- 06/07/2019 02:00
Cuando la salud equivale a una mercancía
Mucha gente piensa que solamente cuando los médicos laboran en el sector privado o si desde la práctica pública buscan mejoras salariales, entonces creen que estamos ante un sistema de salud que considera que la salud es una mercancía para generar ganancias.
Cuando mis estudiantes de Medicina me vienen con esa clase de argumentos, les recuerdo que ese razonamiento cabría perfectamente en los tiempos en que la Medicina se practicaba en servicios de caridad, donde era un privilegio para poca gente la atención médica y en el caso de los pobres —que siempre ha sido la mayoría de la población— recibían servicios si algunos mecenas o entidad religiosa se encargaba de costearlos. Lo cierto es que, rara vez estos servicios de ‘caridad' eran de la misma calidad que la de los pocos que tenían dinero para pagarlos.
La cuestión es que no cabe pensar en estos sistemas de ‘caridad' que los profesionales de la salud aspiren a salarios dignos y cónsonos con el valor de uso del servicio producido. Otra cosa, ocurre y en efecto ocurrió, a partir de cuando nace el Ministerio de Salud bajo el principio de que la salud ya no es una mercancía, sino un derecho humano y por lo tanto el Estado adquiría el deber de que dicho derecho fuera ejercido por todo el mundo, de allí el lema originario del Minsa, ‘Salud igual para todos', que en la CSS sus jerarcas han intentado borrar, igual que en algún momento algún ministro tecnócrata lo intentó en el Minsa.
Si el personal de salud encuentra las mejores condiciones de trabajo, así como un salario digno que le sirva para reducir sus niveles de estresamiento doméstico, sin duda se obtienen resultados de calidad en la atención de salud. Si además, esto es la tónica no solamente en la ciudad capital, sino en todo el resto del país, no cabe duda de que estamos frente a un sistema que considera la salud como un derecho humano. Así, muy poco o nada la orientación mercantilista o no del sistema de salud pública está determinada por las aspiraciones salariales del personal de salud, per se .
Michel Moore (2005), un cineasta muy renombrado en Norteamérica, muestra magistralmente en su documental fílmico denominado ‘SIKHO', cómo en países donde la salud es un derecho humano, por un lado, los servicios son únicos y nacionales —lo conocen como sistema nacional de salud—, no están fragmentados, como en Panamá, donde existe un sistema bicéfalo —Minsa y CSS— que hace irracional y más costosos los servicios.
Por otro lado, las envidiables condiciones de trabajo y salariales del personal de salud apuntan a una mejor calidad de los servicios. En el Reino Unido, por ejemplo, al personal de salud se le premia en su remuneración si logra resultados positivos con sus pacientes; es decir, si logra que sus pacientes dejen el hábito de fumar, modifiquen sus hábitos alimenticios, etc., recibe estímulos salariales.
Cuando la salud es considerada una mercancía en las políticas de salud, los recursos requeridos en atención primaria se limitan: se observa insuficiencia de personal, de equipo e insumos en los centros de salud. Esto lleva a que la población de estratos medios acuda a servicios más costosos en clínicas y laboratorios privados. Aquí, es directa la orientación del sistema favoreciendo el mercado privado de la salud.
La gente de estratos bajos, por su parte, se redirige hacia los niveles secundarios de atención (hospitales de provincias) y sucede que allí tampoco les resuelven sus problemas. A la postre, se crea una demanda artificial, porque todos desembocan en los hospitales de la capital o de tercer nivel y ¡ZAS!... excelente excusa para que se construyan engendros como la ‘Ciudad hospitalaria' —ahora de la salud— donde se verifican las danzas de millones.
Aquí, se manifiesta la orientación mercantilizada de la salud; más de cuatro bolsillos y cuentas personales —y no necesariamente de médicos— se robustecieron impunemente. En consecuencia, al entrar en operaciones, se garantiza que los insumos, equipos y medicamentos de uso hospitalario que se tengan que comprar, sigan surtiendo ganancias.
En definitiva, cuando un sistema de salud se organiza bajo el principio de que la salud es equivalente a una mercancía que genera ganancias ocurre lo que hemos descrito, lo cual, no depende de las aspiraciones salariales del personal médico ni debe confundirse con buena o mala gestión del personal.
SOCIÓLOGO Y DOCENTE DE LA UP.