• 08/02/2017 01:03

Migración selectiva

Las peripecias continuaron por los insultos que le profirieron y las órdenes de que se regresara a su tierra

El alemán Adolphus Busch decidió viajar a tierras americanas y pasó muchas vicisitudes en el trayecto al salir de Europa y luego en un barco incómodo. Las peripecias continuaron por los insultos que le profirieron y las órdenes de que se regresara a su tierra. No lo hizo; llegó al continente y empezó a trabajar pronto; se casó con la hija de su socio y abrió con este la fábrica de cerveza Budweiser, una de las principales marcas en Estados Unidos.

Esta breve historia del recorrido de este próspero industrial del siglo XIX fue narrada en forma de anuncio publicitario durante el intermedio del gran encuentro del Súper Tazón el pasado domingo. Estas imágenes fueron vistas por varios millones de fanáticos en todo el mundo y quedó en evidencia el mensaje que analiza la trascendencia de las migraciones que en oleadas han dado su acento y composición a la sociedad estadounidense.

Durante varios siglos, múltiples generaciones de poblaciones empobrecidas o buscando nuevos horizontes llegaron y ocuparon una región donde sus aborígenes perdieron, cedieron espacios, vendieron, alquilaron a los recién llegados, que levantaron sus campamentos e iniciaron una colonización y construcción de un país diverso étnicamente y que se consolidó como potencia para suceder y orientar su poder por encima de la próspera Europa.

Es una nación forjada y transformada, precisamente por tan gigantesco movimiento trashumante, tal como han explicado Hacia Diner en IIP Digital y Cristina F. Pereda en el diario español El País al hacer cronologías de esta faceta histórica de Estados Unidos. Cada etapa se caracteriza por un conglomerado que pisó sus costas, desde el siglo XVII cuando grupos procedentes del norte de Europa fundaron los primeros poblados.

Tan pronto llegaron holandeses, alemanes, irlandeses se inició una intensa actividad productiva en la minería, explotación maderera, caza y comercio de importaciones desde las grandes fábricas europeas que requirió mano de obra barata o gratuita y en consecuencia, el primer grupo de esclavos negros procedentes de África contra su voluntad. 600 000 individuos en 200 años, afirma Pereda.

Durante el siglo XIX, otros viajeros desde el sur de viejo continente. Luego del este, de Rusia y también flujos de judíos. Al final de la guerra con México, se anexan tierras de ese país y se nacionaliza la población originaria. Hacia el final de la centuria, llegan los primeros chinos a las costas del oeste y se aprueba la ley que les prohíbe desempeñarse en determinados oficios.

La normativa no cesa. Nuevos capítulos se promulgan luego de la Primera Guerra Mundial y de abrirse el centro de recibo en la isla Ellis en Nueva York. Una ley que reduce los flujos y asigna cuotas con selectividad; también se declaran ‘indeseables'. Se prefiere determinados viajeros, según su procedencia.

Durante el siglo XX se mueven por todas las vías los latinoamericanos que entran por razones económicas, como los braceros mexicanos —casi cinco millones—, o políticas, por conflictos en sus países. El aspecto ideológico entra en juego al restringirse a los provenientes de países comunistas durante los años cincuenta.

A pesar de que la legislación se moderniza, surgen requisitos para aquellos que quieran adquirir la nacionalidad. Luego se adopta la lotería a través de las cartas verdes para brindar residencia y un laberíntico entramado de trámites posibilita a los interesados, fundar sus hogares en cualquiera de los estados.

Las disposiciones recientes que restringen la entrada a naturales de siete países de origen musulmán a través de una orden ejecutiva no son innovadoras o diferentes. Se explica por las políticas sostenidas históricamente y dictadas por el pragmatismo del momento. Hoy se cuenta con una sociedad más consciente de su pasado y esta amenaza generar más conflicto que soluciones.

PERIODISTA Y DOCENTE UNIVERSITARIO.

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