Abogados, empresarios o médicos... ¿quiénes fueron mejores presidentes?

Actualizado
  • 10/06/2018 02:00
Creado
  • 10/06/2018 02:00
La formación académica y la profesión moldean la forma de pensar y el proceso de toma de decisiones. Los registros históricos podrían señalar qué profesión produce mejores líderes nacionales

‘Estudia el pasado si quieres definir el futuro', decía el pensador chino Confucio.

En el caso de Panamá, si tomáramos los patrones de 115 años de vida republicana para pronosticar los resultados de la campaña presidencial que se avecina, tendríamos que concluir que el próximo presidente será un abogado nacido en la ciudad capital, procedente de una familia de clase media-alta y egresado de una universidad estadounidense.

Los Mejores

BELISARIO PORRAS

1912-1916, 1918-1920, 1920-1924

Impulsó obras públicas, códigos, leyes y carreteras.

HARMODIO ARIAS

1931, 1932-1936

Gracias al tratado que negoció y firmó, Panamá dejó de ser un protectorado.

ENRIQUE JIMÉNEZ

1945-1948

Bajo su gobierno finalizó la Constitución de 1946.

GUILLERMO ENDARA

1989-1994

Sentó las bases democráticas del nuevo periodo.

ERNESTO PÉREZ BALLADARES

1994-1999

Modernizó las estructuras económicas del Estado y sentó las bases de una economía más competitiva.

Los registros históricos favorecen estas tendencias. Entre 1903 y 2018, cuarenta y cuatro panameños fueron distinguidos con el título de ‘presidente de la República'. Trece de ellos fueron abogados y veintinueve nacieron en la provincia de Panamá.

La mayoría provenía de familias de clase media o alta,  relacionadas con grupos tradicionales de poder. Solo algunos ‘outsiders', provenientes de pequeños pueblos del interior y familias no adineradas lograron abrirse paso hasta alcanzar la posición de mayor honor y prestigio en la República. Entre ellos, Harmodio Arias, Rodolfo Chiari, Belisario Porras, Aristides Royo y Francisco Rodríguez.

En la mayoría de los casos, llegaron a la Presidencia con una formación académica importante. Además de 13 abogados, 8 fueron empresarios, 7 economistas, 7 ingenieros, 5 médicos, 2 políticos, un militar y una decoradora de interiores. Solo tres de los 44 presidentes carecieron de estudios universitarios (Enrique A. Jiménez, Ricardo Adolfo de la Guardia y Rodolfo Chiari).

¿Cuáles fueron más exitosos? Probablemente los abogados. Descartando a quienes llegaron a la Presidencia como sustitutos y aquellos que no concluyeron su mandato, nos aventuramos a nombrar como ‘mejores presidentes' a Belisario Porras (1912-1916, 1918-1920 y 1920-1924), Harmodio Arias (1932-1936), Enrique A. Jimenez (1945-1948), Guillermo Endara (1989-1994) y Ernesto Pérez Balladares (1994-1999) (ver recuadro).

De estos cinco jefes del Ejecutivo, tres fueron abogados (Belisario Porras, Harmodio Arias y Guillermo Endara). Enrique A. Jiménez no hizo estudios universitarios, pero desde muy joven trabajó como secretario privado de Belisario Porras, por lo que pudo haber aprendido a pensar como uno.

Como políticos, los abogados tienen varias ventajas: conocen y entienden las instituciones del Estado y las relaciones entre ellas; están entrenados para hacer análisis, resolver conflictos de forma práctica, involucrando posiciones antagónicas. Generalmente tienen facilidad de expresión y de persuasión.

Por otra parte, los economistas como Pérez Balladares, están entrenados para investigar las necesidades de la población y buscar recursos para suplirlas; saben predecir el desarrollo económico sobre abstracciones y tomar decisiones para favorecerlo. En el caso de Pérez Balladares, supo utilizar estas capacidades para sentar las bases de una economía más competitiva.

