• 08/06/2019 02:00

El miedo a la modernidad

Patricia Pizzurno asedia los inicios de la ‘república oligárquica', la del ‘Panamá yanqui', la presidencialista de 1904-1930.

Patricia Pizzurno asedia los inicios de la ‘república oligárquica', la del ‘Panamá yanqui', la presidencialista de 1904-1930. La narrativa de Patricia es un bisturí sin concesiones ni complacencias, desnuda a la sociedad panameña y con el tercer ojo budista aborda los prejuicios, vanidades y el imaginario de los fundadores de la institucionalidad gubernamental con sus aciertos y errores.

El miedo a la modernidad en Panamá nos permite comprender las paradojas de un país del Siglo XXI con la fachada de un urbanismo espectacular y un alto índice de desarrollo financiero, paralelo a la pobreza alarmante consecuencia de la corrupción del juegavivo y el cinismo de una elite plutocrática que solo piensa en los grandes negociados.

La oligarquía gobierna sin piedad, a través de la república de los primos, caracterizada así por Omar Jaén Suárez.

Ideas básicas de un libro controversial: El sistema educativo perpetúa la ignorancia, el clientelismo electoral, con ciudadanos irracionales manipulados por un linaje de privilegiados que ejerce el poder desde el Siglo XVIII a la actualidad.

La cultura del engaño domina el afán de una modernidad plagada de ambivalencias. El caudillismo, el personalismo y el caciquismo son los ejes de la clase política. El clientelismo electoral es su fuente de poder. Los fraudes predominan en las elecciones, el que escruta manda.

El liberalismo panameño propone cambios sustanciales para institucionalizar el Estado. La contradicción entre la norma y la praxis afectan el proceso innovador. La clase media es frágil, es de origen mestizo. La elite desea una población caucásica, culta como la europea; victimiza la pobreza, el analfabetismo y la negritud. La ciudad jardín de Balboa y el modo de vida de los ‘zonians' es la meta a seguir. El Club Unión, fundado en 1909, es el centro del poder y el Teatro Nacional, el espacio exclusivo de su refinada cultura.

El tranvía, el cine, la electrificación de la ciudad, el automóvil, el ferrocarril, el saneamiento impuesto por los gringos, la construcción de edificios emblemáticos y el barrio de la Exposición nos dan un aire de modernidad. El estigma surge al ser considerados por el Coloso del Norte como ‘una república negra'. Richard Marsh es el vocero del imperio de Wall Street.

Colón se transforma con los franceses y su proyecto canalero; ellos pavimentan las calles, se hace el acueducto y los albañales.

Los liberales fundan el Instituto Nacional, el Artes y Oficios y la Escuela Experimental de Agricultura de Divisa; fomentan la educación laica, crean los Archivos Nacionales, el Registro Civil y la Dirección de Estadística. Belisario Porras codifica la estructura del Estado. Las cárceles se modernizan, la Modelo se construye en 1924 y se establece el penal de Coiba.

La educación es de máximo interés para el liberalismo; fomentan la educación pública gratuita, el sistema mixto y el laicismo; hacen énfasis en el aprendizaje de la Historia y en la gimnasia. En 1910 solo hay 81 maestros graduados y se requerían 515.

La Escuela Nacional de Música y Declamación se funda en 1904, un centro cultural para ‘los blancos de adentro'.

Patricia aprecia que la escuela de la época es irracional, carente de sentido común, un espejismo entre la teoría y la práctica. La didáctica es inadecuada, memorística, nunca se enseña a pensar. El maestro carece de prestigio y mal pagados. ‘Tengo más hambre que un maestro de escuela' es la expresión popular. El maestro rural sufre un calvario en manos de los agiotistas. Los nombramientos de los docentes son un botín político.

La educación popular es rechazada por la elite rural, al considerar que es perjudicial a sus intereses. La ignorancia es eficaz para manipular a los campesinos y favorece el clientelismo electoral. Se trata de culturizar a los aborígenes, ‘el otro, el invisible', lo cual motiva el rechazo de la rebelión de Tule de 1925.

El discurso moralista de la época desconoce los valores cívicos, profesionales y éticos de la mujer; prevalece el concepto que ellas solo están destinadas a las labores domésticas. Clara González es la primera mujer en graduarse de abogada y crea en la década de 1920 el Partido Feminista. Clara es vanguardista en su praxis ciudadana. La mujer se opone al papel autócrata del hombre y reclama igualdad de oportunidades.

La década de 1920 es de protestas salariales, surgen los sindicatos. Se da la Gran Huelga Inquilinaria. La incipiente clase media se activa con Acción Comunal y sus proclamas nacionalistas. Las mujeres asumen mayor protagonismo en la lucha social y política. Se plantea la ley del divorcio.

El liberalismo se interesó también en el fomento de la higiene y la salud pública y personal. El abastecimiento de agua potable, la eliminación de las aguas servidas, la basura, reubicación de los mataderos y cementerios, mejores condiciones de las viviendas y control de los alimentos son parte del discurso higienista; ese era su esquema conceptual, pero la realidad era otra, el hacinamiento en las casas de inquilinato, la insalubridad y conflictos sociales de los barrios negros son parte de una praxis que motiva las protestas populares.

La construcción del canal estadounidense impone las obras de drenaje, albañales, pavimentación de las calles, recolección de la basura y eliminación de los mosquitos. Se ataca la malaria y la tuberculosis. Panamá y Colón son el Sodoma de la soldadesca yanqui y las enfermedades venéreas son otra de sus preocupaciones.

El poder del arrabal se hace sentir en la década de 1920. A la elite oligárquica solo le interesa controlar los votantes dóciles, manipulables y baratos que garantizan su mandato hegemónico. La democracia es un peligro al clientelismo, para los políticos profesionales. Acción Comunal es el desafío al orden establecido, representan el electorado consciente y educado. La ‘república del canal' debe estar siempre al servicio de la oligarquía. El libro de Patricia, los políticos panameños nunca lo leerán, son analfabetas.

Referencia bibliográfica : Pizzurno, Patricia. El miedo a la modernidad 1904 - 1930 / Panamá: Editorial Portobelo, 2016. 282 páginas.

HISTORIADOR, ESCRITOR Y DOCENTE.

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