El Prado de Balboa: urbanismo integrado a la arquitectura y el paisaje

El Prado de Balboa es un importante conjunto de diseño urbano, arquitectónico y paisajismo, diseñado con una visión holística, como parte de las obras para asentamientos permanentes, construidas por la Comisión del Canal Ístmico para servir, en el caso de Balboa, de una 'capital del Canal', como explica McCullough en su libro El camino entre los mares.

El conjunto está formado principalmente por un eje desde el Edificio de la Administración emplazado en colinas a las faldas del cerro Ancón, a lo largo de una amplia vía principal con dos rodaduras de dos carriles y una medianera central, hasta lo que fue la 'casa club de Balboa', enfilando la vista del cerro Sosa, ubicado muy cerca de la ribera del Canal.

Los contornos de la vía y de la medianera están puntuados por altas palmeras ornamentales alineadas y espaciadas uniformemente. A cada lado hay edificios: la mayoría de dos pisos, con emplazamiento y diseño uniforme y armónico, y en la mayoría techos de tejas de alta pendiente.

Por muchos años ha sido un lugar donde pasear, hacer ejercicios o convocar a la gente para eventos públicos como los conciertos y obras de teatro que organiza el Canal cada verano.

Desde mi punto de vista no hay otro conjunto en Panamá en que se haya obtenido una integración del urbanismo con el paisaje y la arquitectura con tanto logro. Pienso que haber emplazado el Edificio de la Administración sobre una colina, en lugar de buscar un sitio plano, y luego dirigir la vista a lo largo de la vía hasta otro cerro, permite dar una sensación de serenidad, de que el entorno construido está contenido por el paisaje natural y que la relación entre ambos es coherente y armónica.

El Edificio de la Administración es una estructura de arquitectura neoclásica, terminado en hormigón visto, y fue diseñado por Austin W. Lord. El acabado en concreto buscaba vincularlo como sede administrativa, con las grandes paredes de las esclusas, principales referentes visuales del Canal, construidas del mismo material.

De acuerdo con el libro El Canal de Panamá y su legado arquitectónico (1905 – 1920) de Carol McMichael Reese y Thomas F. Reese, Lord mencionaba como inspiración a la arquitectura del renacimiento español e italiano.

Al visitar el Edificio de la Administración se puede constatar la fina calidad constructiva de sus detalles y el color ocre del concreto. Al descender la colina desde el edificio hay una escalinata muy ancha, en la que encontramos con frecuencia personas que la suben caminando o trotando. Otros prefieren bajar la loma sobre una corteza de penca o caja de cartón. Al llegar al nivel de la calle se encuentra una fuente, monumento a George Goethals, ingeniero jefe de la Comisión del Canal Ístmico, (ICC por sus siglas en inglés), desde 1907 hasta culminar las obras del Canal.

Goethals, fue designado para el cargo por Teodoro Roosevelt, tras recibir una carta con quejas sobre los trabajos de John F. Stevens, ingeniero jefe anterior, y aceptarla como una renuncia. Al otro extremo del prado se encuentra el 'Círculo de Stevens', una rotonda frente a la casa club, el teatro Balboa y al lado del edificio del correo.

El monumento a Goethals, construido en 1954 (el diseño original no contemplaba monumentos), es una torre terminada con mármol blanco, que deja caer agua por su costado y la hace correr por tres escalones que simbolizan las esclusas, hasta una fuente circular. El Círculo de Stevens, en el otro extremo, cuenta con un macetero y un gran árbol, un paisajismo más modesto. Durante los diez años de construcción del Canal, Goethals trabajó por mucho más tiempo en este y como ingeniero jefe que los otros dos que ocuparon el cargo, Wallace y Stevens.

Austin Lord fue contratado como arquitecto de la ICC, por Goethals en 1912 y también fue nombrado, casi al mismo tiempo director de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Columbia en Nueva York. Desempeñaría ambos puestos simultáneamente, desde Nueva York, viajando a Panamá periódicamente.

Además del Edificio de la Administración, realizó diseños para el 'Bulevar Administrativo' que hoy conocemos como El Prado y diseños para edificios a lo largo de este. Se considera que Lord ejerció mucha influencia sobre la imagen de modernidad en la industrial del Canal, al diseñar edificios como las enormes estructuras de control de las esclusas de Miraflores, Pedro Miguel y Gatún y de la hidroeléctrica de Gatún. Según se describe en el libro de los esposos Reese, Lord tenía muchas ideas para la arquitectura del Canal y tenía la ambición de llevarlas a cabo, pero estas ambiciones encontraron límites al no poder ajustarse a las exigentes expectativas de Goethals con respecto a los tiempos de ejecución de los diseños, a los ahorros en costos que estos diseños debían lograr, sin sacrificar los estándares de estética. Su cargo duró apenas 13 meses y fue reemplazado por Mario J. Schiavoni, el siguiente en la jerarquía de la oficina de Arquitectura.

Pocos meses después del nombramiento de Lord en la ICC, el Congreso de Estados Unidos pasó la Ley del Canal de Panamá (Panamá Canal Act), que establecía que la Comisión de las Artes debería ejercer control artístico sobre las obras de la vía interocéanica.

Fue a través de esta comisión que Frederick Law Olmsted Jr. se vinculó a las obras del Canal. F.L. Omlsted era hijo del urbanista y paisajista del mismo nombre, cuya fama se origina en el diseño del Central Park en Nueva York. A través de Olmsted, se seleccionó a William Lyman Phillips como arquitecto paisajista para el poblado de Balboa.

Una de las principales recomendaciones de Olmsted fue alinear el boulevard con la vista hacia el cerro Sosa, lo que no estaba contemplado en el diseño de Lord. La capacidad de Olmsted para enfocarse en conceptos fundamentales de diseño, así como en detalles técnicos minuciosos lo fue posicionando como experto urbanístico y opacando la estrella de Lord. Phillips fue un protegido de Olmsted y los Reese documentan en su libro la copiosa y detallada correspondencia entre ambos, a través de la cual se nutría el diseño para el emplazamiento del poblado de Balboa y El Prado en particular.

Hoy día, a través del libro Erased, de Marixa Lasso, conocemos más sobre el precio que pagó Panamá por el Canal y por este legado arquitectónico. En el primer capítulo se describe el papel predominante que tuvo el puerto de La Boca, muy cerca de El Prado, en la pérdida del puerto de Panamá y en que los estadounidenses se apropiaran de la función portuaria.

Sin embargo, la compleja relación que guardamos con Estados Unidos no debe ser objeto para descuidar nuestro patrimonio. Desde el año pasado se instaló un proyecto artístico que se propuso como temporal, pero no se dijo por cuánto tiempo. Aunque celebro las oportunidades para artistas de todo género, incluyendo muralistas, arte público y conceptual, encuentro que estas estructuras obstruyen la vista del conjunto, que con tanto cuidado se logró diseñar. También encuentro que es contraproducente construir soportes de concreto para estos proyectos, en espacios de paisajismo como la medianera de El Prado. Considero que este conjunto, único en Panamá por su carácter y dimensiones, debe ser objeto de una declaración de conjunto monumental y un plan para su conservación. De otro modo, corremos el riesgo de ir mitigando sus cualidades estéticas, como ha sucedido ya con otros importantes diseños urbanos como el campus de la Universidad de Panamá, el hotel El Panamá y el hospital Santo Tomás, entre otros.