Redacción Digital La Estrella
2009: no más niños prisioneros
Falta de hogares y familias, hambre de comida y de afecto, maltrato, explotación sexual y laboral, alcoholismo, drogas, consumismo, anti...
Falta de hogares y familias, hambre de comida y de afecto, maltrato, explotación sexual y laboral, alcoholismo, drogas, consumismo, antivalores, deficiencias educativas, en fin en lugar de gozar de bienestar común, nuestros niños padecen un inmenso malestar social, económico y cultural. Estas son las prisiones de más del 80 y cuidado del 90% de nuestros niños panameños.
No solo los niños pobres o extremos pobres, que son más del 50%, son prisioneros de su marginación. También son niños prisioneros los de las clases medias y altas por vidas faltas de afecto, con maltrato físico y sicológico, inducidos al consumismo, que los hace prisioneros del querer tener todas los bienes o servicios que una sociedad deshumanizada, toda prisionera del dios consumo, los hace hedonistas, los hace egoístas, los hace insensibles al dolor ajeno, los hace faltos de solidaridad.
Por la búsqueda del placer, caen nuestros niños en el más fácil de los placeres, el sexual, haciéndolos degradar en sus valores, atentando contra el templo que debe ser el cuerpo de todo ser humano. Niñas que son prostituidas desde temprano, por manipulación de adultos o por falta de valores de ellas mismas, impulsadas por una sociedad que degrada a la mujer, viéndola como objeto sexual.
Igual niños varones que son seducidos por varones homosexuales mayores para satisfacer sus apetitos, llegando a producir la contradicción, en muchos hombres adultos que pasaron por estas experiencias, de que como ellos tienen mujer, o mujeres, no son homosexuales, aunque sigan practicando tener relaciones con hombres, los cuales son pasivos en cuanto a penetración y ellos activos. De que tienen una conducta homosexual, la tienen, aunque ellos no lo acepten y esta degradación influye en su conducta social.
La afición al consumo de alcohol para sentirse mayores con el descuido de los padres indolentes o permisivos. Así vemos que son víctimas de maquinarias publicitarias para hacerlos consumidores habituales. De estas proclividades pasan a otras drogas y a diferentes degeneraciones.
Muchos de estos niños prisioneros de estas malas prácticas, luego son políticos que desde puestos de dirección del Estado, actúan con esos antivalores. Son los que aceptan coimas, tráficos de influencias, buscan prebendas, no importándoles con su imagen, la cual degradan al máximo.
Los niños prisioneros de la marginación socioeconómica caen con facilidad en la delincuencia, porque mucho del barrio es “juega vivo”. Igual pasa en las clases media y alta, solo que estos niños prisioneros serán los delincuentes de cuello y corbata.
En una sociedad como la nuestra por diferentes razones tenemos niños prisioneros.
Alcanzar la meta de no más niños prisioneros en el 2009 no es para lograrse en un período tan corto, pero bien puede ser el inicio de que, a mediano plazo, Panamá logre avances significativos. Esto pasa por tener una reestructuración en lo político, que es la búsqueda del bien común, hoy día trastocado en la búsqueda del bien propio.
Cuántos de los candidatos a todos los puestos de elección están conscientes de esta situación. De ello depende que liberemos a mediano plazo a nuestros niños prisioneros.
-El autor fue precandidato presidencial.jgamboarosemena@hotmail.com
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