• 16/06/2010 02:00

Dos noches en la ópera

E l Museo del Canal Interoceánico de Panamá inauguró hace poco una inusual exposición sobre el compositor italiano Giacomo Puccini, que ...

E l Museo del Canal Interoceánico de Panamá inauguró hace poco una inusual exposición sobre el compositor italiano Giacomo Puccini, que desarrolla su obra en el contexto de la ciudad de Lucca. Allí fue donde nació, germinó y se perfeccionó su creatividad y desde donde hizo proyectar su pensamiento musical hasta transformar los estilos en el periodo de transición entre los siglos XIX y XX.

Esta actividad es de importancia para la cultura en Panamá, precisamente en una época cuando se impulsa la ópera y surgen varios valores jóvenes que incursionan en este ‘bel canto’ y que pudieran dar al país una nueva veta artística para llevar a escenarios internacionales estas capacidades y sensibilidad, a veces desconocidas localmente.

En la sala dedicada a la muestra sobre Puccini, se pudo apreciar la forma como adquirió consistencia esta vocación musical, que impulsó su ingenio a crear un arreglo melódico con tan solo 14 años, cuando era miembro del coro y organista en iglesias de su poblado natal.

La vida bohemia que este artífice llevó en ciudades como Milán, donde estrenó varias óperas, aparece reflejada; tanto esta capital de la música y por el otro, la atmósfera bucólica de Lucca. Hay alusiones al paisaje lacustre de Massaciuccoli en el poblado de Torre del Lago, donde compuso algunas obras y vivió gran parte de su vida.

La expresión musical de este autor italiano, nacido hacia 1858, tomó un primer patrón de Verdi, así como de Wagner (es considerado uno de los primeros italianos en comprender el estilo de este compositor alemán), un ejemplo es Manon Lescaut; donde integró diferentes manifestaciones y principios técnicos de armonía y orquestación para dar a su trabajo un sello propio.

La historia de este creador fue muy irregular. Su estrechez monetaria, los conflictos familiares, los accidentes y la pérdida de algunos de sus más cercanos colaboradores, no fueron impedimento para consolidar un trabajo, caracterizado por una sólida estructuración entre el vocalismo y la instrumentación sinfónica en una dimensión teatral.

La singularidad de este músico se manifestó por sus temas, alejados de la tradicionalidad mitológica o ambientes shakespereanos. Por eso, encontramos desde Le villi, argumentos novedosos cuando en esta propuesta habla de un vampiro legendario que recorre Europa. Luego con Edgar, de un enfoque lírico, no pudo repetir el éxito de la obra anterior.

En su siguiente ópera Manon Lescaut, pudo adentrarse en el drama psicológico y alcanzar un reconocimiento internacional. De allí, una de sus mejores composiciones, La Boheme, con poco éxito original, pero que luego fue aclamada. De igual forma, sucede a sus posteriores materiales artísticos, Tosca, con la que entra al siglo XX y luego, Madame Butterfly, quizás la más difundida.

Luego vendrían La fanciulla del West (La chica del Oeste), tipo ‘western’ y La rondine (La golondrina), especie de opereta o híbrido en su estructura. Hizo tres operas de un acto, a las que denominó El tríptico (Il tabarro, Suor Angelica y Gianni Schicchi), una trágica, la otra lírica y la última, cómica. Este ejercicio de composición se presenta en una sola función.

Su último producto, Turandot no alcanzó a completarse y la parte final fue acabada por otro autor, bajo la revisión de Arturo Toscanini, a quien le correspondió dirigir la orquesta la noche de estreno y que al llegar hasta el punto donde trabajó Puccini, se detuvo y advirtió al público. En la segunda noche, se presentó la versión completa.

El repertorio de este artista original de Lucca, fue frecuentemente criticado por haber sido concebido fuera de los patrones tradicionales de la época, tanto en la estructura como en sus temas.

En fecha posterior a la inauguración de la exposición, en el Teatro Nacional se presentó un concierto patrocinado por la Embajada de Italia con la participación de la orquesta Sinfónica Nacional, bajo la dirección del maestro italiano Giovanni Battista Mazza. Varios jóvenes cantantes interpretaron fragmentos de Tosca y La Boheme con el acompañamiento orquestal.

El concierto creó el ambiente necesario para comprender en toda su expresión la grandeza de Puccini, el carácter universal de su obra y su trascendencia, cuyo testimonio pudimos apreciar a través de la exhibición excelentemente documentada del Museo del Canal Interoceánico de Panamá.

*PERIODISTA Y DOCENTE UNIVERSITARIO.

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