La crisis de los misiles, cincuenta años después

Actualizado
  • 28/10/2012 03:00
Creado
  • 28/10/2012 03:00
Hace 50 años, el 22 de octubre de 1962, el mundo vivió con angustia lo que creyó era el inminente estallido de la tercera guerra mundial...

Hace 50 años, el 22 de octubre de 1962, el mundo vivió con angustia lo que creyó era el inminente estallido de la tercera guerra mundial, cuando el entonces presidente J. F. Kennedy hizo público que la Unión Soviética había colocado misiles con ojivas nucleares en Cuba, a partir de lo cual se alcanzó el nivel de alerta nuclear más alto de la historia. Solamente habían transcurrido diecisiete años de los bombardeos atómicos estadounidenses sobre Hiroshima y Nagasaki, en Japón, que pusieron el punto final a la Segunda Guerra Mundial en 1945.

El suceso abarca el período comprendido entre el descubrimiento de los misiles (15 de octubre) hasta ‘el fin oficial de la crisis’ el 28 de octubre, cuando se anuncia el desmantelamiento de los cohetes e inicia el retorno hacia la Unión Soviética de todos los componentes de Anadyr, código de la operación militar secreta. Incluso algunos autores sostienen que ciertos niveles del problema continuaron generando sucesivas ‘minicrisis’ hasta enero de 1963. Y eso que para entonces se desconocía que seis meses antes de la crisis, Estados Unidos había desplegado secretamente misiles en Okinawa, casi idénticos a los que la URSS envió meses después a Cuba (Chomsky 2012).

UNA HISTORIA INACABADA

‘Crisis de los Misiles’ para los Estados Unidos, ‘Crisis de Octubre’ para la antigua Unión Soviética y ‘Crisis del Caribe’ para Cuba, se trata de uno de los hechos político-militares contemporáneos más recurrentemente analizados por especialistas de diversas disciplinas que a nivel mundial y a lo largo de medio siglo han enfocado aspectos múltiples de aquel acontecimiento. Paradójicamente, la trama íntima del conflicto sigue en gran medida oculta. Ya sea porque la mayor parte de esos estudios se sostienen en la visión y en las fuentes oficiales estadounidenses, o porque hasta hace muy poco Rusia empezó a desclasificar información referente al caso, o por el silencio cubano en torno a la polémica surgida por la decisión soviética de retirar los misiles de la isla.

Mientras que la mayor parte de quienes han estudiado esta coyuntura crítica la han caracterizado como una de las semanas más peligrosas de la segunda posguerra –por ejemplo, Sheldon Stern para quien "Nunca antes o desde entonces, la supervivencia de la civilización humana estuvo en juego durante unas pocas semanas de peligrosas deliberaciones, que culminaron con la semana que tuvo en vilo al mundo’, también es posible identificar huellas de otras visiones y miradas inexploradas hasta ahora en textos emblemáticos de la época como la carta de despedida del Che Guevara dirigida a Fidel Castro, en 1965, en la que confiesa: ‘He vivido días magníficos y sentí a tu lado el orgullo de pertenecer a nuestro pueblo en los días luminosos y tristes de la Crisis del Caribe’. Con ese mismo talante, hace pocos días el ex presidente cubano Castro, único líder superviviente de la Crisis de 1962, publicó en un diario de su país: ‘…Cuando Jruschov nos propuso instalar proyectiles de alcance medio similares a los que Estados Unidos tenía en Turquía —más cerca todavía de la URSS que Cuba de Estados Unidos—, como una necesidad solidaria, Cuba no vaciló en acceder a tal riesgo…’.

Robert McNamara, miembro del ExCom, reconoció años más tarde que Cuba tenía justificaciones para temer un ataque: "Si hubiera estado en el lugar de un cubano o un ruso, yo también habría sentido temor", dijo en el 40 aniversario de la crisis de los misiles.

PRIMERA CRISIS NUCLEAR

Con el fin de la Segunda Guerra Mundial y la apertura de la Guerra Fría, el advenimiento de la era atómica generó profundas consecuencias al introducir el ‘equilibrio del terror nuclear’ y la ‘doctrina de la mutua destrucción asegurada’ como factores enteramente nuevos en el campo militar y, consecuentemente, en la política mundial. Algo semejante a la invención de la pólvora que provocó una revolución total en los asuntos castrenses e inauguró una nueva etapa en el desarrollo del arte militar y en la organización de las fuerzas armadas así como en las relaciones interestatales de entonces. En todo caso, la Guerra Fría se tradujo en una ‘carrera armamentística’ entre Estados Unidos y la Unión Soviética cuya meta fue desarrollar y desplegar arsenales que consideraban necesarios para satisfacer sus requerimientos militares y políticos.

La Crisis de los Misiles de 1962 hizo fracasar el intento soviético de romper o matizar secretamente el monopolio nuclear bipolar que inauguró el sistema de posguerra, convirtiéndose de este modo en la primera crisis nuclear del periodo de Guerra Fría. El modo como fue resuelta –compromiso de la URSS de desmantelar las bases de misiles en Cuba, a cambio de la garantía de que Estados Unidos no realizaría ni apoyaría una invasión a la isla, así como el desmantelamiento de las bases de misiles nucleares en Turquía- fue producto de continuas negociaciones secretas llevadas a cabo por los representantes de las superpotencias, de las que fue excluido el gobernante cubano.

Al final del mensaje dirigido a Kennedy aquel domingo 28 de octubre de 1962, y de cara al futuro, Jruschov decía: ‘Nos gustaría seguir intercambiando puntos de vista sobre la prohibición de las armas atómicas y termonucleares, el desarme general y los problemas relativos a la relajación de la tensión internacional’ (citado por A. Schlesinger). Cinco años más tarde, en 1968, fue firmado el Tratado de No Proliferación Nuclear, basado en tres pilares fundamentales: la no proliferación, el desarme y el uso pacífico de la energía nuclear.

¿LECCIONES APRENDIDAS?

De acuerdo a Philip Brenner, experto en relaciones entre Estados Unidos y Cuba, las principales lecciones que dejaron los episodios de octubre de 1962, son: 1) las crisis deben ser prevenidas ya que no pueden ser manejadas, 2) los adversarios en una crisis deben ser flexibles y comunicarse entre sí para reducir las posibilidades de llegar a un conflicto violento; 3) evitar como la peste el término "crisis", porque "si empiezas considerando algo como un problema, se puede trabajar a partir de ahí e intentar diversas soluciones, como sanciones, pero una crisis es como cuando se te quema la casa: no convocas una junta de vecinos para decidir qué hacer. Llamas a los bomberos y apagas el fuego. Eso es una crisis, requiere una solución instantánea".

Las amenazas bélicas en el Medio Oriente, que podrían volverse reales en cualquier momento, una vez más incrementan el peligro de una catástrofe nuclear.

En la Posguerra Fría el riesgo de una ‘mutua destrucción asegurada’ es mayor de lo que fue en el pasado por tanto las circunstancias nos obligan a construir, urgente y sin vacilaciones, una oportunidad para la paz.

DOCENTE UNIVERSITARIA

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