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Arturo Rebollón: 'Los datos no muestran aceleración en este momento hacia una tercera ola'
- 09/05/2021 00:00
- 09/05/2021 00:00
Los estudiosos de la pandemia de covid-19 no descartan que ocurra una tercera ola a pesar de que en este momento el Ministerio de Salud (Minsa) y la Caja de Seguro Social (CSS) han logrado controlar el ritmo del contagio del virus SARS-CoV-2. Aunque en papel, la tesis implica una serie de medidas preventivas con las que se pretenden minimizar los riesgos. Podríamos decir que con todos los sectores económicos abiertos, hasta el momento la positividad se ha controlado en menos del 5%, una cifra envidiable en comparación con países vecinos y del continente que aún luchan contra la peor cara de la pandemia. Arturo Rebollón, epidemiólogo, explica que los números positivos del país son producto de un año de aprendizaje plagado de ensayos y una población más consciente de la enfermedad. El reto, no obstante, es continuar el control, mantener las cifras bajas y acelerar el proceso de vacunación que muy acertadamente empezó en los corregimientos de mayor prevalencia. Rebollón espera que para septiembre u octubre de este año, luego de haber recibido 6 millones de dosis, la mayor parte de la población haya sido inoculada, entonces, miraremos al virus con otra faceta. ¿Cuáles son los retos que le esperan al país en materia sanitaria, tomando en cuenta que todas las actividades económicas están activas y las clases semipresenciales están prontas a iniciar? ¿Qué desafíos tienen las autoridades de Salud y la ciudadanía para continuar con el control de la positividad de los índices de contagio del SARS-CoV-2 y evitar nuevos cierres como ocurre en países vecinos? Son temas abordados en esta entrevista.
Es una excelente pregunta. Esto es un cúmulo de actividades que se han hecho a través del año. En 2020 nosotros pasamos por momentos muy difíciles cuando Panamá formó parte del top 15 de los países del mundo en casos y en muertes. Esos son llamados de atención que han sido constantes para que la población reconozca que esto es una enfermedad seria, donde ya muchas personas conocemos un enfermo o un muerto. Ahí entra el primer punto. Es una enfermedad real, no es de ciencia ficción o redes sociales, es algo que me pasó a mí. Segundo, hemos tenido un bombardeo mediático respecto a la gran necesidad de prevención y de educación donde no solamente el gobierno, sino entidades no gubernamentales, tanto clubes cívicos como el movimiento Todo Panamá y voluntariado, han logrado calar mensajes que lleguen a las personas clave. Tercero, nosotros estamos en un punto de vacunación interesante en el que hemos llegado a casi 15% de vacunación de toda la población con al menos una dosis. Cualquiera pudiera desestimar esta cifra, sin embargo, en Panamá iniciamos un proceso de vacunación con algo importante, la vacunación comenzó en sitios que tenían mayor prevalencia del virus. Es decir, cuántas personas ya se han infectado y eso incluye los corregimientos de Tocumen, 24 de Diciembre, San Miguelito, que podían estar en una prevalencia de 30% a 40% antes de la segunda ola, y si le sumamos el 15% de la vacunación, te pone en perspectiva que podemos estar con un nivel de protección del 40% que es bastante cerca del número teórico que es la inmunidad de rebaño. Aparte, no hay que demeritar el gran esfuerzo que hacen los profesionales de Salud en campo, que día y noche buscan enfermos, aíslan, dan capacitación comunitaria, son cuatro puntos que hacen que nuestro país sea un oasis de la pandemia en todo el continente.
Ese es un punto clave, en el que tenemos que ir a un concepto básico de salud pública que es la preparación de desastres. Y esto no significa que vamos a hacer bulla, sino hacer ciertas actividades invisibles para el público que nos protejan para eso. ¿Qué se incluye en eso? Fíjese que todavía Panamá sigue haciendo entre 7 mil a 10 mil pruebas diarias, a pesar de que estamos bajitos en casos, se hacen 25 a 30 pruebas por cada infectado. Esto te ayuda a tener al virus contra la pared. Se hacen seguimientos estrictos en los aeropuertos, en la entrada, que han sido criticados, pero donde se hacen 15 mil pruebas están detectando de 15 a 20 personas que portan el virus y hacen una trazabilidad gigante. También la conciencia en Panamá ha cambiado, ya no es una enfermedad rara, la gente aprendió que tiene que vivir con el virus, se han ajustado los protocolos de bioseguridad en sitios de alto riesgo. Por ejemplo, Mi Bus, el transporte público es de muchísimo riesgo y tienen uno de los protocolos de bioseguridad más altos del país para evitar transmisión.
