Tecnología con ciencia y ética para el desarrollo

Actualizado
  • 26/04/2015 02:01
Creado
  • 26/04/2015 02:01
Orientar a los sistemas universitarios a explorar el uso de nuevas tecnologías en ‘economías basadas en el conocimiento'

En los espacios de debates y acuerdos del gran escenario de la VII Cumbre de las Américas se incorporó, de forma inédita, a la academia como un gran actor de reflexión e iniciativas en las tareas del desarrollo. Debemos aplaudir esta decisión. Son varias las razones que lo fundamentan; sin embargo, el papel que tiene la educación y el conocimiento científico en el desarrollo con equidad e inclusión por sí solo lo justifican.

Tres ejes organizaron el Foro de Rectores, ‘Aprovechar la tecnología y la innovación para mejorar la enseñanza universitaria y la investigación en la región'; ‘Investigación de la Universidad para el Desarrollo Económico y Empresarial'; y ‘Movilidad Académica'. Para este propósito participaron como organizadores en este esfuerzo, el Ministerio de Educación de Panamá (Meduca), la Universidad Tecnológica de Panamá (UTP), Georgia Tech, CEPAL y la OEA. Felicitamos a los organizadores ya que el evento congregó cerca de 400 rectores.

LOS ÉNFASIS

El documento oficial que fundamenta al ‘Foro de Rectores' hace una breve referencia a la revolución mundial en la tecnología y su impacto en los procesos de aprendizaje, en la manera en que se redefinen estos procesos, como también el alcance que tiene esta revolución tecnológica en las universidades. El documento más el programa de actividades —de 1678 palabras aproximadamente—, menciona en 16 ocasiones la palabra ‘tecnología', 16 veces a ‘innovación', una sola mención a la palabra ‘ciencia' (en una cita de referencia al pie de página) y ninguna a la ‘ética'.

Sin duda que las llamadas TIC's (computadoras, tabletas y celulares inteligentes) y lo que ellas involucran, construyen un nuevo soporte de procesos docentes que nuestras instituciones de educación superior no pueden ignorar.

Esto toca a los procesos de aprendizaje y de educación superior. De igual manera, reconocemos que los temas del crecimiento en América Latina y el Caribe están condicionados por las demandas que el comercio internacional hace de una región rica en materias primas, orientadas —salvo contadas excepciones—, por organizaciones de producción y fuerzas de trabajo de escasa productividad y calificación.

Por eso se examinan en América Latina, otros nichos de crecimiento con alto valor agregado,

por sus altas exigencias en ciencia, tecnología y educación. Esto toca a las temas de equidad y cohesión social.

Sin embargo, orientar a los sistemas universitarios de la región a explorar la utilización de nuevas tecnologías para la creación de productos de valor agregado en ‘economías basadas en el conocimiento', requiere de una visión distinta que la mera tecnología no puede dar.

Como resultado de las políticas de libre mercado y apertura indiscriminada, un sin número de ‘empresas de producción de alta tecnología y de exportación' que se asientan en la región, producen lo que conocemos como externalidades negativas o costos externos de naturaleza medioambiental, y que están relacionadas tanto por las modalidades de transformación productiva empleadas, como por el impacto que tienen en los recursos naturales, en la degradación del medio ambiente.

No está demás mencionar a lo que sirven las tecnologías sin más; es decir, tecnologías orientadas a la maximización de la inversión y a la ganancia y vaciadas, por tanto, de una reflexión crítica sobre su uso: las tecnologías sin criterio científico y ético sirven a la sobre explotación; a la expulsión y destrucción de pueblos y sus hábitats; a la saturación de desechos tóxicos en nuestros ríos; todo un conjunto de actividades intencionales o no, que afectan al medio ambiente y a la sociedad.

DETRÁS DEL FORO

Frente a los ostensibles éxitos de la VII Cumbre de las Américas, caracterizada entre otros por el acercamiento entre los Estados Unidos y la República de Cuba, salta a la vista como paradoja, el alejamiento o marginación de la Universidad de Panamá en la organización y participación del Foro de Rectores de Universidades.

Con ello no solo se excluyó a la más importante universidad del país, sino que con ello se desconoció también, a la institución que contiene las más importantes fortalezas en las ciencias sociales, naturales y exactas, y saberes humanísticos. Veamos esto en detalle.

Lo que está tras esta decisión de exclusión es una interesada movida de poder de algunos actores institucionales tanto públicos como privados, todos ellos orientados en posicionar con ‘ventaja', a determinadas universidades en la disputa por recursos económicos y colocar en la esfera de los conocimientos, a determinas instituciones de educación superior como depositarias y hegemónicas del denominado, ‘saber necesario' para el desarrollo. Un desarrollo que se intenta orientar desde un sesgo tecnológico y gerencial. Para ello es necesario excluir en lo estratégico, a la Universidad de Panamá.

Contribuye también a esta escapada institucional hacia adelante, la percepción acertada o no, que los problemas coyunturales que hoy dividen a la comunidad académica de la Universidad de Panamá, se expresan también en debilidades institucionales.

Lo cierto es que la primera universidad del país ostenta fortalezas estructurales en saberes científicos y humanísticos que son indispensables para el desarrollo nacional.

LOS COMPONENTES DEL DESARROLLO

¿Qué es un sesgo tecnológico? Es pensar que los temas del desarrollo descansan o se fundamentan en una racionalidad meramente instrumental.

No solamente eso, este razonamiento en su falsa arrogancia es el que construye la superioridad intelectual de lo técnico orientado por la sola eficiencia de sus procedimientos y por la eficacia de sus logros.

Tecnología sin ciencia y sin orientación ética. Por eso las ciencias sociales se orientan en el propósito último de conocer el medio social en que se instalan las tecnologías que le dan soporte a los procesos de trasformación productiva, en sociedades con pretensión de ser sociedades del conocimiento.

El conocer científico tiene sus ‘formas': diagnósticos, investigaciones explicativas (cuantitativas o cualitativas), modelos de simulación, etc. Estas ‘formas' se sirven de soportes epistemológicos, teórico—metodológicos, técnicos o instrumentales; en definitiva, de complejas estrategias metodológicas diseñadas para saber y comprender.

Con todo, el conocimiento científico de la realidad se hace casi siempre desde un piso normativo que lleva a las ciencias sociales a proyectar posibles escenarios ideales, todos ellos fundamentados en el análisis del presente.

De eso trata el diseño de políticas públicas fundadas en el conocimiento y orientadas al desarrollo con inclusión y equidad.

Con todo, hay que reconocer también que la dinámica socioeconómica de los países de la región está marcada hoy por una revalorización de la intervención del Estado en la economía, como producto del fracaso de la agenda neoliberal –especialmente por su responsabilid ad en las grandes asimetrías socioeconómicas creadas y profundizadas por el mercado—; y que en alianza con otros sectores de la sociedad—entre ellos los académicos—, el Estado emerge hoy como el principal actor en la gestión de una nueva agenda de desarrollo y garante de la inclusión y cohesión social.

Para un país que actúa casi siempre con retraso, es crucial comprender las nuevas directivas de políticas públicas que relacionan, Estado y Sociedad con Conocimiento.

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