• 19/10/2008 02:00

Ley de Salud Improductiva

Con el proyecto de ley sobre “Salud sexual y Reproductiva” en la Asamblea, a Panamá le ha llegado el turno de responder a la oferta hech...

Con el proyecto de ley sobre “Salud sexual y Reproductiva” en la Asamblea, a Panamá le ha llegado el turno de responder a la oferta hecha por agencias de la ONU para “modernizar” nuestro sistema de salud pública, con una novedosa legislación. La oferta tiene ya un par de años. Pero; lo que debió ser el resultado de un amplio diálogo, basado en consultas respetuosas y respetadas, con la participación de sectores interesados, se presenta, finalmente, como un documento oscuro y tendencioso que no recoge, o recogió mal, las observaciones y opiniones supuestamente aceptadas. Esto es lamentable, pero puede salvarse. Todo dependerá de que los honorables diputados escuchen las voces de prestigiosas personalidades del mundo científico, profesional y especializado que se han esmerado por aportar soluciones.

Debe evitarse lo sucedido en otros países donde, pese a la invitación al diálogo, los proponentes del proyecto importado trataron siempre de imponerlo, ignorando las denuncias hechas sobre aspectos muy importantes ocultas tras el ambiguo lenguaje empleado. Y es que el documento base, utilizado en todos los países, ha sido pensado y redactado según la nefasta “ideología del género”, que lo hace engañoso. Ha sucedido también entre nosotros, y es lo que ha frustrado la posibilidad de lograr un documento realmente positivo. Así, personas de buena fe y muy preparadas, lo apoyan engañadas. Por estas razones, el documento pierde el mérito de ser el resultado de un diálogo fecundo y enriquecedor, y provoca ahora confrontaciones y genera ofensas hacia quienes exigen claridad y transparencia en los aspectos oscuros y ambiguos no atendidos. Puede preguntarse uno si los patrocinadores no tratan de ocultar algo.

Felizmente los diputados han decidido facilitar la participación de los ciudadanos y, sobre todo, de los especialistas en los temas relacionados con la educación y la salud sexual, la familia, y los valores tradicionales con los cuales esos temas han sido siempre reconocidos y respetados en nuestra sociedad como aspectos esenciales de nuestra cultura.

Nadie puede negar la idoneidad científica, profesional y moral de la Arq. Gloria Grifo de Rodríguez, la Dra. Gloria Moreno de López, el Dr. Juan F. de la Guardia, la periodista Lucy Molinar, la diputada Mireya Lasso, Daniel Domínguez, las licenciadas Ana Españó y María O. De Obaldía, la Mgr. Marina de Españó y otros ciudadanos meritorios.

¿Cómo ignorar la indiscutible autoridad de la Iglesia, cuyos dirigentes advierten de las peligrosas deficiencias del documento? Creo que la mayoría de quienes respaldan la ley sobre “Salud Sexual y Reproductiva” (lo que sea que significa) creen, honestamente, en sus supuestas bondades y beneficios. Y es que nadie con sentido común puede oponerse al mejoramiento la salud de la mujer y su papel en la familia. Pero, el asunto no es claro y debe analizarse a la luz de la razón, sin sesgos ideológicos, en toda su desnudez y belleza, como debe verse la verdad.

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