Leonor Calderón: 'Hemos avanzado para que la mujer tenga más protección contra la violencia'

Actualizado
  • 30/07/2020 00:00
Creado
  • 30/07/2020 00:00
La exministra habla de los retos que enfrenta la sociedad panameña en cuanto a la violencia contra las mujeres. Enfatiza los logros en la lucha por la igualdad y especifica las carencias

Hablar de Leonor Calderón es sinónimo del movimiento feminista en Panamá. En su hoja de vida está el ser la primera persona en ocupar la cartera del Ministerio de Desarrollo Social (Mides), antes llamado Ministerio de la Juventud, la Mujer, la Niñez y la Familia (1997-1999).

Leonor Calderón

Es una fiel defensora de los derechos de las mujeres. “Yo soy feminista”, se describe.

Platica con La Estrella de Panamá sobre los retos que enfrenta la sociedad panameña en cuanto al tema de la violencia contra las mujeres en tiempos de pandemia.

Además, conversa sobre los diferentes tipos de violencia contra la mujer: física, psicológica y económica, que cuando se escenifican dentro del hogar, son un arma letal contra la sociedad, porque impacta directamente en el desarrollo de los hijos.

Calderón apuesta por los instrumentos legales que atacan los diferentes tipos de violencia de género y aunque reconoce que hay mucho terreno por recorrer, es optimista y cree que los hogares jóvenes están haciendo la diferencia en dirección a una cultura de igualdad de género.

¿Los instrumentos legales aprobados en los últimos años han logrado reducir las estadísticas de violencia contra la mujer?

Sí. En este momento podemos decir sin ninguna duda, que sí hemos avanzado para lograr que la mujer tenga más protección contra la violencia. Hay elementos muy importantes. Siempre se dice que las normas no sirven. También con mucha frecuencia se dice que los eventos internacionales tampoco sirven. Pero el caso de los avances en la protección de la mujer, es uno de los típicos ejemplos donde un posicionamiento internacional fuerte ayudó a que las agendas nacionales de los países se fueran fortaleciendo. Panamá pondría el primer hito con la ratificación, en 1981, del convenio contra todas las formas de discriminación contra la mujer, que fue adoptado en 1979. Este hecho dio pie al inicio de un marco normativo, que se comienza a crear después del convenio de 1994, conocido como Belém do Pará, para prevenir, sancionar y erradicar todas las formas de la violencia contra la mujer que el país aprobó y ratificó.

Existe preocupación por un aumento en las cifras de violencia contra la mujer...

No hay que asustarse de las cifras, porque en la medida en que ese marco normativo y que las mujeres conozcan que tienen derecho a no ser violentadas, a no ser acosadas, a que se respete su integridad física y psicológica, ellas van a hacer uso de todos los instrumentos legales que están a su alcance.

Muchas veces cuando vemos un incremento de las denuncias, no necesariamente es que haya más violencia, sino que se está denunciando más. La violencia contra la mujer es tan antigua como el viento, como la historia de la humanidad. Lo que pasa es que antes era del ámbito privado, era algo que se ocultaba bastante.

¿Qué avances importantes ha tenido la sociedad panameña en materia de igualdad de género?

Fundamentalmente, el marco normativo. Le mencioné hace un rato que la ratificación del convenio que se da en 1981. Pero luego está la Ley 4 de 1999, de igualdad de oportunidades, la primera que establece un marco normativo importante para el ejercicio de los derechos de la mujer. Después está la ley de acoso y la que tipifica el feminicidio. Hay, además, muchísimos avances en el Código Penal con relación a ese tipo de delito. Esos son elementos fundamentales. Y si vamos a referirnos a otros tipos de beneficios, debería decir que el avance educativo en las mujeres es un elemento muy importante, porque sin duda a mayor nivel de educación, mayor ejercicio del derecho de las mujeres. ¡Eso es indiscutible! Panamá tiene aproximadamente más de 20 años de tener un egreso universitario mayoritariamente femenino. Tenemos todavía algunos rezagos en algunas carreras, pero el avance de la mujer en la educación, en sus posiciones en el mercado de trabajo, aunque todavía no sea 100% paritario, creo que son los logros puntuales más relevantes que han tenido las mujeres en Panamá.

Y, ¿cuáles son los temas en los que se presentan deficiencias en materia de igualdad de género?

Me atrevería a decir que uno de los más importantes es el bajo nivel de participación política de las mujeres. A pesar de que en el país hace muchos años existe una ley para la participación política, siempre los partidos han encontrado la forma de no cumplir a cabalidad esa norma. Siempre han buscado figuras o procedimientos que no permiten una participación activa e informada de las mujeres. Todavía el nivel de participación de las mujeres en puestos de elección sigue siendo muy limitado, y no solo en puestos de elección, también en puestos directivos. Aunque tenemos que reconocer que se ha hecho un esfuerzo en esta administración por poner más mujeres en posiciones directivas, aún no podemos decir que tenemos un gobierno absolutamente paritario.

En sus palabras entiendo que la brecha en la desigualdad de género sigue presente...

