Nuevo libro detalla cómo se vivió la Segunda Guerra en Panamá

Actualizado
  • 21/05/2023 00:00
Creado
  • 21/05/2023 00:00
La historiadora panameño uruguaya Patricia Pizzurno presentó su nueva obra 'Panamá 1942: tiempo de guerra y emociones'
Libro Panamá 1942: Tiempos de Guerra y Emociones.

Dice la historiadora Patricia Pizzurno que los latinoamericanos solemos aproximarnos al pasado pendientes de las fechas, personajes y batallas y con ello perdemos de vista los procesos a través de los cuales se va construyendo la historia.

“La historia nacional no tiene que limitarse al hombre a caballo con la espada”, señaló la catedrática de la Universidad de Panamá durante el conversatorio que tuvo lugar en el aula de profesores de la Facultad de Humanidades (UP), con motivo de la presentación de su nuevo libro Panamá 1942: Tiempo de guerra y emociones (Colección Historia de Panamá, del Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad de Panamá, 2022),

En esta obra la autora intenta desmitificar las construcciones históricas simplistas con las que tradicionalmente se ha presentado a la II Guerra Mundial: ya como un conflicto entre buenos y malos o un periodo de cuatro años de fiesta y prosperidad para los panameños.

En su lugar, producto de una extensa revisión de periódicos, revistas, libros de la época, Pizzurno se enfoca en las vivencias cotidianas, el ambiente político, la inseguridad, la violencia, el desabastecimiento que vivieron los panameños como resultado de circunstancias tan especiales como la interrupción de la actividad productiva o la ocupación estadounidense.

De USN - U.S. Navy Naval Aviation News July 1964 [1].

La labor emprendida por Pizzurno es sumamente retadora y surge de la madurez “de una persona que conoce a la perfección la historia de Panamá y que por ello tiene la capacidad de discurrir en temas novedosos, nuevas dinámicas y formas de hacer historia”, sostuvo su colega Yolanda Marcos durante la presentación de la obra.

Panamá en 1942

“En 1942 los panameños no estábamos en las primeras líneas de combate pero la guerra estaba presente en la vida cotidiana, especialmente en las ciudades terminales de Panamá y Colón, ciudades que fueron sometidas a situaciones límite durante el periodo bélico”, detalló la autora.

“Colón había sufrido un incendio terrible en 1940 y muchos todavía no habían podido recuperar sus casas; centenares de colonenses vivían en toldas cuando comenzaron a llegar los soldados estadounidenses, los inmigrantes de otras naciones y centenares de panameños del campo. Ante el déficit de viviendas en las ciudades de Colón y Panamá, muchos se vieron en la necesidad de alojarse en bañeras, pasillos, o hasta escaleras que alquilaban para vivir”, sostuvo Pizzurno, explicando cómo el hacinamiento, la promiscuidad, el abuso sexual de los niños, así como las enfermedades, como la tuberculosis y de transmisión sexual fueron verdaderas tragedias que debieron afrontar millares de panameños de los sectores más desafortunados.

De United States Army.

A ello se les unió el angustioso aumento de los niños abandonados que dormían en las calles, y que para sobrevivir no solo asumían las tareas tradicionales de limpiabotas sino que se prostituían o se dedicaban al robo.

Convivencia con los norteamericanos

Uno de los aspectos más interesantes del libro es la recuperación de las experiencias de encuentro de culturas con motivo de la llegada de miles de soldados estadounidenses en momentos en que Panamá era gobernado por Ricardo Adolfo de la Guardia, quien había llegado al poder como resultado de un golpe contra el presidente Arnulfo Arias, quien a pesar de haber sido elegido constitucionalmente en 1940 no era considerado un socio confiable por los estadounidenses.

