Así lo confirmó el viceminsitro de Finanzas, Fausto Fernández, a La Estrella de Panamá
- 17/08/2020 00:00
Los actos y las intenciones
Probablemente necesitemos una revolución, un cambio profundo y sistémico. El diccionario de la RAE define la palabra revolución como: “Cambio profundo, generalmente violento, en las estructuras políticas y socioeconómicas de una comunidad nacional”, y “Levantamiento o sublevación popular”. Por diversos motivos, muchas personas le tienen pavor a la palabra, le dan otras connotaciones fundamentadas en hechos históricos relevantes a procesos revolucionarios de izquierda que se han dado alrededor del mundo. Pero, en realidad, el acto de promover o causar una revolución, exigirlo, debe ser la conducta de todo ciudadano, y la indignación (RAE: “Enojo, ira o enfado vehemente contra una persona o contra sus actos”, debe ser el motor que lo impulsa.
En medio de la pandemia por la COVID-19 vienen ocurriendo varios asuntos que, con o sin coronavirus, existen desde hace ya mucho tiempo. En las redes sociales se manifestó una indignación por la forma en que la policía desalojó, en la calle 50 de la ciudad de Panamá, a un grupo de manifestantes que había interrumpido el flujo vehicular el jueves pasado en la tarde. Detuvieron a siete personas, algunas, organizadoras de la protesta.
Para esos asuntos de la objetividad, nótese que no me he referido al tamaño del grupo. Todo ciudadano tiene el derecho a manifestarse contra lo que cree perjudica a parte o toda la sociedad. Tampoco quiero manifestarme sobre los motivos de la protesta que muchos comparten, los que fueron a ella y los que se quedaron en el sillón tuiteando, cuidándose de la COVID-19 y de la lluvia de esa tarde. Las acciones físicas de la policía al momento de desalojar a los manifestantes también son discutibles.
Hurgando un poco más en el perfil general de los organizadores de la protesta, llego a pensar que se manifiestan en beneficio de un mejor país, con el entendimiento de que Panamá necesita, urgentemente, cambios estructurales para garantizar mejores días para todos. Varios acontecimientos: declaraciones y protestas de algunos de los organizadores, dan muestra de esto. Un día antes de la protesta presentaron una investigación sobre los abusos que se cometían en un albergue para niños en peligro social, y en donde, aparentemente, hay involucrados personajes importantes de la vida nacional.
En el 2011 escribí que en Estados Unidos “hay un movimiento en marcha que cobra fuerza cada día. Apostados en las escaleras de la casa del poder mundial, Wall Street, el movimiento “Occupy Wall Street” se intensifica y cada día cobra más fuerza. (…) Noam Chomsky manifestó que “cualquier persona con ojos sabe que el gansterismo de las instituciones financieras en Wall Street ha causado daños severos al pueblo de los Estados Unidos (y del mundo). Y, deberán saber que lo han estado causando de manera sostenida durante los últimos treinta años, a medida que su poder económico ha radicalmente crecido, así como su poder político. Eso ha puesto en movimiento un círculo vicioso que ha concentrado inmensas riquezas y poder político en un pequeño sector de la población, un uno (1) por ciento, mientras el resto de la población busca sobrevivir en precarias condiciones”.
La noche de la protesta, en un sitio en donde estaban los medios de prensa y las personas con sus celulares grabando, uno de los detenidos gritó enérgicamente que lo trasladaban de equis a ye lugar. En realidad, esos tiempos, en donde una persona que la policía detiene desaparecía en el camino de un lugar a otro, aquí en Panamá, han quedado en el pasado. Cuando Vernon Ramos desapareció hace algunos años, no había prensa. Ese grito del manifestante y el efecto que desean crear, para mí, tiene otras intenciones que nada tienen que ver con la cuarentena.
La convocatoria a cerrar calles, el objetivo de las denuncias de los hogares de niños, los señalamientos de corrupción, protestas, abuso de los fondos públicos, etc., deben tener la intención de revolucionar todo, a fin de que podamos verdaderamente corregir. La desaparición de críticos y opositores no es el problema. Los planteamientos de Chomsky aplican para Panamá y la pandemia lo ha acentuado. Es importante que analicen los que protestan que, levantando todas las medidas de la cuarentena no va a resolver los problemas de fondo. Los espectáculos no resuelven nada. Los esfuerzos deben ser dirigidos a verdaderamente provocar cambios revolucionarios, así se construye un mejor país.