Sí. Pero se contabilizan de forma separada y estratificada porque depende de la velocidad de reporte. Una cosa es hacer la prueba un día, pero tendrá una velocidad de reporte diferente al sistema central. Por eso es por lo que, la recomendación no es solo enfocarse en los datos diarios, donde vemos mucha interferencia estadística. Se recomienda estudiarlo por semana, que es más visualizado. Puedes entender que, si el aeropuerto hizo 15 mil pruebas, en el resto del país se hicieron 50 mil, por ejemplo.
Claro, en el campo se hizo un cambio de estrategia. Antes íbamos a buscar enfermos, ahora tú partes de un enfermo y buscas todos los contactos de la casa, del vecino, del transporte, trabajo y los aíslas. Es un trabajo detectivesco donde vas detrás de las pistas y no a lo loco. Es algo mucho más fino que se logró después de un año de estrategia, de ensayo y error y ahora sabemos que son medidas que están funcionando en Panamá.
Es una buena pregunta. El público está muy interesado en conocer esto. Tenemos que conocer la base en la que hay que trabajar. Primero, sabemos por estudios internacionales que los casos en las escuelas no van de la escuela a la comunidad, es al revés, responden del número de casos que tenemos y eso si sube puede entrar a las escuelas. Sin embargo, hay que aclarar algo, se detecta en la escuela porque ahí hay protocolos altísimos de bioseguridad: detección de temperatura, ventilación, pruebas aleatorias, y es donde se ubica al infectado. Cuando se hacen los estudios, se encuentra que la gran mayoría de los infectados no ocurrieron en la escuela, sino en su casa y van a la escuela. Muy pocos casos ocurren en los conglomerados de la escuela. Eso es lo que muestra la evidencia. También es importante destacar que, si nosotros utilizamos los criterios epidemiológicos, podemos ver que más del 75% de las escuelas ya está en el momento adecuado de abrir de manera híbrida, y algunas como el 25% al 100% de su capacidad. El tercer factor es entender la infraestructura de la escuela, que es el 30%, tienen menos de 50 niños. Cuando pones esos números y la cantidad de salones que hay, tienes espacio para poder implementar las clases en sitios rurales donde la escuela es mucho más que un lugar de educación, sino de alimentación, nutrición avanzada y salud.
Esa es la pregunta del millón. La tercera ola siempre está en un escenario en papel. Un escenario teórico en el que tienes que prepararte para detectarla, manejarla y cómo disminuir su impacto en salud, economía y educación. Ese es un escenario que siempre va a estar en la mesa y hay que estar preparado para evitar crisis. Ya Panamá ha tenido dos olas muy fuertes, que aprendió mucho en el manejo, hay que evitarlo. La respuesta ahorita mismo a esa pregunta, conscientemente, es que los datos no muestran aceleración en este momento hacia una tercera ola.
Fíjate que voy a citar a la ministra de Relaciones Exteriores, Erika Mouynes, quien destacó que el plan no es simétrico, no es lineal que todo mundo saca una regla de tres y multiplican para saber cuántos habrá vacunados por la cantidad de días. Muchos de esos cálculos nos llevan a terminar el proceso en más de dos años. Sin embargo, nosotros vemos que de acuerdo con los contratos y lo mencionado por la ministra, de aquí al tercer trimestre tendremos a disposición casi 6 millones de dosis de vacunas. Eso implica que hay suficiente para el 60% de las personas.
Exacto, Panamá tiene la logística para hacerlo, no lo hace solo con esta vacuna, sino con otras también. Por ejemplo, de influenza; el año pasado tuvimos casi 2 millones de personas vacunadas sin que nos enteráramos. Una cantidad importante de gente fue vacunada y se puede hacer.
Ahí es donde entra la parte de la cantidad de casos que tienes en la comunidad, si tienes por ejemplo la ciudad de Colón donde las playas estaban llenas en Semana Santa, pero es una de las provincias con menos prevalencia del virus, tiene menos casos por semana, hospitalizaciones. Tiene otra cosa, como es un pueblo costero hay mucha brisa y eso disminuye la cantidad de carga viral que hay en el aire, estos dos factores, aunque haya aglomeraciones masivas, la probabilidad sigue siendo baja. Aglomeraciones en espacios abiertos, debo decir.