Ricardo Adolfo de la Guardia se aboca a seguir las demandas de los norteamericanos sin objeciones, llegando a militarizar la educación de los jóvenes panameños, formar batallones en todos los colegios, convenciendo a los estudiantes de que ellos eran los defensores de la patria y del Canal frente a un inminente ataque de los ejércitos de los países de Eje, países cuyos ciudadanos y dirigentes habían sido satanizados.

“La construcción del “mito Roosevelt”, como la encarnación del héroe indiscutible, así como de los líderes de las potencias del Eje como los súper villanos le facilitó al gobierno nacional la tarea de justificar la entrega de 134 sitios de defensa en toda la república al ejército de los Estados Unidos… así como … la imposición de la economía de guerra, con la que vino el racionamiento, el desabastecimiento, el alza de los precios, la especulación, la censura, la pérdida de las garantías individuales, las limitaciones de movilidad, las persecuciones de los opositores políticos, tanto como para justificar los abusos y los crímenes por parte de los soldados estadounidenses como la conversión de las ciudades de Panamá y Colón en centros de prostitución, drogadicción y alcohol”, señala la autora en el libro.

La ecuación de “miedo + represión + diversión” también permitió al gobierno de Ricardo A. de la Guardia “dominar a la población, echar tierra sobre su particular condición de ilegitimidad y aglutinar a los panameños en torno al único proyecto nacional posible en aquellos días: la defensa de Panamá”, prosiguió Pizzurno.

Los panameños, que venían de una relación de odio y amor con los norteamericanos desde principios de siglo, se radicalizaron en sus sentimientos producto de vivencias contradictorias y por momentos hasta “espeluznantes”.

“Es que muchos de los soldados que llegaron al suelo panameño eran adolescentes que apenas salían de la custodia de sus padres y venían armados y poco entrenados a un país con una cultura y ambiente desconocido”, explicó Pizzurno. “Durante el día estaban bajo órdenes de sus superiores y en muchos casos dedicados a colaborar con los panameños, armando biblioteca o en otras labores. En las noches tenían acceso a los cabarets, al alcohol, a las drogas, a la prostitución”.

El acceso a los servicios del vicio produjo situaciones horribles, sostuvo Pizzurno, quien mencionó innumerables actos de atropellos contra trabajadores panameños incluso de familias o niños por parte de “estos soldaditos inmaduros y descontrolados”.

“Al final de la guerra, la manipulación que se ejerció sobre la población se va a transformar en un boomerang, cuando los jóvenes de Frente Patriótico de la Juventud se dan cuenta que han sido utilizados por el gobierno y protagonizan un estallido de protestas, en las que participaban incluso quienes habían soñado con vivir en ese ambiente de comodidades y orden que era la Zona del Canal, comprar en su comisariato y tener una novia gringa”, señaló la autora.

Conclusión

Panamá 1942 es un libro cargado de reflexiones, recursos, fuentes, que a la vez logra concatenar los pensamientos y argumentos de tal forma que resulta casi una novela, sostuvo Yolanda Marcos.

Además de los temas mencionados, el libro analiza temas como la economía de la guerra, la militarización de la educación panameña por parte del presidente Ricardo Adolfo de la Guardia y la tragedia de los ciudadanos del Eje que residían en Panamá, a quienes les fueron incautados sus bienes y fueron objeto de persecución.

Panamá 1942: tiempo de guerra y emociones está a la venta en las oficinas del Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad de Panamá (IIH-UP) -campus central- y en Amazon.com.

Patricia Pizzurno es doctora en Historia por la Universidad de Sevilla, España. Fue directora del Archivo Nacional de Panamá. Ha recibido diversos reconocimientos por su labor de investigación y representado a Panamá en eventos internacionales. Es autora y co autora de más de un centenar de ensayos, artículos y libros, entre estos Panamá, ciudad, gentes e independencia; El discurso eugenésico en Panamá, herencia, pobreza y raza; El miedo a la Modernidad y Memorias e Imaginarios de Identidad y raza en Panamá.

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