Los problemas del transitismo

Actualizado
  • 28/11/2021 00:00
Creado
  • 28/11/2021 00:00
El problema social estructural del actual modelo de crecimiento de la economía es que enfrenta hacia futuro una situación que, en el mejor de los casos, debe ser calificada como dinámicamente incierta
Los problemas del transitismo
Un modelo socialmente inaceptable

La necesidad de transformar el modelo económico actual se hace evidente con solo tener en cuenta su incapacidad de resolver las necesidades básicas de la población. Un claro ejemplo de esto es la situación de la provincia de Colón.

Colón, si bien presenta la más intensa inserción en el mercado mundial, constituyéndose en el paradigma del modelo transitista-extractivista, también presenta una muy grave situación social. Es así que, con el fin de ilustrar este hecho, se puede señalar que el porcentaje de pobreza multidimensional de los niños y adolescentes de la provincia de Colón prácticamente duplica al observado en la provincia de Los Santos.

En el centro de este tipo de dificultades se encuentra la incapacidad del transitismo de generar empleo decente. Para seguir con el caso de la provincia de Colón, se puede señalar que ya antes de la pandemia de la covid-19, esto es durante 2019, el nivel de desocupación en esta provincia fue de 12,1% de la población económicamente activa, mientras que para el conjunto del país fue de 7,1%. A esto se debe agregar que, en ese mismo año, el 45,2% de los ocupados se encontraba en condiciones de informalidad.

El inicio del agotamiento

No solo se trata del problema social estructural del actual modelo de crecimiento de la economía. El mismo, además, enfrenta hacia futuro una situación que, en el mejor de los casos, debe ser calificada como dinámicamente incierta.

Ya antes de la pandemia de covid-19 y del desarrollo de las contradicciones entre Estados Unidos y la República Popular de China se venían observado algunos claros signos adversos en los niveles de crecimiento del comercio internacional. Es así que la elasticidad del comercio exterior con relación al PIB mundial que en 1977 fue de 2,8, disminuyó hasta 1,4 en 2018. Esto, que algunos vincularon con el completamiento de las cadenas internacionales de valor y otros la culminación del proceso de desgravación arancelaria, fue una especie de preaviso para quienes, como algunos en el caso de Panamá, confían ciegamente en modelos de extrema apertura externa.

Los hechos recientes

Las cadenas internacionales de valor responden al modelo productivo globalizado. Este, tal como lo destaca Elhan Helpman en su libro El comercio internacional (2014), se caracteriza por la localización en muchos países de las diversas actividades productivas, de servicios y transporte que participan en el proceso de generación de los bienes y servicios, con el fin de maximizar la generación de ganancias.

Dichas cadenas de valor, tal como lo ha señalado Kin Moody, están diseñadas sobre el concepto de “justo a tiempo”, el que implica que por razones de costos se busque minimizar las existencias ya sea de materias primas, bienes intermedios o productos finales. Esto, sin embargo, las hace frágiles, ya que cualquier problema en uno de los nodos de la cadena afecta al conjunto de la misma.

Un primer problema relativo a esa fragilidad lo constituye la confrontación política, comercial y tecnológica entre Estados Unidos y la República Popular de China. Este hecho necesariamente tiene un efecto disruptivo sobre las cadenas de suministros. Para tener en cuenta la posible magnitud de este impacto, se puede recordar que hacia el año 2016 el 43,4% del total de los empleos vinculados a las cadenas internacionales de valor se encontraba en China, en condiciones que el 39,2% de la producción resultante se destinaba a Estados Unidos.

La confrontación señalada ha llevado a que en Estados Unidos se haya llegado a proponer el desacoplamiento de la economía de ese país con la de la República Popular de China. Es de esperarse que aun cuando este proceso no sea de manera completa, sí va a afectar las cadenas de valor internacional. Es predecible, por ejemplo, que una parte significativa de la producción que se hace en este último país se traslade a México. Una investigación realizada en Estados Unidos entre 160 ejecutivos de todas las ramas industriales, mostró que dos tercios de los mismos señalaron que ya se habían mudado o que estaban planeando mudar sus operaciones a México.

Es evidente que se trata de un fenómeno que puede llegar a afectar negativamente la posición del Canal de Panamá y otras actividades en las cadenas logísticas internacionales. Vale la pena agregar que se trata de un fenómeno que no muestra signos de revertirse, sino que más bien parece agravarse en el tiempo, en la medida que se enmarca en un enfrentamiento relacionado con la hegemonía a nivel internacional.

Por otra parte, los acontecimientos recientes provocados por la pandemia han generado un efecto de choque sobre las cadenas de suministros, las cuales, como se adelantó, están basadas en el modelo de justo a tiempo centrado en existencias mínimas. Ahora es muy claro que eventos muy focalizados, como fue el caso del cierre de China por la covid-19, pueden interrumpir toda la cadena de suministros.

La reacción a la evidencia de que cualquier evento puede afectar todo el andamiaje de las cadenas de suministros internacionales seguramente tendrá una respuesta. Es de esperarse que los productores y comercializadores van a intentar diversificar sus fuentes de abastecimiento. Es lógico, entonces, pensar que estas modificaciones en el conjunto de la logística internacional bien podrían afectar la actividad de la plataforma de servicios de nuestro país.

A esto se puede agregar, aún cuando se pueda coincidir con José Antonio Ocampo en el sentido de que los países más desarrollados mantienen un doble estándar en materia impositiva, lo cierto es que los mismos seguirán presionando a Panamá para que adecúe su sistema impositivo a sus condiciones. Esto también tiene la capacidad potencial de afectar el modelo de la plataforma de servicios que opera en nuestro país.

Por otra parte, el avance de las tecnologías de inteligencia artificial, según lo que algunos han llamado la cuarta revolución industrial, ha reducido significativamente el costo de producción de la mano de obra para muchos bienes. Esto va a llevar a que muchas producciones vuelvan a colocarse en los llamados países centrales, afectando las actuales cadenas de valor.

En la medida en que el sobrecalentamiento global signifique aceptar el alto costo ecológico del movimiento de mercancías a largas distancias, se tendrá que dar un acortamiento de las cadenas de suministro. Es, además, conocido el hecho de que los aumentos en los precios del petróleo conducen a que, a fin de mantener el nivel de los costos, los barcos operen a una menor velocidad (slow steaming), produciendo disrupciones en las cadenas de suministros.

Una conclusión obligada

Todo lo anterior lleva a una importante conclusión: la necesidad de reformular nuestro modelo de desarrollo es una tarea urgente. Esta precisa de un amplio y profundo debate sobre el tema.

El autor es economista y profesor emérito de la Universidad de Panamá

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