• 03/03/2020 04:00

Hausmann y las empresas de textiles en Bangladesh

Para seguir su argumentación a favor de facilitar la migración de mano de obra extranjera, Hausmann se refiere al “know how” (“saber hacer las cosas”), utilizando el ejemplo de Desh Garments (textil) de Bangladesh, fundada en 1978, en conjunto con la empresa Daewoo de Corea del Sur.

Para seguir su argumentación a favor de facilitar la migración de mano de obra extranjera, Hausmann se refiere al “know how” (“saber hacer las cosas”), utilizando el ejemplo de Desh Garments (textil) de Bangladesh, fundada en 1978, en conjunto con la empresa Daewoo de Corea del Sur. Señala que en 1979 la empresa envió 126 trabajadores y gerentes, al Grupo Daewoo. Recibieron seis meses de entrenamiento sobre cómo fabricar las prendas de vestir y usar la tecnología suministrada por Daewoo. No dijo que el entrenamiento fue cuando se fundó la empresa como parte de la inversión conjunta con Daewoo; el “know how” se adquiere en el ejercicio de la profesión y no en las universidades, institutos o centros tecnológicos. Aquí se aprende la ciencia y técnica básica para desarrollarla trabajando. No pueden culpar a los centros de estudios porque no les “entregan” a los trabajadores ya “hechos”, listos para que ellos puedan ganar dinero.

En el caso de Desh, el “know how” lo suministró la empresa socia que, además, suministró la tecnología. Tampoco aplica su afirmación absurda de que “mover el conocimiento a los cerebros es muy difícil” y mejor “atraer talentos”. No fue este el caso del ejemplo; el talento estaba en Bangladesh y se desarrolló capacitando a los trabajadores; no fue difícil “mover los conocimientos a los cerebros” como él supone. Tampoco el “talento” vino del exterior, ya que el fundador de Desh Garments, M. Noorul Quader, era de Pakistán, cuando Bangladesh formaba parte de este país, hasta 1974 cuando se separó. Fue justo en 1974 cuando Quader fundó Grupo Desh, quien había sido funcionario del Gobierno de Pakistán.

¿Cuál fue la fuente del capital para fundar la empresa? Hausmann obvia esto. La experiencia en América Latina sugiere que esta acumulación de capital se vinculó, históricamente, a la relación de los llamados “empresarios emprendedores” con el Gobierno de turno o de su actividad como “servidores públicos”. Esto marca las características del desarrollo de los países, por lo que es importante preguntarse la fuente de la acumulación originaria del capital. Hausmann, aunque acepta que la sociedad comprendió “que la empresa roba de lunes a viernes y pretende ganar indulgencias haciendo donaciones sábados y domingos”, no parece importarle la fuente de la acumulación originaria del capital.

Sobre Daewoo, una de las empresas más grandes de Corea del Sur, se declaró en banca rota en 1999. Su fundador y presidente, Kim Woo-jung, huyó a Vietnam, por reclamaciones de los trabajadores y denuncias de fraude y malversación de fondos. En 2005, cuando regresó, fue arrestado y acusado de “fraude contable” (43 400 millones), préstamos ilegales (10 300 millones) y lavado de dinero por 3200 millones de dólares. Fue declarado culpable. Estos son los ejemplos de empresarios “exitosos” que ofreció Hausmann. En Panamá también tenemos de estos empresarios “exitosos”, pero no van a la cárcel.

Hausmann debió incorporar otra información a su ejemplo, pero convenientemente no lo hizo. La mitad de la población del mundo considerada “extremadamente pobre”, vivía en 2015 en cinco países, entre los que estaba Bangladesh. Gran parte de las empresas de confección de ropa en Bangladesh utilizan trabajo infantil. La OIT estimó (1998) que en Bangladesh el 29 % de los niños de edades entre 10 y 14 años estaban trabajando, el 65 % laboraba entre 9 y 15 horas diarias. Se estimó (1997) que 15 millones de niños trabajaban en las fábricas textileras para la exportación, actividad de la empresa Desh Garments. Según Michael Klein del Banco Mundial, la industria textil aumentó su producción “de nada en 1979 a 5 millones de dólares de exportación por año”, y se debió, dice, a “la difusión de buenas prácticas de empresa extranjera a empresa local y de estas a otras internamente y a mejoras administrativas para la inversión extranjera y a los emprendedores locales”. El título irónicamente es “formas de salir de la pobreza”. La mano de obra infantil y las prácticas laborales represivas, no son mencionadas por Klein, como tampoco por Hausmann.

En algunas empresas los niños trabajan hasta 90 horas semanales por un salario de 13 dólares. Dos tercios de los trabajadores de algunos abastecedores de grandes empresas estadounidenses, son niños. Los subcontratistas de la empresa Nike de Malasia, explotan trabajadores migrantes de Bangladesh, pagándoles salarios más bajos que a locales, con el apoyo del Gobierno que promueve la inversión extranjera estableciendo restricciones al derecho de los trabajadores de sindicalizarse y de negociar con la empresa. “Aproximadamente 5000 trabajadores de las empresas textileras fueron despedidos por participar en la huelga por mejoras salariales entre el 7 y el 14 de enero de 2019”. El salario mínimo es 95 dólares mensuales. Estas son las añoranzas de los empresarios panameños y que alimenta el neoliberal y seudodemócrata Ricardo Hausmann, al parecer, el nuevo gurú del GobierNito y la clase empresarial panameña.

Profesor de Economía, UP.
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