Sociedad civil: ¿cuatro gatos?

Actualizado
  • 09/05/2010 02:00
Creado
  • 09/05/2010 02:00
PANAMÁ. Desde noviembre de 2009, cuando la relación gobierno-sociedad civil tuvo su primer roce en el tema de la selección de los nuevos...

PANAMÁ. Desde noviembre de 2009, cuando la relación gobierno-sociedad civil tuvo su primer roce en el tema de la selección de los nuevos magistrados de la Corte Suprema de Justicia, las cosas ha ido de mal en peor.

El congelamiento de proyectos consensuados como el Sistema Penal Acusatorio, la Ley de Descentralización, así como la separación de la procuradora Ana Matilde Gómez, pusieron más tenso el ambiente.

Justo cuando se pensaba que ambos grupos fumarían la pipa de la paz con el llamado del presidente Ricardo Martinelli a la unidad nacional, un nuevo episodio dio reversa una vez más a una conciliación.

Voceros del gobierno descalificaron las acciones de estos grupos, asegurando que solo buscaban “cogobernar”. Incluso el presidente Martinelli intentó disminuir la influencia y la representatividad de estos sectores. “Han hecho todo un zaperoco sólo por sentirse excluidos. En Panamá se hace lo que quiere el pueblo, no lo que quieren cuatro gatos”.

Sin embargo, esos “cuatro gatos” han elevado sus quejas hasta organismos internacionales como la Oficina de Derechos Humanos de la Organización de Estados Americanos (OEA), la Fundación por el Debido Proceso, Transparencia Internacional, la Comisión de Asuntos del Hemisferio (COHA), Amnistía Internacional, Comité de Protección a los periodistas, Human Rights Watch, y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, entre otros.

Las señales que el gobierno ha enviado son interpretadas por la sociedad civil organizada como un absoluto desprecio y poca disposición al diálogo.

Las encuestas, empero, favorecen al presidente y a la labor de su Gabinete, pero hay quienes miran desde otra perspectiva el panorama.

POR LA DEMOCRACIA

Analistas políticos coinciden en que aunque al final es el presidente quien fue electo para gobernar y tomar decisiones, escuchar las posturas y opiniones de estos sectores fortalece la democracia.

Jaime Porcell, investigador de mercado, asegura que Martinelli ya dio el primer paso cuando durante la toma de posesión de la nueva directiva del Consejo Nacional de Periodismo (CNP) hizo una invitación para que lo criticaran. “El presidente ya aceptó que no es constructivo pelear con la sociedad civil”, explicó Porcell, alegando que el gobierno debe actuar con sentido político y recuperar la confianza y simpatía de estos grupos, o cabría la posibilidad de que la ruptura con la sociedad civil los acerque más al lado del a oposición. “Si Martinelli lo sigue manejando como hasta ahora lo ha hecho, lo único que está haciendo es llenar de carne a la masa opositora”, señaló Porcell, al tiempo que recomienda una conciliación entre ambos grupos por el bien de la democracia.

El analista político José Blandón coincide con Porcell en el tema del fortalecimiento de la democracia, pero apunta que es necesaria una renovación en los rostros de quienes representan a estos grupos de la sociedad civil. “Por el fortalecimiento de la democracia se requiere que el Gobierno escuche a la sociedad civil y que haya más voces de la sociedad civil”, dijo.

La dimisión del secretario del Consejo de la Concertación Nacional tensó aún más el ambiente. Francisco Escoffery presentó su renuncia irrevocable al cargo, aduciendo que el gobierno le ha dado la espalda al llamado diálogo de la Concertación Nacional para el Desarrollo, integrado por al menos cuarenta organizaciones.

EL CAMINO CORRECTO

Cuando Felipe Calderón, presidente de México, decidió enfrentar a las narcomafias militarmente, grupos de la sociedad civil en ese país criticaron la medida advirtiendo que eso no resolvería la situación.

Tiempo después Calderón, con muchos muertos de por medio, reconoció que la sociedad civil tenía razón al observar que al crimen había que enfrentarlo con otras medidas y no simplemente “declararle la guerra”. Entonces, Calderón dio un golpe de timón y convocó a estos grupos a participar en la búsqueda de alternativas.

¿Esa historia se repetirá en Panamá? ¿Martinelli debe mirarse en el espejo de su aliado mexicano? Solo queda esperar por estas respuestas.

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