• 24/07/2018 02:00

El NO a la reelección y su peligro

En virtud de una serie de hechos bochornosos y condenables que se han suscitado en la ‘Honorable Asamblea de Diputados'

En virtud de una serie de hechos bochornosos y condenables que se han suscitado en la ‘Honorable Asamblea de Diputados', donde la corrupción y la impunidad han sido la nota característica, varias agrupaciones de presencia política nacional, han propuesto la postura de NO rotundo a la posible reelección de algunos diputados.

No obstante, lo peligroso de esta postura, desde una perspectiva eminentemente política, es que se logre desplazar a ‘unos malos consuetudinarios' para darle paso a otros peores. Pues, el votante panameño suele recurrir a su instinto, a militancia partidista y, lógicamente, al clientelismo enquistado en nuestro sistema electoral. Esto nos coloca en una posición de sujeción propagandística y define que quien posea mayores recursos económicos tendrá mayor posibilidad, lo cual ubica con más ventaja a los actuales diputados que buscan reelegirse.

Por otro lado, serán pocas las caras nuevas ya que, con aquello del costo económico para aspirar y la infraestructura política que se debe tener, los actuales diputados se perfilan bien. De igual manera, el escenario político nacional, donde el desprestigio, la chabacanería y 'maleantería' existente, no motivan a participar, hace mínima la presencia de nuevas personalidades al ruedo electoral.

En consecuencia, consideramos que la propuesta del No a la reelección debe estar sujeta a una campaña didáctica que ilustre a los votantes sobre a quiénes puede y debe elegir. Es decir, dotar al votante de un marco referencial serio y objetivo que permita que verdaderos HONORABLES logren ser escogidos y que, desde el inicio del nuevo periodo, sean capaces de derogar todas las normas que les otorguen prebendas lesivas al patrimonio nacional.

Quizás, suene un poco idealista esta sugerencia, pero lo que se quiere es que ese NO esté matrimoniado al hallazgo de un prototipo de candidato verdaderamente honesto y comprometido con un prístino sentido de patria. Un votante que más allá del clientelismo político deleznable, sea capaz de elegir a Jesús y No a Barrabás, de poner la decencia por encima de intereses mezquinos y que garantice un país con crecimiento económico equitativo, con justicia social y de alto estándares de conciencia ciudadana, lo que implicará la fiscalización permanente de nuestra autoridades. ¡Dios proteja a Panamá!

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