La trama tras la oratoria de Martinelli

Actualizado
  • 04/01/2012 01:00
Creado
  • 04/01/2012 01:00
PANAMÁ. El domingo por la noche, el presidente Ricardo Martinelli pudo no haber descansado mucho. A la mañana siguiente, en el ‘día tras...

PANAMÁ. El domingo por la noche, el presidente Ricardo Martinelli pudo no haber descansado mucho. A la mañana siguiente, en el ‘día trascendental de su mandato’, los esperaba el desafío de leer en público el texto que ya tenía en la mano y ensayaba sin parar. Sabía que estaba por dar un paso hacia una situación de no retorno.

El presidente festejó el Año Nuevo y se alejó del twitter, una de sus tareas más comunes. Se recluyó para practicar. No podría dejar pasar ningún detalle al azar. Y menos la entonación de aquellas frases que saltaban en su guión con negritas y subrayados, y que pronto harían encender a los gremios empresariales y periodísticos.

Pero, ¿quién es el autor del controvertido guión? Esa es la gran pregunta que, tras la explosión de la bomba ‘mediática’ —como la llamaron dirigentes de los trabajadores— nadie quiere, puede o tiene interés en reclamar su autoría.

Incluso, según la Secretaría de Comunicación del Estado, ese es un dato ‘confidencial’.

Luis Eduardo Camacho, jefe de comunicaciones y de los portavoces oficiales, aseguró a este diario que eso no será revelado.

—¿Cuándo has visto que se dice quién le prepara el discurso al presidente?

—¿Por qué no...?

—Si el presidente lo dijo ese es su discurso. Él tuvo que estar de acuerdo con todo lo que se puso ahí.

—¿Entonces no fue él? ¿Quién fue?

—Si él lo dijo ese es su discurso...

Unos sugieren que fue el propio Martinelli quien lo redactó. Sostienen que eso de que para hacer los cambios se necesita ‘dinero, plata, billete, money, fluss y chen chen’ delató su estilo.

Otros, en cambio, creen firmemente que su nuevo secretario de Comunicación, Luis Eduardo Camacho, tuvo que ver. Y otros, en tanto, ven en las palabras de Martinelli el perfil de Salo Shamah, el administrador de la Autoridad de Turismo y uno de los consejeros más allegados al mandatario.

Pero fuentes cercanas al Palacio presidencial endilgan la ‘creatividad’ del discurso a todo un equipo dirigido por el mandatario y con sazón de asesores. Eso sí, al final tabién contó con la aprobación de Jimmy Papadimitriu.

Así planteado, habrían dado un giro a la ruta común de los discursos de este tipo en la reinstalación de la Asamblea, que nacía de los resúmenes que enviaban las oficinas de prensa de los ministerios, y que eran condensados en un texto único para lectura del presidente que informaba sobre el estado de la Nación.

De hecho, Martinelli sabía de antemano que sus palabras revolverían el país que lleva dos años y medio dirigiendo con agridulce filo. Antes de ingresar al Palacio Justo Arosemena se lo dejó saber a los periodistas.

‘Por favor, escuchen mi discurso. Pásenlo por todos los medios, analícenlo y después hablemos’, dijo sembrando la curiosidad. Luego del discurso no parecía haber dudas. Como un peleador que grita ‘vengan todos juntos’. Y vinieron.

Ayer siguieron las cadenas de críticas. Políticos, gremios y empresarios manifestaron su preocupación por el tono en el que habló el mandatario. Como ya es historia, acusó a los que llamó ‘empresaurios’ y a los medios de los males de su gestión. Y les declaró la guerra... la que, predicen analistas, encenderá todo el 2012 y hará turbio el camino a las próximas elecciones.

‘Más que un discurso a la Nación, fue una arremetida muy irrespetuosa. Lo de ayer (del lunes) es un hecho inédito. Me trasladé al momento en que (el entonces general Manuel Antonio) Noriega adelante de las cámaras de televisión dijo que para sus amigos plata, para los indecisos palo y para sus enemigos plomo. Eso fue lo único que le faltó decir al presidente’, analizó la exlegsisladora y vicepresidente del opositor Partido Popular, Teresita Yánis de Arias.

Los señalamientos en contra y a favor de Martinelli caldearon la jornada de ayer. Por todos lados se hablaba del mismo tema.

