• 04/05/2009 02:00

¿Podremos trascender?

Esta recién culminada contienda política ha creado divisiones que están por determinar su efecto y magnitud en el seno de una sociedad q...

Esta recién culminada contienda política ha creado divisiones que están por determinar su efecto y magnitud en el seno de una sociedad que lucha a diario con problemas sintomáticos que amenazan con destruir su tejido social. Para mí el camino es uno sólo si tuviera que sugerirle al gobierno electo qué hacer. Debemos comenzar a allanar el camino en la construcción de una sociedad que trascienda sus limitaciones socio-culturales, con el objetivo de garantizar un espacio digno para todos.

Es evidente que las trasformaciones profundas que tienen por objetivo llevar al conglomerado social a un nivel de coexistencia superior tomarán más de un quinquenio.

Por más que reflexiono sobre la contienda política que culmina, veo significativas complejidades que a la vez provocan aprehensiones considerables: inseguridad, “juega vivo” y un evidente deterioro en la conducta social y política.

En 1994, en un discurso en la Universidad de Filadelfia, el entonces presidente de la República Checa, escritor y político, Vaclav Havel, sostuvo que: “Lógicamente sigue que, en el mundo multicultural de hoy, el camino seguro hacia la coexistencia, la coexistencia pacífica y la cooperación creativa, debe comenzar con (...) lo que existe en lo infinitamente profundo de los corazones y mentes humanas, más allá que la opinión política, convicciones, antipatías, o simpatías. [Esa coexistencia] debe estar enraizada en la trascendencia personal. Trascendencia como una mano estrechada hacia aquellas personas cerca de nosotros, a extranjeros, a la comunicad humana, a todos los seres vivientes, a la naturaleza, al universo”.

Debemos atender la parte humana del proceso de desarrollo y llegar a acuerdos a corto y mediano plazo, para que los siguientes gobiernos no sólo se refieran en sus programas y discursos a sus intenciones de atender las necesidades más apremiantes de la población, sino que se adhieran a acuerdos consensuados y mecanismos obligantes para su continuación a lo largo del tiempo estimado para revertir la actual conducta social, política y cultural.

Para eso, de primer orden está la educación, plataforma esencial que debe impulsar el desarrollo de un país. Debemos pensar siempre que la sociedad que queremos construir a partir de este momento debe incluir políticas educativas visionarias, que sean extensivas a todas las regiones poblacionales del país, que garanticen participación y equidad para todos y que propicien el mejor clima posible para el desarrollo personal.

Al fin y al cabo, un ambiente educacional adecuado y justo permitirá un desarrollo humano que nos prepare para superar sistemáticamente las actuales conductas decadentes. Por la falta de atención a esta deficiencia, el país resiente lo ineficaz de un sistema educativo protervo y caduco.

Debo advertir la necesidad urgente de preservar y cuidar el ambiente para nuestro futuro. Muchos han desvirtuado el sentido de desarrollo con un afán por intervenir destructivamente con las bellezas y bondades que el universo nos ha ofrecido al prestarnos esta franja de tierra para convivir.

Havel concluye que: “La trascendencia es la única verdadera alternativa a la extinción” y ante los resultados del proceso culminado ayer, que algunos hoy celebran y otros lamentan, queda iniciar el peligroso camino hacia el futuro y queda diseñarlo con la visión inclusiva para trascender.

-El autor es comunicador social.ernestoholder@gmail.com

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