Así lo confirmó el viceminsitro de Finanzas, Fausto Fernández, a La Estrella de Panamá
Compromiso nacional por un mundo sin contaminación por plástico



- 24/06/2025 00:00
La contaminación por plásticos representa una amenaza ambiental, social y sanitaria de escala global. Sus impactos afectan tanto a los ecosistemas como a la salud humana. Estudios internacionales han demostrado que los microplásticos están presentes en alimentos, agua potable e incluso en el aire que respiramos, y puede causar daños celulares, disrupción endocrina, inflamación y efectos adversos en la reproducción humana.
Además, la acumulación de plásticos en ambientes naturales pone en riesgo a miles de especies animales, muchas de ellas en peligro de extinción.
En Panamá, el diagnóstico es alarmante. Según la hoja de ruta para la Acción por los Plásticos, en 2022 se generaron más de 380.000 toneladas de residuos plásticos. El promedio per cápita fue de 90 kilogramos anuales, casi el doble que el promedio regional de América Latina y el Caribe. Del total generado, más del 88% fue gestionado de forma inadecuada: quemado a cielo abierto, vertido en sitios no controlados o directamente contaminando cuerpos de agua y suelos.
Esto no solo causa daños ecológicos, sino que compromete servicios ecosistémicos vitales como la purificación del agua, la calidad del aire y la seguridad alimentaria.
La hoja de ruta identifica que de mantenerse el modelo de “negocio habitual”, para 2040 la generación de residuos plásticos podría superar las 913.000 toneladas anuales, de las cuales más del 89 % continuaría siendo gestionada inadecuadamente. Por el contrario, si se adopta un “escenario de cambio de sistema” con intervenciones en todo el ciclo de vida del plástico, se podría reducir en un 67 % esa contaminación y alcanzar una circularidad del 58 %, y generar además importantes beneficios económicos, ambientales y sociales.
Acciones estratégicas
Para revertir esta situación, el Gobierno de la República de Panamá ha venido desarrollando acciones concretas a través del Ministerio de Ambiente, incluyendo:
- El establecimiento de la Plataforma Nacional de Acción sobre los Plásticos (NPAP Panamá), un espacio de concertación multisectorial que dio como resultado la elaboración de la Hoja de Ruta Nacional para la Reducción de la Contaminación por Plásticos.
- Implementación y seguimiento de normativas.
- El Plan Nacional de Basura Marina.
- Acciones de educación ambiental, fortalecimiento del reciclaje y promoción de modelos de economía circular.
Panamá forma parte del proyecto GEF-LAC CITIES, una iniciativa financiada por el Fondo Mundial para el Medio Ambiente. Este proyecto busca transformar los sistemas de producción y gestión de residuos plásticos en ciudades clave como Panamá, San Miguelito y Colón, que integran conceptos de economía circular, innovación tecnológica y participación ciudadana.
Además de las acciones nacionales, Panamá participa activamente en el proceso de negociación para el desarrollo de un tratado mundial legalmente vinculante sobre la contaminación por plásticos, mediante el Comité Intergubernamental de Negociación de Naciones Unidas. Este tratado busca establecer un marco global para abordar el ciclo completo del plástico, desde la producción hasta su disposición final, incluyendo medidas sobre diseño, etiquetado, financiamiento, monitoreo y cooperación internacional.
Panamá ha abogado por una postura ambiciosa y justa, que asegure el acompañamiento a los países en desarrollo y la transición ecuánime hacia una economía circular inclusiva.
Marco normativo
En el plano legislativo, Panamá también ha avanzado con leyes pioneras como:
- Ley 1 de 19 de enero de 2018, que promueve el uso de bolsas reutilizables.
- Ley 187 del 2 de diciembre de 2020, que regula y prohíbe el uso de productos plásticos de un solo uso como cubiertos, vasos, platos y empaques de poliestireno.
- Ley 276 del 30 de diciembre de 2021, que regula la gestión integral de residuos sólidos e incorpora el principio de responsabilidad extendida del productor.
La lucha contra la contaminación por plásticos requiere una acción coordinada de todos los sectores: gobierno, empresas, academia, sociedad civil y ciudadanos. Solo mediante un enfoque sistémico, con soluciones innovadoras y compromiso continuo, lograremos construir un futuro libre de contaminación plástica.
Para complementar todas estas acciones, como consumidores también tenemos un papel esencial. Algunas acciones clave para reducir nuestro impacto incluyen:
- Evitar plásticos de un solo uso como cubiertos, platos, vasos y bolsas.
- Reducir el consumo de productos sobreempaquetados y elegir opciones con menos plástico o empaques reciclables.
- Llevar bolsas reutilizables y envases propios al hacer compras o pedir comida.
- Evitar la compra de productos cosméticos y de cuidado personal que contengan microplásticos, como exfoliantes con “polietileno” o “polipropileno” en sus ingredientes.
- Optar por envases retornables o rellenables al comprar agua, productos de limpieza o alimentos a granel.
- Informarse sobre los símbolos de reciclaje y conocer qué tipos de plásticos son reciclables en su comunidad.
- Separar correctamente los residuos en casa y entregarlos a programas de reciclaje.
- Apoyar a emprendimientos que promuevan productos retornables o biodegradables.
- Participar en ferias, voluntariados y campañas de limpieza organizadas por comunidades.
Panamá está en el camino correcto, pero el reto sigue siendo enorme. Necesitamos redoblar los esfuerzos, fortalecer la implementación de las políticas existentes y acelerar la transición hacia un modelo de producción y consumo verdaderamente sostenible.
La lucha contra la contaminación por plásticos no es solo responsabilidad de los gobiernos o las empresas. Requiere un compromiso compartido de todos los sectores de la sociedad. Desde quien produce hasta quien consume, todos tenemos un rol que desempeñar.
Panamá ha demostrado que con voluntad política, legislación coherente, participación social y cooperación internacional, es posible avanzar hacia un futuro libre de contaminación plástica. La meta es ambiciosa, pero necesaria.
El planeta no necesita más plástico. Necesita más personas comprometidas con su cuidado. Porque el futuro que queremos no se construye con desechos, sino con decisiones informadas, sostenibles y solidarias.