Trabajar hasta morir, ¿la alternativa en Panamá?

Actualizado
  • 28/04/2023 00:00
Creado
  • 28/04/2023 00:00
Al día de hoy, vísperas del Día del Trabajo, las cifras macroeconómicas señalan una recuperación de la economía nacional, pero la vida diaria muestra un deterioro de las condiciones laborales en el país, por la pérdida de poder adquisitivo de gran parte de los trabajadores
Uno de los mayores problemas para los trabajadores en Panamá es el salario mínimo

El panameño Alberto tiene 64 años, trabaja en construcción civil desde los 26 y no piensa dejar de hacerlo; además, casi nunca ha cotizado a la seguridad social en Panamá y no espera que le den el subsidio de 120 a los 65 porque, con su esfuerzo, tiene su apartamento en la capital y un terreno en el interior.

Casi toda su vida ha sido independiente, nunca se ha afiliado a sindicato alguno porque considera que en la cúpula no velan por los verdaderos intereses de los trabajadores y él, graduado de técnico de la Universidad Tecnológica de Panamá, tiene la agenda tan llena que no le queda tiempo para reuniones ni ganas de dar aportes que no sabe en qué se usan.

Presenta su declaración de renta todos los años, aunque no acostumbra dar factura porque le pagan en efectivo y acude al hospital Santo Tomás o a un centro de salud si requiere atención médica.

Antonio, dos años mayor que Alberto, emigró hace casi cuatro décadas, en busca del “sueño americano”, pero se quedó anclado en Panamá, en aquella época el coyotaje organizado era más salvaje, costoso e ignorado por las autoridades del continente; en tierras panameñas logró ejercer su oficio de mecánico tornero en un astillero naval que se ubicaba en Betania. Con contrato en regla hizo sus primeras aportaciones a la seguridad social.

Pero más pudo su vocación y en la Universidad de Panamá obtuvo su título de músico profesional y cursó estudios en el Conservatorio Nacional de Música, gracias a un mentor que lo apoyó a tiempo completo, un eximio guitarrista panameño de los que animó la visita del general Dwight Eisenhower en 1956, cuando era presidente de Estados Unidos.

Antonio lleva cerca de tres décadas haciendo música en Panamá al frente de grupos que organiza y dirige, también trabaja para otros colegas cuando lo requieren. A sus 66 años aún anima veladas en sitios exclusivos. Lo poco que cotizó a la seguridad social panameña ya lo retiró cuando llegó a la edad de jubilación y su plan de vida es convertirse en desarrollador aprovechando unas tierras que adquirió en provincias centrales.

También hace su declaración de renta anual y cumple con la debida diligencia que exigen cada vez más los bancos en el país, por aquello de “conoce a tu cliente”, porque si no seguimos en las listas de siete colores por ser un “paraíso fiscal”.

Después del boom por la ampliación del Canal de Panamá y las megaobras desarrolladas en el país, en 2010 se llegó a gozar de “pleno empleo” (menos del 4% de desempleo), pero esa burbuja se rompió al empezar 2014 y la pandemia desatada a partir de 2019 llevó esta variable arriba del 18%, según cifras conservadoras.

Al día de hoy, vísperas del Día del Trabajo, las cifras macroeconómicas señalan una recuperación de la economía nacional, pero la vida diaria muestra un deterioro de las condiciones laborales en el país por la pérdida de poder adquisitivo de gran parte de los trabajadores, el 9% de desempleo abierto y el 47% de trabajadores informales, escenario que lanza señales de alerta.

Se cumplió el pasado 2 de abril 51 años del Código de Trabajo “más garantista de América Latina”, al que le quieren meter un zarpazo los extremistas de derecha que tiene este país, una norma producto de una lucha nacional y experiencias traídas por numerosos migrantes que “permitieron erradicar la desigualdad que siempre benefició al empleador”, al decir del magistrado Carlos Vásquez en su obra Reseña histórica del derecho laboral en la República de Panamá, publicado en agosto en la revista Sapientia del Órgano Judicial.

¿Sabían que la ciudadanía panameña se perdía por “beodez habitual”?, así lo dice el artículo 14 de la Constitución panameña de 1904, la primera que sentó las bases de las garantías laborales en el país.

Recordemos que fue el presidente Belisario Porras quien estableció la jornada laboral de 8 horas en Panamá para los trabajadores del comercio, mediante la Ley 6 del 7 de noviembre de 1914 (Gaceta Oficial 2142), o sea que llegamos a los 109 años de rememorar la lucha de los obreros de Chicago, que en 1886 lograron imponer el cambio, consolidado a nivel global en 1889 por la Segunda Internacional.

