2020: lecciones y recetas

Actualizado
  • 06/01/2021 13:45
Creado
  • 06/01/2021 13:45
La economía de Panamá estará en riesgo de no cambiarse la estrategia y ver con luces largas cómo se responderá a la crisis económica y sanitaria

La ciencia económica investiga los impactos que tienen las políticas en la economía porque a pesar de las buenas intenciones al crear una nueva política, los resultados no son siempre los esperados. La ley de aranceles estadounidenses de 1929, que impuso limitantes al comercio exterior para ayudar a los agricultores locales, aunque bien intencionada, fue un factor en la gran depresión económica de los años treinta. En esa crisis se perdieron gran parte de los ahorros de los ciudadanos y consecuentemente del bienestar general, con consecuencias globales. Por esta razón debemos ver con luces largas y amplias cómo vamos a responder a esta crisis económica y sanitaria que desafía las lecciones de la historia económica.

Crecimiento del PIB está limitado

Los panameños no debemos conformarnos con que las proyecciones oficiales de crecimiento para la economía para 2021 se encuentran entre 4 y 5%. Lo que no es aparente es que aun con este crecimiento, que pondría a la economía nacional en cerca de los $60.6 mil millones en 2021, el resultado será más bajo que los $66.7 mil millones que se generaron en 2019. Esto implica que existirá un exceso de capacidad productiva por una baja en la demanda que consecuentemente conllevará al cierre de negocios, sucursales y a reducciones de personal en las empresas que sobrevivan.  

Aunque las proyecciones indican que algunos sectores van a crecer, esto no significa que habrá una recuperación: el bienestar general ha caído y se mantendrá por debajo de los niveles de 2019. Además, la alta desigualdad de ingresos limitará el acceso a los mismos a la ciudadanía, ampliándose la brecha entre los ricos y los pobres.

¿Cuál debe ser la pregunta?

Por ahora nos mantenemos dejando que la mano invisible del mercado resuelva, mientras cerramos sectores y regiones como respuesta a los rebrotes. Con esto en mente, la pregunta debe ser: ¿de dónde va a salir el crecimiento, si nos mantenemos haciendo más de lo mismo? Y le añadiría: ¿Podrá la medicina económica tradicional mejorar las condiciones en una economía afectada por eventos recurrentes no-tradicionales? Estas son preguntas profundas dado que su respuesta llega a la esencia de un Estado-Nación: la preservación del bienestar ciudadano.

Se necesita innovación y compromiso personal

La economía de Panamá requiere de una reactivación inteligente. El país necesita de un plan con políticas integrales que tomen en cuenta los avances en la ciencia económica, que incluyen los estudios de encadenamientos existentes entre los sectores económicos y los multiplicadores de ingresos y de empleos bajo un esquema que balancee las limitantes del presupuesto nacional y las de salud pública—incluyendo el desarrollo de conglomerados económicos a nivel provincial.

Este plan tendría como metas no el crecimiento del PIB, que opaca la verdad sobre el nivel del bienestar ciudadano, sino en el crecimiento en el empleo y los ingresos privados, que es lo que en realidad impulsará la reactivación. Con una estrategia coherente podríamos navegar la pandemia e invertir en el capital humano para lograr un mejor desarrollo nacional aprovechando la situación. Sin ello, nos mantendremos a merced del Covid-19 y destruiremos nuestra pequeña economía regresando a una economía del año 1970.

Pero el plan requiere de un liderazgo comprometido cuyo enfoque sea mejorar las condiciones del país, sin importar las consecuencias políticas. La resolución del problema del Covid-19 requiere de compromisos que tal vez no se ajusten a una línea política, o que vayan en contra de intereses económicos.

Por esta razón es que pensamos que es el momento de separar a los charlatanes de los verdaderos líderes los cuales sobreponen los intereses del país ante cualquier otro interés político o económico. Con instituciones débiles y un alto nivel de corrupción es muy seguro que el buque se irá hasta el fondo y esto no solo nos impactará a nosotros, sino también a las generaciones por venir. De nada vale prepararnos si no habrá empleos dignos.

Restricciones en el gasto público llaman a apoyar a la empresa privada

Nuestro modelo económico es impulsado principalmente por el gasto público. Sin embargo, en este período, el presupuesto está siendo desviado hacia la parte de salud. La situación se complica cuando vemos que se prevé una reducción en la inversión internacional que también ha sido un motor de la economía local.

