• 15/02/2019 01:00

Enseñar a investigar: problema académico

Tener una especialización en Metodología de la Investigación no faculta de buenas a primera para enseñar a investigar desde las aulas universitarias

Investigar no es simple búsqueda de información. Es un proceso científico de mucha rigurosidad. Su enseñanza en nuestras universidades no puede quedar en manos de docentes aventureros, poco estudiosos e inescrupulosos. Ello, sería verter un producto malogrado a la sociedad. Una didáctica infructuosa, ha de constituir una invitación al retiro de la materia por parte de los estudiantes.

Toda investigación está encaminada a resolver un problema, lo irónico sería que la didáctica empleada para su enseñanza constituya el problema más acuciante de los estudiantes universitarios. De hecho, lo es. La experiencia real en algunas universidades del país, desnuda esta problemática.

Tener una especialización en Metodología de la Investigación no faculta de buenas a primera para enseñar a investigar desde las aulas universitarias, peor aún, en ausencia del empirismo que otorga la praxis investigativa y la subsecuente producción. ‘Solo investigando se aprende a investigar' (Sabino, C. 1999, p. 1). Ello, servirá para tonificar esa musculatura intelectual que faculta para enseñar a investigar a nivel superior. De allí que Wilmer Casasola (2014) advirtiera: ‘Quien no investiga vuelve sus conocimientos obsoletos en poco tiempo' (p. 1).

A propósito, cabe señalar, que la universidad tendrá funciones académicas y de extensión, sin embargo, la investigación es su columna vertebral. Lamentablemente, esa columna vertebral en nuestras universidades parece estar sufriendo de Escoliosis severa. Quienes atienden la didáctica no están exentos de culpa, han olvidado su compromiso de instrumentalizar al estudiantado respecto al oficio.

‘Saber investigar es un deber de todo estudiante universitario. Un verdadero universitario no es aquel que aprueba cursos y obtiene un título, sino aquel que se dedica a investigar… La vida universitaria es investigación' (Casasola W. 2014, p. 476). Estas líneas evidencian tal compromiso docente. La investigación otorga prestigio nacional e internacional a la universidad.

Ante este incongruente panorama, las correspondientes rectorías deben hacer frente. La carrera de Investigación Criminal y Seguridad, en Colón, es un botón de muestras incongruentes. Metodología de la Investigación se dicta solo en verano –seis semanas aproximadamente–, cuando debería ser un semestre, dada su relevancia para los anteproyectos y trabajo de grado. Además, constituye el prerequisito del curso de Formulación y Evaluación de proyectos. Ante esto, el anteproyecto de tesis termina por ser infructuoso a los objetivos de Formulación y evaluación de proyecto.

La docente a cargo, sostiene cual dueña de la verdad absoluta, que el modelo bibliográfico APA es cosa desfasada. La exigencia bibliográfica para los anteproyectos de tesis es ‘no menos de treinta bibliografías', cuando para los bien entendidos, este es un documento breve en el cual se expresan las ideas iniciales acerca de la indagación por realizar. En una postura docente jactanciosa, nadie aprueba su asignatura con ‘A'.

En suma, toda esta serie de incongruencias terminan por aturdir intelectualmente a los estudiantes y retirar la materia se convierte en la única opción viable. Enseñar Investigación criminal en ausencia de laboratorios y herramientas tecnológicas que aporten a la recopilación y manejo de evidencias dentro de un proceso de investigación, es negar su rigurosidad científica.

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