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Panamá y su lucha por las listas de los organismos internacionales
- 22/05/2020 00:00
- 22/05/2020 00:00
Es una práctica recurrente y usual de intimidación que no dejarán de emplear hasta que los gobiernos exijan respeto a sus normas internas y su soberanía. Estos organismos quieren que todos los países sean los lacayos de sus políticas y quien no las comparta los incluyen en la lista porque la colaboración empleada no les satisface.
Panamá no es un paraíso fiscal; la administración anterior y la actual han hecho todo lo que les piden, incluyendo todo lo que existía en las leyes de sociedades anónimas, en la política conoce a tu cliente, imponiendo atribuciones adicionales a los abogados que no es de su competencia, por no ser empleado de dichas empresas. Obligándonos a adecuar nuestras estructuras sobre sociedades anónimas a los estándares que ellos quieren, convirtiéndonos a los abogados en una extensión fiscal de sus países. Panamá es complaciente con los organismos internacionales, aquí se hace lo que ellos quieren, no ha habido un gobierno que le ponga un alto y se respete la soberanía del país. Mientras esto siga así, harán de nosotros lo que mejor les parece.
La ley que regula las sociedades anónimas es una copia de la ley de Estados Unidos, pero a estos organismos no se les ocurre aplicarle medidas de intimidación al país estadounidense como las que aplican a Panamá. Las medidas solo las aplican a los países pequeños y los gobiernos carecen de carácter.
Las leyes sobre blanqueo son suficientes y considero que han sido hasta progresistas. Se han adecuado a las exigencias de los organismos para no aparecer en el tablero de los niños que no hicieron su tarea.
Panamá necesita demostrar coraje, como el que demostró Laurentino Cortizo cuando era ministro de Desarrollo Agropecuario en el gobierno de Martín Torrijos ante las negociaciones del tratado de libre comercio con Estados Unidos, y renunció por no estar de acuerdo con algunos aspectos. Laurentino Cortizo hoy es el presidente de Panamá, debe evocar esa época para darle un mensaje alto y claro a estos organismos de que somos soberanos, independientes, y como expresó Benito Juárez: “entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”.
Como panameña rechazo las medidas de presión por parte de potencias extranjeras. No puedo avalar que se condene a todo un país por prácticas aisladas de algunas firmas de abogados o de algunos empresarios que evaden responsabilidades fiscales. Si aquellas naciones tienen pruebas que, en efecto, vinculan a nuestro país, que las presenten y de manera fehaciente establezcan qué faltas hemos cometido.
Parecieran no ser suficientes, ya que no logramos la exclusión de dichas listas. Cada esfuerzo que realizamos como país pareciera insuficiente; sin duda la reverencia a estos países sin autoridades nacionales más preocupadas por los intereses nacionales, poco avance logra.
Sin duda existen potencias con flexibilidad fiscal y no son medidos con la misma severidad que países en vías de desarrollo como el nuestro.
No. Mientras el germen de la corrupción sea moneda de cambio entre instituciones gubernamentales, poco se logrará con leyes si no hay voluntad de implementarlas.
Se debieran agotar los canales diplomáticos desde una lógica de equidad global, pero no pasa y da la impresión de que aún estamos en el siglo XX cuando había países colonialistas que avasallaban a otras naciones. Imagínese que Panamá restrinja el paso por el Canal de embarcaciones abanderadas por países que nos incluyen en los cuestionados listados, incluso cuando en múltiples casos transitan desechos que pondrían en situación vulnerable nuestros recursos hídricos.