EMPRESARIOS

¿Y qué decir de los hombres de negocio? Acostumbrados a tomar decisiones y a imponer su criterio, a ser obedecidos... muchos se animan a participar en la vida pública con un genuino interés de llevar energía e innovación a la anquilosada burocracia estatal.

Pero los empresarios no han sido sobresalientes en este empeño. Pedro Díaz (1918), Alcibíades Arosemena (1951-1952) y Ricardo Arias ocuparon la presidencia por breve tiempo, en su carácter de ‘designados'.

Los gobiernos de Rodolfo Chiari (1924-1928) y Ricardo Martinelli (2009-2014) estuvieron plagados de escándalos de corrupción. Sus obras, importantes en el caso de Martinelli, fueron opacadas por el constante irrespeto a la ley (que en muchas ocasiones mostró incluso desconocer) y los excesos personales.

Eric Delvalle (1985-1988), ligado a prósperas empresas familiares, entró al Palacio de las Garzas en circunstancias vergonzosas, agachando la cabeza ante la autoridad del general Manuel Noriega y las acusaciones que se le hacían a éste por el asesinato de Hugo Spadafora. Se mantuvo en el puesto durante 2 años y 5 meses en medio del caos y la violación a los derechos humanos.

Roberto Chiari (1960-1964), heredero del complejo industrial de su padre, pasó a la historia por la dignidad que mostró al defender a su pueblo de los abusos cometidos por Estados Unidos el 9 de enero de 1964. A él, como a Ernesto de la Guardia (1956-1960), ex gerente de la Cervecería Nacional, se les reconoce su auténtico deseo de aliviar las necesidades de su pueblo, pero los problemas políticos y económicos de su tiempo los sobrepasaron.

LA INGENUIDAD DE LOS INGENIEROS

Los ingenieros, concentrados en resolver problemas técnicos, tampoco tienen el mejor registro. Podríamos decir que, de siete ingenieros, solo pudieron cumplir su misión Ernesto T. Lefevre, durante 10 meses de gobierno interino, y Demetrio Lakas, que se mantuvo ocho años como jefe del Ejecutivo. En ambos casos, estuvieron bajo la sombra de sus protectores, Belisario Porras y Omar Torrijos.

Otro ingeniero, Florencio Harmodio Arosemena (1928-1931), elegido por el voto popular, fue la primera víctima de un golpe de estado en el país, después de dos años y dos meses de gobierno.

Ernesto Jaén Guardia (1941) solo fue presidente por un par de horas. José Ramón Guizado (1955), vicepresidente de José Remón Cantera, fue acusado falsamente de tramar su asesinato, por lo que fue apresado a menos de dos meses de su toma de posesión.

Ninguno de estos ingenieros era considerado ‘político'.

MÉDICO Y POLÍTICO

En cuanto a la Medicina, se trata de una profesión de mucho prestigio. Solo graduarse es una proeza. Los médicos curan enfermedades, alivian dolores y salvan vidas, convirtiéndose en objeto de adoración y reverencia de sus pacientes y familias.

Incursionan en la política con un sentimiento de  infalibilidad o superioridad, pero su proceso de toma de decisiones, basada en evidencia científica,  los puede llevar a despreciar factores a veces ilógicos y basados en la lucha de de poder. .

De cinco presidentes médicos que ha tenido el país, solo uno terminó su periodo de cuatro años: Manuel Amador Guerrero (1904-1908), quien tenía 70 al acceder a esta posición,  había dedicado más tiempo a las intrigas políticas que a la medicina.

Otros médicos presidentes como Ciro Urriola (1918), Arnulfo Arias (1941,1951 y 1968), Daniel Chanis (1949), fueron derrocados a menos de un año de acceder a la presidencia, precisamente por tomar decisiones radicales y arriesgadas desde un punto de vista político. En el caso de Arias, ello sucedió tres veces en su larga carrera política.

