• 02/10/2010 02:00

Justicia, justicia

S e acerca la tétrica fecha del 11 de octubre. Día que manchó con sangre la historia de la patria. Se dio por la ingenuidad, ambiciones ...

S e acerca la tétrica fecha del 11 de octubre. Día que manchó con sangre la historia de la patria. Se dio por la ingenuidad, ambiciones y entreguismo de fatuos militares que sembraron el terror en la población, violando todos los Derechos Humanos. Desde entonces el pueblo luchó por su libertad desde la cárcel, la guerrilla, el exilio y la calle. Sí... los derrotamos. Y sus contradicciones, corrupciones y el tráfico de armas los llevó a lo negativo de la historia. Inventaron un supuesto ideario que es pragmatismo, oportunismo, juega vivo, indefinición, hablar a la izquierda y actuar con la derecha, estar con las guerrillas y con USA, con la DHEA y el narcotráfico, hacerse pasar por revolucionario siendo espía del Pentágono. Lograron distorsionar y engañar a parte de la población, solo con favores insostenibles. Con la libertad rescatada el Pueblo ha exigido JUSTICIA.

La condena de la sociedad es evidente, aunque en las escuelas no se haga suficiente mención de esa trágica historia, creo por vergüenza nacional. Lo que ha condenado a los jóvenes al riesgo de volver a cometer los mismos errores. Las violaciones de los Derechos Humanos, los desaparecidos, los exilios aun están impunes. La Fiscalía Especial la hicieron inoperante. Nos dejaron la crisis de valores, las armas en la calle, la violencia, el tráfico de influencias y un montón de nuevos millonarios. Pero talvez lo más grave es que nos dejaron un tratado entreguista a perpetuidad. Que ya se usó para invadirnos y que hoy, ante los conflictos en la frontera, hacen surgir la amenaza de otra intervención, argumentado esos tratados. Tenemos varias deudas con Panamá. Modificar el Tratado de Neutralidad, eliminado la intervención militar de USA. Una Constituyente democrática moderna, consensuada por toda la ciudadanía, garantizada por un Tribunal Electoral imparcial, que concrete la justicia social, proteja a los más humildes y regule las inversiones para el desarrollo económico.

El pasado dictatorial está depredando el presente con la continuidad de las mismas lacras, las mismas trampas y los mismos arribistas, cuya única ideología es hacer dinero (torrijismo). El presente, que mañana será pasado, debe enmendarse, corregirse, para poder avanzar al futuro. La sociedad, los gremios, los indígenas, los panameñistas, los civilistas están dando observaciones. Todos, considero, queremos tener la más sana intención de superar la panameñidad. Que el país cambie para bien. Que el orgullo no empañe la visión de quienes deben actuar como gobernantes, estadistas responsables y unitarios en los niveles de decisión. Que el cambio sea real, que se terminen las coimas, las mafias intra—administrativas, que la justicia impida la impunidad, que arresten a los grandes capos del tráfico de armas y drogas. No solo de los chiquitos y pequeños pandilleros. Que se termine el estereotipo de lista negra. Si los países desarrollados no pueden cobrar sus impuestos, no nos acusen de lavadores de dinero. Esto significa una depuración y perfeccionamiento de la administración pública, de sus estructuras y procedimientos y también de las manzanas podridas antiguas y nuevas. Pero también alcanza a los malos capitalistas corruptores locales y foráneos.

Los gobiernos de los partidos de base popular fueron anteriormente desviados por intereses económicos ajenos a los pronunciamientos de sus publicados principios.

En su frustración, el electorado se inclinó al grupo empresarial, confiando en que con los zapatos del pueblo se harían zurdos; es decir, estando a la derecha, actuarían mejor con la izquierda, es decir con el Pueblo. Eso estaría de acuerdo a sus aliados panameñistas, que tienen una orientación por estatutos y de tradición de beneficio popular y desarrollo para cumplir una función social. Las medidas iniciales de apoyo a los ancianos y estudiantes creó prestigio, pero formas metodológicas y objetivos trasladados e injertados de la dictadura han sido cuestionados y rechazados en la sociedad, por falta de consulta y consenso, o por la intervención de intereses distintos a los pronunciamientos ideológicos de algún partido originales de la alianza para el cambio. Que no incluía al PRD.

Si se mantiene la desviación y no se hace el cambio que el electorado espera, se creará un grave conflicto psicosocial del electorado. Si no es la derecha, serán las bases gremiales populares. Estas generan dudas en algunos niveles. (Lula o Fidel). Serían precisas definiciones concretas de procedimientos y metas. Así como otras alianzas con algún partido de base popular y realmente democrático, los que podrían crear alguna nueva opción. Por eso la participación del pensamiento panameñista debe ejercer la fuerza de sus principios sociales y nacionalistas (Madre Tierra) para acelerar y hace eficaz el cambio que siempre ha aspirado, para un Panamá Mejor.

*MÉDICO Y EX MINISTRO DE ESTADO.

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