• 01/11/2009 01:00

Marx también estaba equivocado

Si bien hay que reconocer que muchos de los fundamentos científicos del marxismo, después sirvieron de base para el desarrollo de la soc...

Si bien hay que reconocer que muchos de los fundamentos científicos del marxismo, después sirvieron de base para el desarrollo de la sociología, de la sicología social y de algunas formas de interpretar la historia; también es cierto que, sencillamente, algunos de los fundamentos de la teoría política marxista resultaron ser un error, como la propia historia se encargó de corroborar.

Primero, lo obvio. Las pretendidas revoluciones marxistas se dieron, no en esas sociedades en las que Marx había previsto un gran desarrollo de capital y trabajo, sino en la URSS y China, con amplias zonas agrícolas que vivían prácticamente en la época medieval. Ése fue el mejor caldo de cultivo de las ideas marxistas, precisamente, aquéllas sociedades que no pasaron por la confrontación dialéctica entre capital y trabajo.

Valga decir que aquéllas que sí lo hicieron son hoy, generalmente, países con poderosas estructuras democráticas de poder y con economías abiertas a la libertad del hombre.

Lo otro en lo que evidentemente falló la teoría marxista, fue en la pretensión de que las superestructuras políticas, religiosas, metafísicas y filosóficas eran una consecuencia de la estructura económica y del juego de poder de los intereses económicos.

Si bien, no se puede negar hoy día la relación entre las estructuras económicas y el resto de lo que él mismo denominó superestructuras sociales; lo cierto es que precisamente la historia ha demostrado la independencia de causales que motivan el movimiento de lo político, de lo religioso y hasta de lo filosófico, con bastante y suficiente autonomía de la estructura económica.

Así, por ejemplo, lo que vino a dar comienzo al final de la estructura marxista en la antigua URSS y en los países satelitales, no fue la situación económica de los mismos. Todo lo contrario, fueron el glasnot, la perestroika y las nociones de apertura hacia la libertad individual las que constituyeron el germen que permitió el desmembramiento y caída de la URSS, incluso, más allá de lo que hubiera previsto Michael Gorbachev.

Un ejemplo emblemático y muy cercano a nosotros lo constituye el resultado de la reciente elección presidencial del 2009. La oposición política catapultó al poder una propuesta de gobierno optimista, que se fundamentaba en la buena gestión del gobierno anterior, y a quien enfrentaba en las urnas, llevando para sí a dos tercios de la población.

En cambio, ese mismo gobierno, que había sido el autor de importantes transformaciones institucionales, económicas y políticas fue el portavoz de las frustraciones del otro tercio del país, que no consideró que permearon suficientes como para beneficiarlos las reformas económicas y sociales llevadas a cabo durante su propia gestión.

¿Cómo se explica esta paradoja? Precisamente, porque la política y la economía tienen dinámicas distintas. El gobierno había ganado el prestigio en el campo económico, pero frente a su pobre presentación política, fue la oposición la que terminó catapultando al poder el optimismo de la bonanza.

*Abogado.malcoj2@hotmail.com

Lo Nuevo
comments powered by Disqus