• 03/11/2025 00:00

La realidad del 3 de noviembre de 2025

Seguramente podrá encontrar hoy en los diarios y otros medios de comunicación, reseñas sobre lo que celebramos: la separación o independencia de Panamá de Colombia el 3 de noviembre de 1903. Pero la realidad es que no estoy seguro de que de los cientos de participantes en los desfiles y celebraciones que se llevarán a cabo durante todo el mes, la mayoría pueda articular los motivos, resultados y consecuencias inmediatas o a largo plazo que resultaron de estos eventos históricos. Muy engalanados y llenos de motivos, los estudiantes, educadores, funcionarios de entidades públicas o privadas, o las cuestionadas bandas independientes. No hay certeza de que nos puedan decir claramente qué se celebra. Ese ejercicio ya se ha hecho en el pasado.

Hace unos años, cuando las bandas independientes eran discriminadas, defendí su derecho a participar. Decía que: “[...] casi la totalidad de sus integrantes provienen de las comunidades y los barrios más humildes y populares del país. Su condición individual y familiar se alinea con las condiciones sociales más críticas de nuestra sociedad y enfrentan en su ir y venir de todos los días, adversidades de supervivencia individual y de grupo que otros sectores sociales, que no son marginados para los desfiles patrios, no experimentan. Los desafíos sociales y el problema de la delincuencia ellos lo viven como un reto cotidiano. El valor de las bandas independientes y de los miles de personas que forman parte de ese círculo social, es que ya están organizados alrededor de una actividad que les gusta. Esto ofrece oportunidades puntuales al MIDES, al INAC, al Ministerio de Educación y a los varios clubes cívicos del país para organizar eventos educativos, culturales y de desarrollo social con estos grupos, todo el año”. Las entidades mencionadas han desaparecido o han sido reformadas.

Aún sostengo esa propuesta, pero en realidad ya no puedo apoyar esas organizaciones. La forma en que ha evolucionado la materia solo ha permitido que un pequeño grupo de personas lucren y se beneficien económicamente de estas bandas, obviando las otras actividades de desarrollo, educativo, social o cultural que propuse. También hay un asunto de imagen y decoro que se deben subsanar.

La corrupción en todas sus formas nos ahoga, así amanecemos hoy. La semana pasada, la Comisión de Gobierno y Asuntos Constitucionales de la Asamblea Nacional, “rechazó dos proyectos de ley: 291 y 292, propuestos por el procurador general de la Nación, Luis Gómez Rudy, con el fin de fortalecer las investigaciones sobre los delitos relacionados a la corrupción”, tal como informó este diario. Este rechazo y otras medidas adversas, no permiten combatir a los corruptos con las herramientas apropiadas y, por consiguiente, frenar sus desmanes y despropósitos.

Las autoridades hablan de lo positivo que se ve el futuro, pero en realidad los retos son una nube tan espesa que no nos permite ver ese horizonte y compartir igual entusiasmo.

Con las ínfulas de primer mundo que nos quieren vender algunos, la OCDE (Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos) señala que: “según los resultados de PISA 2022, solo el 42 % de los estudiantes panameños de 15 años alcanzó un nivel 2 o superior en comprensión lectora (frente al promedio de la OCDE de aproximadamente el 74 %)”. El informe también señala que “más del 70 % de los jóvenes panameños matriculados en la escuela no alcanzan un nivel básico de competencia en lectura, matemáticas y ciencias”.

Hay más de 700 mil desempleados en el país, según cifras recientes, y la informalidad aumenta. En junio pasado, La Estrella de Panamá publicó declaraciones de Juan Arias, presidente de la Cámara de Comercio, Agricultura e Industrias de Panamá, en donde señaló que: “Urge una agenda nacional que ponga el empleo como prioridad. Y esto solo se logra creando confianza y con acciones tales como la inversión en infraestructura, la diversificación económica, el fomento al emprendimiento; y, sobre todo, apostar a la educación técnica y la formación para el trabajo del presente y del futuro”.

Lo importante es ver, estos y muchos otros desafíos, entendiendo que varias fuentes internacionales nos evalúan como el tercer país más rico de América Latina. Un país con los recursos económicos para invertir en nuestro propio desarrollo, pero nosotros sabemos que esos recursos han sido mal utilizados, malversados o presuntamente robados durante los últimos gobiernos.

En un día como hoy, a 122 años de habernos separado de Colombia, entre bandas de música, las independientes y un desconocimiento de la historia, la realidad es que muchos de los que hoy desfilan son víctimas de un sistema fallido que no atiende la justicia, las amenazas a su bienestar y no le plantea una verdadera transformación educativa que los impulse hacia el futuro. Gobierno y sectores influyentes deben actuar con agresividad, decisión y valentía para entonces continuar la construcción de una nueva sociedad que sepa claramente de donde viene y hacia dónde va.

¡Feliz 3 de noviembre!

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