Tanto en el sector público como en el privado, en los altos cargos de dirección, todavía las mujeres no participan en un nivel paritario. Panamá, al igual que todos los países de América Latina, no tiene una equidad salarial. Hay varias iniciativas para esto e incluso una ley, que establece que las juntas directivas en las que participe el Estado, deben tener un 30% de la participación femenina. Esa Ley tiene más de dos años de haber sido aprobada, pero no se cumple en la actualidad. Entonces, sí hay algunas brechas. Si bien es cierto que el avance de las mujeres en sus niveles educativos es muy importante, todavía hay un rezago en las carreras vinculadas a ciencia, ingeniería, tecnología y matemática. Este tipo de elementos todavía representan retos que se tienen que seguir superando para alcanzar la igualdad y el ejercicio pleno de los derechos de las mujeres en Panamá.

Las mujeres indígenas y afrodescendientes siguen siendo víctimas de discriminación. Vemos las deficiencias que hay en las mujeres indígenas y las afro. Recientemente fue el día de la mujer afro en Panamá, y todos los colectivos sacaron a la luz que todavía hay situaciones de discriminación.

Me ha tocado escuchar la frase de que la ley de feminicidio otorga excesivos derechos a las mujeres, ¿qué opina usted?

No puedo entender cómo alguien puede decir una cosa de esa naturaleza. El feminicidio es probablemente la forma más brutal de violencia contra las mujeres. Reconocer que en un mundo patriarcal, como en el que vivimos, las mujeres muchas veces pierden la vida por el hecho de ser mujeres. Porque cuando se da un feminicidio, normalmente es la pérdida de la vida a manos de una persona que tiene un vínculo sentimental con su pareja o expareja, o una persona del círculo más allegado. Preservar la vida de las mujeres no puede ser bajo ningún punto de vista algo excesivo. Yo honestamente nunca he oído esa expresión y no sé si sería capaz de quedarme callada si oyera esa expresión delante de mí.

¿Cuáles son las consecuencias de la violencia contra la mujer en la sociedad?

Cuando hay una mujer violentada, nada en esa familia, en ese hogar, puede estar bien, porque efectivamente la violencia repercute en los hijos. Hay muchos tipos de violencia: la psicológica, que muchas veces es más fuerte que la física porque no deja huellas y es más difícil de ser reconocida por la víctima, pero que va mellando la fortaleza, la personalidad, la integridad y la dignidad de esa persona hasta someterla y llevarla a pensar que ella no vale nada, que no tiene capacidad, que no puede desarrollarse. Mientras, la violencia económica es esa incapacidad de las mujeres de poder desarrollar su autonomía económica y la posibilidad de tomar decisiones autónomas sobre su vida. Esto también tiene que ver con la poca valoración que tiene el trabajo en el hogar. Ese trabajo no tiene la connotación en las normas laborales porque no recibe un salario y porque no hay un patrono. Entonces, esas mujeres muchas veces tienen que tolerar situaciones de violencia simplemente para mantener el proveedor de su familia. Por eso siempre pongo la educación en un primer plano, porque es lo que puede abrir el paso a tener una verdadera autonomía en todas las decisiones que las mujeres tomamos sobre nuestro cuerpo, sobre nuestra vida, sobre nuestra economía y sobre nuestro destino.

¿El confinamiento ha puesto a la mujer en una situación vulnerable?

Creo que sí. Por varias razones. ¿Qué debe hacer una mujer víctima de la violencia para salir de ese círculo vicioso? Primero: tener acceso al conocimiento de las leyes que la protegen, a las redes de apoyo, y a poder acceder a las instituciones que le pueden brindar protección. Con la pandemia y con el confinamiento esas redes de apoyo han quedado interrumpidas.

Las mujeres ya no tienen contacto frecuente con las amigas, y si es una que era víctima de violencia, queda confinada con su agresor, entonces su capacidad para poder presentar denuncias es mucho más limitada. Por ejemplo, nosotros tuvimos un periodo de aproximadamente dos meses confinados, con ley seca, con el argumento de eliminar la violencia de género. Le cuento que en esos meses los feminicidios se duplicaron. Por eso quiero ser muy enfática con el tema del alcohol, porque cuando se trata de violencia de género no necesariamente tiene que ver con el licor, porque el hombre que es violento, lo es con o sin él. Creemos que lo que pasó fue que las mujeres tenían menos posibilidades de denunciar la violencia en confinamiento, y otros elementos que no tienen que ver con la violencia, que tienen que ver con la carga laboral. Muchas mujeres están haciendo teletrabajo desde sus casas, pero también, como ocurre siempre, son las que están a cargo de apoyar a sus hijos en la teleducación, entonces su carga laboral realmente es muchísimo mayor en estos momentos. Esas cargas se han incrementado. Una de las cosas que todavía tenemos pendiente, para favorecer la igualdad de género, es fortalecer el sistema de cuidados, los sistemas de atención diaria para adultos mayores, porque todos estos cuidados recaen en las mujeres.

Tengo esperanza en las nuevas generaciones, veo parejas jóvenes tener un reparto de labores mucho más equitativa, con un cuidado de los hijos mucho más equitativo, en un compartir las faenas del hogar.

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