• 12/01/2009 01:00

Equipos competentes

Mis opiniones sobre el proceso electoral, si han estado leyendo esta columna semanalmente, ya son conocidas. Lo más importante de mis pl...

Mis opiniones sobre el proceso electoral, si han estado leyendo esta columna semanalmente, ya son conocidas. Lo más importante de mis planteamientos a lo largo de estos años es que no percibo las posibilidades de “trascender” (ver columna del 1 de diciembre 2008). No veo necesidad de referirme continuamente a la contienda electoral cuando la cobertura es, y será, intensa y muchos colegas de opinión atenderán con sus propuestas las diversas facetas de ahora al 3 de mayo.

El marco de referencia está establecido: Panamá es un país de un poco más de 3.2 millones de habitantes. Tan solo hace nueve años culminó una lucha generacional con la recuperación de su recurso más valioso: El Canal de Panamá y la zona circundante. Tuvo el crecimiento más importante en la región (11% el año 2007). El 30% de la población es menor de 14 años y 63% se encuentra entre los 15 a 63 años de edad. Realiza uno de los proyectos más importante de la región — la ampliación del Canal — y trabaja afanosamente en el mejoramiento de su infraestructura. Estos son algunos indicadores del contexto actual: un país en franco desarrollo.

Sabemos que también experimentamos amenazas a las posibilidades futuras y a nuestro impulso de desarrollo: pobreza extrema en algunas áreas del país; educación deficiente, salud, vivienda para las capas más necesitadas, bajo nivel cultural, poca inversión en las expresiones artísticas, ‘juegavivo’, etc. Son problemas persistentes que parecen obstaculizar los esfuerzos que algunos segmentos de la sociedad realizan en un afán por responder a las amenazas internas y externas, particularmente en las artes y la cultura.

Como Estado moderno también estamos expuestos a las amenazas modernas: tráfico de drogas, terrorismo, seguridad, seguridad alimentaría, inmigración desordenada, etc. Cabe mencionar las amenazas al sistema político. Si creemos que la presente conducta política no es una amenaza (la cambiadera de un partido a otro, la propaganda engañosa, el acomodo, la danza de millones y millones, etc.), pensemos nuevamente. La falta de confianza y credibilidad en las figuras actuales es obvia.

Según percibo el mundo, la conducción de un Estado moderno para impulsar su futuro entre las condiciones positivas y negativas mencionadas, necesita de una estructura administrativa, a todos los niveles, que pueda responder a estos desafíos de una manera estratégicamente inteligente, educada y comprometida con los mejores intereses del Estado.

Sin ánimo de descalificar a ningún panameño que ejerce su aspiración como ciudadano basado en la Constitución de la República, debemos considerar nuevamente si los partidos están promoviendo a los mejores. Reflexionar si figuras de la farándula, de la radio, la televisión, deportistas y de otras esferas es lo que necesita el país para administrar capazmente una agenda integral de desarrollo.

La administración pública es una disciplina que se ha venido perfeccionando por cientos de años. Las cosas del Estado, lo financiero, el manejo de sus recursos, la política exterior, la relación con organismos internacionales en todas las disciplinas, el bienestar del conglomerado humano, etc., no es cosa de juego. Vigilemos muy bien quiénes son los postulados en los diversos gremios políticos, y cuidemos en no cometer el error de decidir emocionalmente.

-El autor es comunicador social.ernestoholder@gmail.com

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