La educación, un barco ante un océano de conocimientos

Actualizado
  • 29/10/2020 00:00
Creado
  • 29/10/2020 00:00
Al hablar de educación, según el francés Edgar Morín (París 1921), es necesario reformar el pensamiento para afrontar con lucidez la crisis de la desvinculación de los problemas básicos.

Al hablar de educación, según el francés Edgar Morín (París 1921), es necesario reformar el pensamiento para afrontar con lucidez la crisis de la desvinculación de los problemas básicos. El mismo autor nos recuerda que las actuales generaciones no podemos rendirnos a la fragmentación de la enseñanza, porque todos somos parte de este gran barco.

Ahora, se debe entender que las formas de abordar el aprendizaje son complejas ya que el pensamiento también lo es. Siendo fundamental para todo ser humano el desarrollo del pensamiento, conociendo, comprendiendo, analizando, interpretando e interactuando en el mundo de una manera apropiada.

Algunos de estos aspectos han surgido a partir del aumento exponencial de la población que ha causado, a su vez, un incremento en la destrucción del ecosistema, polución urbana, desigualdad social, burocratización y deshumanización de los procesos en el sector público y privado. Además de las revoluciones industrial y la 4.0 que han introducido máquinas dentro de las actividades diarias, enfriando el proceso de aprendizaje y provocando una deshumanización en la adquisición del conocimiento. Esta despersonalización no solo se ha reflejado en la educación, donde se ha distanciado la relación docente diciente, empeorado aún más por una pandemia y el teletrabajo, sino que ha trascendido a las áreas de las salud donde la hiperespecialización ha hecho que se olvide a la persona, como ser, concentrándose solo en defectos y enfermedades.

El desarrollo del pensamiento lógico matemático es fundamental para la ciencia, la técnica y la economía, provocando grandes beneficios para la humanidad. Sin embargo, este desarrollo desmesurado y deshumanizado ha enmascarado grandes falencias en cuanto a ética y moral, que han agravado la pobreza del alma y la psiquis.

Lamentablemente, parece que es el mercado económico el que dirige y regula la importancia del conocimiento, recalcando siempre que el alumno no maneja todos los conocimientos. Surge aquí la pregunta, ¿nuestros profesores manejan todos los conocimientos o manejan solo aquello en lo que son expertos? Puesto que los conocimientos son amplios en todos los saberes, es cuestión de cómo enfocamos el problema, desmeritándonos, preocupándonos u ocupándonos. Hemos pasado de preocuparnos porque el alumno estuviera alfabetizado a una desmesurada preocupación por el manejo de volúmenes de conocimiento y de tecnologías, dejando de lado que el ser humano conozca, analice, comprenda y evalúe.

La percepción, entonces, es que la memorización es más importante que el análisis, comprensión y aplicación del conocimiento. Pero no podemos percibir aplicación, comprensión y análisis si no hay un profundo manejo de los conocimientos.

Sin embargo, en los países en vías de desarrollo, como el nuestro, la encrucijada es decidir qué es más importante para su desarrollo económico: proveer a la industria de mano de obra barata o educar al pueblo para producir inteligentemente, obteniendo altos beneficios.

Hace más de 60 años, con cada mandato cambian las políticas de educación. No hay una línea política continua que enrumbe nuestra educación. Se han probado programas de todo tipo, en todos los niveles y saberes, cambiando nombres, comprando útiles y accesorios educativos, teorizando que eso le dará calidad a la educación. Olvidándose del actor principal, el ser humano, tanto docentes como dicentes que necesitan probablemente ser percibidos desde otro punto de vista.

Nuestros políticos siguen mirando al piso y no a los cielos. Siguen apostando a curitas políticas que contentan a la población por un par de meses, sin darle importancia a la olvidada educación integral del ser humano. Es vital pensar en todos los niveles educativos, priorizando solo en un desarrollo integral del individuo para entonces asegurar el desarrollo de las economías y del país, más allá de un mandato político. Las políticas populares no necesariamente son las que pueden sacarnos de la crisis de salud pública y económica en la que nos encontramos; debemos ver hacia las políticas integrales y humanas en materia de educación, y proyectarlas a futuro.

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