Alonso Ramos:'Senniaf, una institución socavada por el clientelismo político'

Actualizado
  • 18/02/2021 00:00
Creado
  • 18/02/2021 00:00
Sociólogo y catedrático universitario, que creó la metodología de la investigación de los abusos a menores en los albergues, habló de la experiencia que lo marcó para toda la vida

Alonso Ramos, sociólogo, catedrático e investigador en la Universidad de Panamá, fue seleccionado para formar el equipo técnico de la subcomisión que designó la Comisión de la Mujer, la Niñez, la Juventud y la Familia de la Asamblea Nacional que develó el escándalo de abusos a menores en los albergues.

Alonso Ramos ha realizado numerosas investigaciones.

Ramos habló con La Estrella de Panamá sobre las debilidades que presenta el país en la ejecución de acciones para la protección de los menores de edad y las personas con discapacidad. Se refirió a la Secretaría Nacional de la Niñez, la Adolescencia y la Familia (Senniaf) como una institución ausente de personal técnico, sometida al vaivén de la política partidista.

¿Cuál fue la función que desempeñó dentro de la investigación?

Como es de conocimiento la Asamblea Nacional, a través de la comisión permanente de Asuntos de la Mujer, la Niñez, la Adolescencia y la Familia, tiene la potestad de poder hacer investigaciones en casos de suma importancia que tengan que ver con instituciones del Estado.

Frente a las denuncias que había sobre la situación de los albergues, quien toma esta iniciativa es la diputada Zulay Rodríguez. Ella comisiona a Walkiria Chandler D' Orcy, Yessenía Rodríguez y Petita Ayarza para que habiliten una subcomisión para investigar las denuncias. Tras ello se conforma un equipo técnico de abogados y un psicólogo, y me invitan a participar como sociólogo especialista en metodología de la investigación.

¿Cuál fue su trabajo?

Darle sentido y permanencia metodológica a la investigación.

¿Por qué es importante esto?

Primero, porque es una investigación que tiene implicaciones éticas muy profundas y muy fuertes porque estamos refiriéndonos a la niñez. Pero, no solo eso, sino que estamos hablando de niños en una condición especial, una condición de vulneración de derechos. Y, cada caso es distinto: hay niños con discapacidad, migrantes e indígenas.

Creo una metodología: sugiero entrevistas a actores clave, visitas de campo, revisión bibliográfica, que den cuenta de la situación de la Senniaf. Estuve en todas las entrevistas y en los albergues que visitamos.

¿Me puede hacer una radiografía de la Senniaf?

Hay una politización de la institución. Esto ha convertido una institución que debería ser altamente técnica, en una que está a expensas del vaivén político electoral. Está transformada en una agencia de localización de empleo, según las afiliaciones políticas y los contactos que tengas. Hay gente técnica muy capacitada que trabaja con las uñas. Las contrataciones y el equipo técnico se arman no en función de las necesidades objetivas. Aunque hay gente técnica muy capacitada.

Hemos encontrado cosas en las entrevistas, por ejemplo, las dos trabajadoras sociales que fueron las que dieron la primera alerta sobre las irregularidades y abusos que se estaban dando. A ellas las despidieron. Los informes que elaboraron fueron engavetados y solo circularon entre el personal más allegado al despacho superior, pero no salieron a la luz pública. En ese momento debió haber habido una movilización institucional completa. Esta es una institución que ha sido socavada por el clientelismo político.

¿Y el presupuesto?

No tiene el presupuesto adecuado. Este año le han otorgado $6,5. Eso es una minucia, en un país donde el 50% de los niños está en pobreza y pobreza extrema. No es nada en un país donde los indicadores de estadísticas criminales del Ministerio Público han planteado de manera directa que los casos de violencia contra los niños se han triplicado en la última década, y con la pandemia aumentaron más. Este es un país donde la niñez sufre de una profunda desnutrición, a tal punto que una investigación efectuada en 2018 arrojó que cada mes morían cuatro niños de hambre en el país de los rascacielos.

