaban a las casas y penetraban los apartamentos de los edificios de inquilinato para incautarse de los objetos que estimaban podían ser agentes infecciosos.

Las vívidas escenas descritas por el diario Panamá América permiten imaginar la pobreza que imperaba en estas áreas de la ciudad.

“Por esos zaguanes que desconocen el aseo fueron saliendo desperdicios inimaginables, acumulándose en las aceras enormes depósitos de mugre, mientras la chiquillería revoloteaba alrededor de los cajones vacíos, sillas, colchones viejos, maletas inservibles, pedazos de catre, bancas rotas. De los balcones de las grandes casas se arrojaban montones de desperdicios y una lluvia de polvo, basura y desechos cubría prácticamente las calles donde se realizaban las limpiezas. En algunos casos los inquilinos luchaban con los inspectores para retener enseres domésticos, sucios, rotos y desintegrados”.

“Los objetos eran colocados en grandes piras y quemados”.

“Es hora de que el pueblo panameño comprenda que tiene que deshacerse de todo mueble que no sea el estrictamente necesario. No tenemos más que echar una mirada al pasar por los barrios pobres de nuestra urbe, para darnos cuenta de que en casi todos los cuartos se acumulan en extraña suerte una cama doble, estante, vitrina peinadora, mesa de noche, radio y los muebles de comedor, que la mayor parte de las veces permanecen colgando del techo de los cuartos. Y nos preguntamos: ¿dónde duermen los hijos que muchas veces son cinco, seis, siete? ¿Debajo de la cama grande, acostados en periódicos, debajo de la vitrina o el aparador o colgando de hamacas sobre la cama doble?”, preguntaba el diario, que también instaba a las mujeres panameñas “a botar todo el excedente de muebles y enseres, cajas de cartón, con libros, revistas, todo lo que sea acumular microbios, cucarachas, chinches y demás insectos que ayudan a propagar toda clase de enfermedades”.

Reporte de casos

La epidemia de polio continuó con fuerza durante todo el mes de enero del año 1951. El 31 de enero los diarios reportaban 151 casos.

El 11 de febrero se daba una buena noticia: no se había registrado ningún nuevo caso en los últimos 14 días.

El 23 de febrero se eliminaron las prohibiciones. No obstante, los contagios siguieron en menor número: ese mes se dieron 6; 3 en marzo y 2 en abril. En total, se habían dado 153 casos, 90% de ellos entre niños menores de 5 años. Noventa y cinco de los casos habían resultado en diferentes tipos de parálisis.

El brote había acabado y no se volvería a repetir. En los años siguientes, la medicina se revolucionaría con la vacuna desarrollada por el doctor Jonas Salk, lanzada en Estados Unidos en 1955 y administrada ese mismo año en la Zona del Canal.

Gracias a las campañas masivas de vacunación, la Organización Mundial de Salud espera que la poliomielitis se convierta pronto en la segunda enfermedad erradicada en el planeta después de la viruela. 

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