• 15/02/2009 01:00

Una campaña atípica

Insisto en decir que considero que los debates no solo son necesarios e importantes, también son fundamentales en una sociedad que aspir...

Insisto en decir que considero que los debates no solo son necesarios e importantes, también son fundamentales en una sociedad que aspira a desarrollar una cultura política lo suficientemente elevada como para decidir votar por un candidato por sus planteamientos y propuestas y no por simple amistad, compadrazgo y militancia político-partidista.

El pasado martes TVN realizó un esfuerzo periodístico y técnico para presentarle a la sociedad un debate con los tres candidatos a presidente de la República.

Según la periodista conductora del programa informó, tanto Ricardo Martinelli como Guillermo Endara se ausentaron a pesar de que habían aceptado todas las condiciones del programa. Sin embargo, a última hora, ambos encontraron más de una excusa para no presentarse, teniendo la producción que presentar las respectivas sillas vacías y la única ocupada por Balbina Herrera, candidata del PRD.

Y la pregunta de rigor es, ¿cuántos votos perdió Martinelli por no presentarse al debate? Y ¿cuántos ganó Herrera por haber asistido? Tendremos que esperar a la publicación de las próximas encuestas para poder apreciar si estas preguntas tienen respuestas, pero sospecho que al candidato de Cambio Democrático le habrá mermado muy poco o nada su inasistencia.

Por el contrario, a la candidata del PRD si no logró captar más intenciones de voto por lo menos, tal vez, logró poner a pensar a algunos para que consideren favorecerle por haberse presentado.

Pero, ¿por qué en Panamá no ir a un debate no le resta intención de voto a un candidato?

Esta campaña, es atípica si la queremos comparar con todas las anteriores en las cuales el elector determinó aplicar la teoría del péndulo en lo que a la alternabilidad del poder entre el PRD y el Panameñismo se refiere.

Resulta que ahora Ricardo Martinelli inició su campaña proyectando la idea de que su intención, entre otras, era impedir que ninguno de los dos partidos aquí mencionados obtuvieran el triunfo para el quinquenio 2009-2014 y eso, los electores lo han comprado.

Dicho lo anterior, cuidado que más intención de votos pudo haber perdido Martinelli por haber hecho alianza con los partidos Panameñista y Molirena que por no haber ido al debate. Todas las encuestas coinciden en que a medida que el candidato de Cambio Democrático subía más el tono contra los denominados partidos tradicionales el incremento de su porcentaje era evidente.

Es decir, parece que el electorado se ha ido detrás de una idea, de un concepto y no de una propuesta de plan de gobierno o de demostrar capacidad de oratoria o de una discusión profunda de corte ideológico.

Balbina Herrera y su partido PRD no tienen que luchar contra una organización política igual o mejor que la de ellos, tampoco se trata de que su campaña publicitaria es más o menos efectiva que la de su oponente, no es un problema de si su estrategia es más eficaz que la de Martinelli.

El asunto, creo, es más complicado que eso. Ella y su equipo tiene que luchar contra una idea que se ha metido en la mente de los electores: el “cambio” (que ya antes logró que el aspirante panameñista tuviera que declinar y capitular). Parece que el problema de Balbina Herrera es convencer que ella sí puede representar y aplicar un cambio, si gana.

-El autor es analista político. ecabrera@wpanama.com

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