Pero Alberto y Antonio muchas veces superan la jornada normal por necesidad, así como les pasa actualmente a miles de trabajadores en planilla y los “emprendedores” en aras de la “productividad”, cuando en el mundo se está reduciendo a cuatro días la semana laboral.

Y en la agenda de este año coincide con el inicio de la campaña electoral la próxima revisión del salario mínimo y confrontar la supervivencia del programa de Vejez, Invalidez y Muerte de la Caja de Seguro Social, que está en déficit comatoso.

Uno de los mayores problemas para los trabajadores en Panamá es el salario mínimo, el cual es insuficiente para cubrir los gastos básicos de una familia.

Actualmente, el salario mínimo de 98 ocupaciones reguladas en Panamá oscila entre los $290 mensuales a los trabajadores domésticos de la zona 2, que comprende casi todas las áreas rurales, y los $971,36 de los tripulantes de cabina de vuelos internacionales, según lo aprobado el 31 de diciembre de 2021 por el gobierno para las ocupaciones que mostraron “reactivación”. El resto se mantuvo igual.

Esto significa que muchos trabajadores tienen dificultades para pagar la renta, los servicios públicos y otros gastos básicos de la vida. Según datos de la Contraloría General de la República, en 2020 el costo promedio de la canasta básica en Panamá fue de $368,44 mensuales, ¿qué comía la gente más pobre encerrada por la pandemia?

Para que una trabajadora doméstica alcanzara a cubrir el costo de la canasta básica tenía que trabajar mínimo de 10 a 15 horas diarias los seis días de la semana laboral, y que le pagaran el sobretiempo estipulado, lo cual es otro problema.

Ahora entendemos por qué se mantiene el control de precios de algunos productos y los programas de transferencias directas como 120 a los 65. ¿Hasta cuándo, si sigue aumentando la expectativa de vida más allá de los 80 años, aguantará el bolsillo de todos seguir financiándolo o seguiremos endeudándonos at infinitum?

La mayoría de los trabajadores que ganan el salario mínimo en Panamá se encuentran en los sectores de servicios, construcción y agricultura, los cuales son algunos de los más importantes en la economía del país. Según el Ministerio de Trabajo y Desarrollo Laboral (Mitradel), en 2020 más del 40% de los trabajadores en Panamá estaban empleados en estos sectores.

La precarizacion del trabajo, o sea no tener prestaciones laborales ni derecho a vacaciones pagadas por no tener un contrato indefinido, era ya una realidad para el 37,5% de los asalariados en 2020, que ha ido disminuyendo, pero no al ritmo deseado.

Recuerden que es un secreto a voces que había supermercados y colegios privados que hacían contratos de tres a nueve meses para no pagarles prestaciones a los trabajadores.

Según los datos disponibles hasta abril pasado, la cantidad de trabajadores activos en Panamá era de alrededor de 1,8 millón y el desempleo alcanza al 9,9% de la población económicamente activa, de acuerdo con datos del Mitradel y del Inec (Instituto Nacional de Estadística y Censo).

En cuanto a los trabajadores que pagan impuestos y seguro social, según datos del Ministerio de Economía y Finanzas de Panamá, en 2019 un total de 767.090 trabajadores estaban inscritos en el sistema de seguridad social de Panamá, lo que representa aproximadamente el 48% de los trabajadores activos en el país.

Sin embargo, también hay muchos empleadores en Panamá que no pagan la seguridad social de sus trabajadores, lo que significa que no tienen acceso a los beneficios que ofrece este sistema, como atención médica y pensiones.

Esto es especialmente común en los sectores informales de la economía, donde muchas empresas no están registradas y no cumplen las leyes laborales y fiscales.

Otro problema importante es la brecha salarial y la falta de equidad de género en el mercado laboral. Según datos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), las mujeres en Panamá ganan en promedio un 20% menos que los hombres por realizar el mismo trabajo. Además, las mujeres están subrepresentadas en puestos de liderazgo y en industrias de alta remuneración.

El Día Internacional del Trabajo es una fecha importante para reconocer y honrar los derechos y las contribuciones de los trabajadores en todo el mundo, y Panamá no es la excepción.

Alberto y Antonio siguen contribuyendo con este país, como miles de panameños más, pero no quieren ser una carga para nadie, por eso planificaron su vejez de la manera que saben, trabajando.

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