¿Cuál sería la mejor opción para con estos niños?

Los albergues son una forma de tercerización. Este modelo de servicio es el que está en el ojo de la tormenta. No ha funcionado. Pasarle la responsabilidad del Estado a onegés y fundaciones, no está garantizando la prestación y materialización de los derechos que el Estado debe garantizar como dice la Constitución. El modelo de albergue es una de las cosas que hay que revisar.

¿Cuál es el impacto en la sociedad cuando un menor es victimizado en su casa, pero luego llega al albergue y es revictimizado?

Hay un impacto en los propios niños. El tema de la violencia y la revictimización, y quiero hacer la salvedad de que impacta no solo en la parte anímica, en la manera como tú te relacionas, sino que impacta el cerebro, modifica la estructura cerebral. Eso la neurociencia lo ha investigado. De hecho, se generan lesiones a largo plazo y de manera sostenida que pueden producir incapacidad para realizar actividades más complejas en los niños. Muchos de los menores albergados que han sido víctimas del sistema, van a tener repercusiones para toda su vida.

Me llamó la atención una expresión suya sobre los albergues. Usted dijo que “eran depósitos de la época medieval”. ¿Qué características encontró en ellos para emitir este juicio?

Aclaro que hay albergues que están haciendo las cosas mínimamente bien, mucho más allá de si lo fiscalizan o no. Pero sí encontramos una cantidad importante con infraestructura precaria, no apta para proteger a los niños y adolescentes. No tenían el mínimo de condiciones para la satisfacción de las necesidades básicas. Encontramos un albergue donde había adolescentes mezcladas con adultas mayores, y varias con discapacidad que estaban encerradas con cadenas, que estaban amarradas. Eso fue traumático. En estos albergues no hay personal técnico, es decir, psicólogos, psiquiatras y trabajadores sociales. En todos mis años de mi vida, esto es lo peor que he visto.

¿Qué porcentaje de los albergues está en estas condiciones?

Visitamos 14 albergues y salvo 3, el resto no cumple con las mínimas condiciones estructurales ni de atención.

Y, ¿el impacto en la sociedad?

Quisiera creer que este caso es la punta del iceberg, pero también es la gota que derramó el vaso. Quisiera creer que esto está movilizando conciencia y causando indignación, que deben transformarse en presión y movilización ciudadana. Para que esto cambie, tiene que haber presión ciudadana.

Durante la entrevista que le realizó la subcomisión a la exdirectora del Senniaf Sara Rodríguez dijo que un porcentaje importante de su personal estaba jubilado y padecía de enfermedades crónicas. ¿Justifica esta respuesta lo ocurrido en los albergues?

Estuve en esa indagatoria. De hecho, el equipo técnico elaboró la guía de preguntas. Y creo que esto va más allá, es mucho más profundo. Esto no es de ahora, hay varios documentos e informes del comité de expertos que lo han planteado. En 2017 o 2018, un informe de Unicef y Senniaf, una consultoría sobre los albergues planteó exactamente lo mismo o, por lo menos, muchos de los elementos que hemos encontrado dos años y medio después.

¿Cuál fue el testimonio que más le impactó durante la investigación?

Hablar con la psiquiatra que entrevistamos. Ella fue muy honesta y pude ver la frustración en sus ojos. Ver a las trabajadoras sociales con miedo. Tengo un niño de un año y cinco meses, y eso fue lo único que me mantuvo en pie.

¿Se ha sentido afectado emocionalmente por las experiencias de la investigación de campo?

Todo el equipo técnico ha hecho una solicitud para ser atendido por psicólogos, porque fuimos impactados. Ir al campo y ver lo que estaba pasando, ver a mujeres encerradas con candado, en situaciones precarias, me impactó y creo que no voy a poder olvidarlo en toda mi vida.

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