Así como Yánis de Arias dijo en TVN que el presidente ‘exageró en su discurso y arremetió contra determinados sectores de una manera irresponsable y dando a entender que todos son unos pillos’, el opositor Partido Revolucionario Democrático (PRD) y los gremios periodísticos hablaron.

Analistas políticos presagiaron un gris panorama de aquí al fin de este período constitucional, y en la Cámara de Comercio, el empresario Ithiel Roberto Eisenmann —quien ha mantenido fuertes altercados con la gestión Martinelli por sus denuncias— rechazó sus palabras. (Ver nota: ‘Directivos de la Cámara de Comercio invitarán a reunión a Martinelli).

‘La libertad de expresión y los medios son los principales pilares de la democracia’, planteó el vicepresidente y político opositor, Juan Carlos Varela, en Chiriquí. Justamente sobre él, el jefe de Estado sostuvo que ‘se hace la víctima y no puede resolver el problema del pueblo’.

La expresidenta Mireya Moscoso, por su lado, pidió generar consensos, y tratar de ‘sentarnos a conversar’.

‘Lo que tenemos que buscar es sentarnos, conversar con todos los actores de este país, que haya paz (...) en mi gobierno llamábamos a los trabajadores, empresarios y medios, y nos sentábamos a conversar. Hablando se puede llegar a muchas cosas’, reflexionó.

El Comité Ejecutivo del PRD (partido que también recibió parte del iracundo sermón presidencial) vio como ‘un fiasco político’ el actuar de Martinelli. ‘El presidente debió reflexionar sobre cómo fortalecer la institucionalidad del país y la democracia electoral (...) todo lo contrario, prefirió rasgarse las vestiduras y presentarse como una víctima y un paladín del pueblo’.

‘O se entregan a la prensa amigable, o echamos para atrás, o nos calzamos los guantes para dar una mejor vida a los panameños’, reza parte del mensaje que dio el presidente a sus ministros, asediados (según varios) por los escándalos a los que la prensa los ha estado vinculando.

Pero para la presidente del Fórum Nacional de Periodistas, Norma Núñez Montoto, no hay nada de esto. Lo que simplemente hay es un ‘discurso demagógico’ que —dice— choca con el ‘mensaje de conciliación’ que envió a final de 2011.

‘Lo que hizo fue una escena que dejó en vergüenza no solo al periodismo nacional sino a todos como país’.

El analista de mercado Jaime Porcell ve más allá. Recuerda las palabras de Martinelli y formula lo que el gobierno quiere evitar. ‘Aún así, lo del lunes no detiene la caída, y menos detendrá la negativa de los medios de ser los relacionistas públicos’.

Desde el fin de la alianza con los panameñistas, en agosto pasado, la gestión del presidente Martinelli ha entrado en franca caída. En dos de cuatro meses ha registrado más rechazo que aceptación. Por eso reformularon la estrategia de comunicación y propusieron ‘El Presidente Informa’, una intervención que las cadenas de televisión deberán emitir obligatoriamente una vez por semana desde este mes, y que muchos comparan con el estilo chavista.

LA DEFENSA

Los emisores del gobierno, en tanto, sacaron la cara por el mandatario. La ministra de Trabajo y Desarrollo Laboral (Mitradel), Alma Cortés, secundó sus críticas contra los medios.

‘Él fue bastante claro en que él siente y lo hemos vivido muchos ministros, una persecución al extremo de ir logrando mellar sus ganas de trabajar’, planteó en Telemetro.

En su caso, Cortés enumeró los escándalos por la titulación de sus tierras en Chepo (destapado por este diario en julio) y por los manejos del programa Mi Primero Empleo. Son ‘cosas irrisorias para atacar... para obligarlo a quebrarle la voluntad para que renuncie o que el presidente le diga vete’, dijo, como voz de sus compañeros.

El titular de Economía y Finanzas, Frank De Lima, en tanto, aseguró sentirse ‘frustrado porque pareciera que no existiera una objetividad en las cosas que se han hecho’. ‘Aquí se están juzgando en los medios actos del gobierno, sin que hayan ido a tribunales’.

Hoy la relación presidente y los medios parece contradictoria. A los que cuestiona son los mismos que en campaña de alguna forma cimentaron su camino al poder.

Y entonces poco se les criticaba.

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