• 07/06/2009 02:00

Escucha Prieto: ni PGPs ni publicidad estatal

Nos abocamos a entrar en el período de un nuevo gobierno, que llega con expectativas de cambio que se pueden malograr rápidamente. El go...

Nos abocamos a entrar en el período de un nuevo gobierno, que llega con expectativas de cambio que se pueden malograr rápidamente. El gobierno del hijo del dictador sale con los peores ejemplos de politiquería del período mal llamado de democracia, porque si hubiera habido democracia, estas “vivezas” , para llamarlas de alguna forma, no se habrían dado.

Una de esas vivezas fue el emplanillar a una serie de comunicadores sociales que desde diferentes ventanas que tienen o tenían, en los medios, se pasaron el tiempo haciendo imagen del gobierno en general y del presidente en particular. Ha salido una serie de pagos en una lista en la que algunos tendrán más excusa que otros para haber recibido estos pagos, tal vez los que en un momento dado dizque vendieron publicidad al Estado y no hicieron más que eso, pero esos fueron la pantalla para que otros estuvieran por cinco años pelechando.

Si los Periodistas Gastos Pagos, mejor conocidos como PGPs, son una abominación moral, el presupuesto de publicidad del Estado es un bodrio de lo más pestilente. Millones de balboas, en los cinco años del ejercicio del flamante gobierno del PRD dejan una nota de inmoralidad que esperemos sea eliminada por el gobierno del cambio. La pobre imagen que proyectaba una personalidad gris como la del segundo Torrijos, era maquillada eficazmente con esta danza de millones, dando como resultado que la apreciación de la opinión pública fuera supuestamente favorable a ese ciudadano.

Un gobierno tiene que hablar por sus obras, no porque alabarderos pagados le creen imagen. Sé que hay individuos que ya están esperanzados a que el nuevo gobierno les dé publicidad estatal para que los programas que ellos tienen, o puedan tener, les represente una alta cifra en factura de publicidad estatal. Todas las instituciones del Estado tienen los llamados relacionistas públicos, quiénes serían los que tienen que ejercer su profesión, sin comprar conciencias de sus colegas comunicadores, para que los medios publiquen y comenten las obras o ejecutorias gubernamentales.

El dinero de los contribuyentes no debe financiar el intento de mejorar ninguna imagen de ningún servidor público, porque si no es así, lo de llamarse servidor público no tiene sentido.

No deja de retumbar en los recovecos de esta Patria que describía el poeta Miró, aquel estribillo con el que terminaba, por un tiempo, toda cuña gubernamental: “Martín Torrijos presidente”. Aviesas motivaciones tenía esa campaña.

Esperemos que no haya campañas nuevas que digan “Martinelli presidente” en reemplazo de las de hoy, como tampoco haya el despilfarro de colocar vallas por todo el país donde digan “obra realizada por fulano de tal” ; esto debe pasar a la historia, si hay un real cambio. Es más, las placas que se ponen en las obras no deben tener el nombre de ninguna persona, solo podrían decir, como un punto de referencia “obra inaugurada el 30 de marzo del 2010” , por ejemplo. Total, el fulano que fungiera como presidente o como alcalde, que también ponen placas, no lo hacen con los dineros de su propio pecunio, sino con los dineros públicos, entonces no deben promover su imagen con fondos públicos. Si hay allegados que quieren tener programas en los medios, para promover o defender a los gobiernos, que los gobernantes saquen de su bolsillo propio o del de sus empresas para costear estas campañas de imagen.

Martinelli como presidente y Prieto como director de comunicación del gobierno deben tomar esto en cuenta y comprometerse con el cambio tan pregonado.

-El autor fue precandidato presidencial.jgamboarosemena@hotmail.com

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