• 13/10/2008 02:00

El golpe, ¿todo fue malo?

Si nos guiáramos por la línea de 30 años de odio visceral de un diario, Omar fue peor que Al Capone. El rencor nunca es objetivo.

Si nos guiáramos por la línea de 30 años de odio visceral de un diario, Omar fue peor que Al Capone. El rencor nunca es objetivo.

El difunto Lucho Estribí me dijo que Harmodio Arias recomendaba: “cuando ataquen políticamente a alguien en este diario, usen argumentos, pero cuiden ser objetivos, que no se les vea la mano peluda”.

A un sector de prensa no sólo se le ve la mano, sino el corazón peludo. No reconocen ni siquiera el milagro político de conseguir por un solo voto el Canal y nuestra soberanía. O sea, como Omar olía a azufre, cientos de miles de panameños y panameñas, incluyendo arnulfistas (pregunten en Santiago por Arístides Ureña y sus familiares, arnulfistas acérrimos antes, torrijistas convencidos luego), somos amnésicos o pendejos crónicos. Sí Omar, como dice un cura colorado, líder de Suntracs, fue tan malo, que Martín debe pedir perdón por él, no importa que fuese un niño.

¿Por qué monseñor McGrath, con la mayor información e inteligencia de Panamá (la iglesia), nos exige que él y no un capellán como queríamos, debía dar el responso y homilía ante los restos, y en presencia de dignatarios mundiales dice: “Omar tuvo el espíritu de misericordia del Señor, amó a los pobres no sólo de Panamá, sino del tercer mundo”?, ¿por qué otro sacerdote, Néstor Jaén, dice también que “Omar tuvo una dualidad tercermundista, un tercermundismo interno, ayudar a los pobres nacionales y un tercermundismo externo, ayudar a los de otros países”? (Marcelino Jaén puede darles copia).

Hay dos líderes del siglo veinte, Arnulfo y Omar, ambos grandes (¿por qué los torrijistas no insultamos a Arnulfo, tan humano como Omar ?). Una hija del mayor Lezcano Gómez, jefe de la Guardia Presidencial, cuando el Dr. Arias da un golpe de Estado institucional en mayo de 1951, derogando de facto la Constitución de 1946 e impone la de él, del 41, me dijo años atrás, que “ellos sabían que el propio doctor Arias mató a su padre, sólo porque le transmitió del comandante Remón, recibida a su vez de la Asamblea, la orden de salir de Palacio, en medio de tiroteos y muertos”.

No hay ni San Omar, ni San Arnulfo. Pero ambos son los más grandes políticos panameños. Omar le sacó, objetivamente, muchos cuerpos en presencia y prestigio internacional. La verdadera historia no la escribirán los diarios con accionistas mayoritarios que mandan sus líneas según sus apetitos y sus pasiones.

De lo contrario, esa línea editorial, que lleva 30 años de rencores, habría mellado el cariño y recuerdo grande de Omar en los corazones de los pobres y capas medias panameñas, pero en vez de mellar crece y crece, aunque se les siga saliendo la mano peluda.

McGrath jamás, no siendo amigo de Omar, me consta de muchas veces que no se sometía en nada y valoraba su independencia, ¿por qué en vez de dejar la homilía fúnebre a un capellán como queríamos, insistió tercamente en que el protocolo eclesiástico le autorizaba a él a decir el responso? ¿De haber sido Omar un maleante, como el otro que luego hubo, habría dicho semejantes frases de reconocimiento humano a favor del asesinado por manos que no pudo contener ?

Por hechos nos conocemos.

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