EN EL PODER

Por el contrario, a Ricardo Adolfo de la Guardia (1941-1945) le sobró la astucia para mantenerse en el cargo. No hizo estudios universitarios, nunca fue elegido ni presidente ni ‘designado', pero logró maniobrar la caída de su jefe Arnulfo Arias, pasando por encima de los tres legítimos sucesores a quienes correspondía el cargo, para gobernar el país durante tres años y medio, en un periodo de prosperidad económica sin precedentes. ¿El precio? Ceder a todas las demandas de Estados Unidos durante el periodo de la guerra, algo que Arias no quiso hacer.

Como vemos, se trata de una paradoja: la ambición de poder conduce a algunos políticos a aceptar situaciones moralmente imposibles, pero sin esa ‘laxitud ética' no se pueden realizar obras.

En el duro campo de la política criolla, solo 15 panameños han ejercido el cargo presidencial durante 4 años o más.

Si hubiésemos tenido un presidente cada cuatro años (periodo estándar para un mandato), habríamos tenido 29 ejecutivos, pero la realidad es que han sido más de 44, es decir, un mínimo de 2.61 presidentes por año. En los primeros 86 años de vida nacional la tasa fue de un presidente cada dos años. Pero entre 1908 y 1912, subió a un presidente por año.

El período más inestable tuvo entre 1916 y 1918, cuando llegamos a tener 5 presidentes, es decir 2.5 presidente por año.

Afortunadamente, desde 1989 y, en parte, por una vocación de respeto a los resultados de las elecciones sentada durante el gobierno de Guillermo Endara, esta inestabilidad parece ser cosa del pasado. Endara enfrentó intentonas golpistas, pero fueron desarticulados. La tendencia de los últimos 29 años ha sido la de una ordenada sucesión cada cinco años. Esperemos que se mantenga.

LOS MEJORES PRESIDENTES

(Esta selección es la opinión personal de la autora)

BELISARIO PORRAS:  Sentó las bases de la organización del país en una época en que Panamá tenía grandes carencias institucionales y de infraestructura. Impulsó obras públicas, códigos, nuevas leyes, creación y reforma de organismos e instituciones y  carreteras nacionales

HARMODIO ARIAS: Desarrolló  un plan de trabajo para las obras públicas que impulsó la construcción de escuelas, oficinas públicas y obras sanitarias, lo que permitió dotar de alcantarillado a algunas poblaciones del interior. Gracias al tratado Arias Roosevelt  Panamá dejó de ser un protectorado para convertirse en una verdadera república.

ENRIQUE A. JIMENEZ: Después del traumático periodo de guerra, la adopción de la constitución de 1941, la Constituyente de 1945 eligió presidente temporal. Desde este cargo, retomó las riendas de la institucionalidad, con dignidad y respeto a las leyes y a los valores democráticos. Bajo su gobierno, fue aprobada la Constitución de 1946 que otorgó a la mujer plenos derechos ciudadanos y el voto en condiciones de igualdad.

GUILLERMO ENDARA: Fue el primer presidente después de la mayor crisis que haya tenido el país en su vida republicana. Sentó las bases democráticas del nuevo periodo, eliminando las Fuerzas de Defensa y creando la llamada Policía Nacional. Su gobierno fue difícil y estuvo caracterizado por críticas severas, a lo que no ayudaba su estilo para conducirse ante la opinión pública, informal y campechano. Sin embargo, la historia ha reconocido su importante papel en la renovación de las instituciones democráticas y la escrupulosa honradez de su gobierno.

ERNESTO PEREZ BALLADARES:Desde los inicios de su administración planteó un gobierno de “concertación nacional” a través de su plan "Políticas Públicas para el desarrollo Integral: Desarrollo Social con Eficiencia Económica”, basado en una economía competitiva y de mercado. En su momento, fue muy criticado por sus drásticas medidas "neoliberales", frías y en ocasiones hasta crueles. No obstante, logró renovar las instituciones y sentar las bases de una economía más competitiva. Le dio honorabilidad a la presidencia y su gobierno se caracterizó por tener un norte definido.

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