Que aquí ya empezó a hacer efecto la campaña educativa que ha estado desde el inicio. Hay mensajes muy claros, segmentados por grupo de edad y sector. Hay un par de voces que hacen un poco de bulla negativa, antimedidas, pero la población es inteligente y reconoce cuáles son las cosas que hay que hacer, ellos quieren fiestar, ahora saben qué medidas adoptar, conductas más seguras.
Todo está amarrado al número de dosis. En este momento se hace la vacunación por circuito y grupo de edad para hacerlo más eficiente. Pero cuando van llegando las dosis de manera masiva, se dice, se va a la provincia de tal y se va a vacunar a todo el mundo, en todas partes para vacunar abiertamente y hay el músculo para hacerlo con las enfermeras y el grupo de voluntarios organizados en capítulos que se mueven de provincia en provincia. Estas redes de apoyo que donde se muevan lo harán montones de personas que quieran vacunarse. Además, llegaría un punto en el que entraría la empresa privada para facilitar instalaciones, no solo deben ser en las escuelas, puede ser locales vacíos, gimnasios.
Según los datos que nos compartió la ministra, podríamos decir que de septiembre a octubre podríamos estar cerca del 60% a 70% de la población vacunada.
Esas notas generalmente son de uso interno. El día que la mandaron salió publicada en las redes, por eso es por lo que hay que decir que está dirigida a personal de Salud y por lo cual tiene un tono un poco más solemne. Sin embargo, hagamos una analogía, unos 15 años, tú no llegas al día de la fiesta sin preparativos, hay que tomar una serie de medidas, a veces desde un año previo a la fecha. Así mismo es como está ocurriendo con las autoridades, se están preparando con tiempo porque saben que deben tener una planificación, no se trata de una alerta o de ansiedad.
Hasta el momento se han hecho estudios. Recuerde que esta enfermedad tiene un año y medio en el mundo, las vacunas se han estado estudiando desde junio de 2020 y la vacunación oficial ya arrancó en Israel a mediados de septiembre. Entonces, a mediados de marzo tiraron una publicación que decía que seis meses después de iniciar, todavía las personas tenían anticuerpos, lo que indica es que es un estudio que está en tiempo real y al momento del corte aún había defensas. No es una cosa estática, los estudios continúan hasta el plazo de encontrar en qué momento no hay defensas. Hay que decirlo con transparencia, no sabemos cuánto nos va a proteger, pero hasta el momento va bastante bien. La hipótesis de trabajo es que la vacuna puede durar de uno a dos años sin problema y luego evaluar si sigue siendo un problema de salud pública que requiera de refuerzos periódicos.
El riesgo es una variable clave. Cuando hablamos de riesgo tenemos que decir algo, no existe nada en esta vida que sea riesgo cero. Desde que nos levantamos hasta que nos acostamos hay un riesgo de cualquier cosa. Lo que hay que trabajar es en disminuirlo en todas las actividades, transporte, educativa, comercio, diversión, para evitar una aceleración explosiva y hacer como hemos estado haciendo con todas las pandemias históricamente. Si lo miramos desde la perspectiva de que hay que evitar el riesgo que se contrae de manera invisible, así mismo hay que mantener la pandemia.
Lo primero es que la gente decía que el virus era igual de infeccioso que la influenza, es un mito. Ya mostró ser más infeccioso y que causa enfermedad grave, más muerte, y los que se infectan tienen complicaciones a largo plazo. Segundo, que el virus se transmite por vía aérea, por eso se utiliza la estrategia de las cuatro M: mascarilla, lavado de manos, mantener la distancia y mantener espacios abiertos, que es la clave de la ventilación. Otro mito es que el virus se transmite por superficies, sabemos que el 90% de las infecciones ocurren por vía aérea, no por superficie; se limpia y se quita el riesgo.
Comunicación. Necesitamos mejorarla. Usualmente se enfoca en comunicación de riesgo en un tono negativo. Por ejemplo, el de las escuelas: si la escuela no cumple el protocolo de seguridad no abre. El mensaje debería ser: la educación es importante para el país, para lograrlo tenemos que trabajar juntos para que las escuelas estén en el mejor nivel de seguridad y abrirlas. Debe ser un mensaje positivo, enfocado en la necesidad y la población que lo necesite. Esos son tips de comunicación que hay que mejorar porque se tiende a dar mensajes como de arriba hacia abajo.