Esta situación reduce la generación de empleos, la creación de ingresos y con ello, la generación de ingresos fiscales fortaleciendo la tendencia a la baja en el bienestar ciudadano. Por esto, solo la empresa privada es capaz de realmente potenciar a la economía.

El crecimiento no será uniforme

El covid-19 ha impactado de distintas maneras a los sectores y esto le ha pegado duro a la economía nacional. El mayor impacto ha sido en sectores de servicio como el turismo, recreación, educación, transporte y algunas ventas de bienes no-duraderos, los cuales requieren presencia física para encaminarse y se espera que tomen más tiempo en recuperarse. Este es un elemento importante dado que la economía de Panamá es mayormente de servicios. Los sectores como el agro, la logística marítima y algunos servicios financieros, que no requieren presencia física de las partes, no serán tan impactados, pero los mismos no podrán avanzar si el resto de las actividades económicas se mantiene en rezago. El sector de exportaciones, especialmente el de minería, apoyará el crecimiento, pero su impacto en los ingresos no será alto dado su bajo multiplicador de empleo.

La demanda local está deprimida y esto causará por fuerza la reducción de esa capacidad productiva ociosa, lo que deprime más a la economía. Sin menospreciar al sector portuario, mejoras en los puertos como resultado de un crecimiento en el comercio internacional, aumentará el PIB. No obstante, al igual que con la minería, el beneficio se concentrará en un número limitado de empleados en relación con el total del país y esos empleados no van a comprar dos lavadoras más ni tampoco tres libras de arroz más para apoyar a la reactivación.

El desempleo es el mayor lastre para la recuperación

El Covid-19 ha generado cerca de un 18% de desempleo formal y más de 30% de un desempleo informal (estimaciones personales). Esto significa que puede que más de medio millón de personas tendrán una menor capacidad de compra y esto genera un impacto negativo en las ventas, lo cual aumentará aun más el desempleo. Por esto, mientras exista un alto nivel de desempleo, la economía no podrá recuperarse dada la contracción en la demanda agregada que sigue siendo retroalimentada negativamente: más desempleo, menores ventas, más desempleo.

El uso de políticas integrales

Las políticas integrales toman en cuenta las sinergias existentes entre los sectores: las empresas del agro están encadenadas al sector de ventas de insumos agrícolas, al sector de transporte y al de ventas de supermercados entre otras. Una política integral incluiría a todos los sectores de la cadena resultando no solo en mejor eficiencia en el sistema con respecto a los recursos, sino también en mayores ingresos y empleos que apoyen a la liquidez y a recobrar el bienestar perdido por la falta de actividad. En el pasado hemos visto como algunas políticas que trataban de ayudar a un sector contrarrestaban la competitividad de otros y es por esto que se debe actuar de una manera integral.

La liquidez es clave para que el sistema trabaje

El eje central de la recuperación debe ser el fortalecimiento de la liquidez y de los flujos de capitales en el sistema de manera generativa y orgánica. El Covid-19 no solo fortaleció las tendencias a la baja que se venían dando en los últimos años, sino que también generó otras que han diluido los esfuerzos para la recuperación.

La baja en el crecimiento en los principales socios comerciales redujo la actividad económica en el país lo que también extendió la mora en las cadenas de suministro, limitando las ventas y así, multiplicando las presiones fiscales para el Estado y las de liquidez a nivel empresarial. Esto se complicó con las medidas de confinamiento y los cierres de sectores que redujo la posibilidad de la generación de ingresos y aumentó el desempleo, por eso decimos que, sin ventas, no hay ingresos y sin ingresos, no hay quien compre. Esto ha limitado el avance de inventarios y amplificado las cuentas por pagar en el sistema aumentando el riesgo de todas las cadenas de suministro locales.

Aunque se han tomado algunas medidas para ayudar al flujo de caja de las empresas, cabe recordar que la liquidez para pagar cuentas no genera ni empleos ni ingresos. Las cuentas por pagar ya eran un problema en el 2019 y en 2021 lo serán más.

Es por esta la razón que los países desarrollados han impulsado políticas monetarias que nunca antes se habían visto, como la de cheques de US$1,200 por persona que, aunque generen déficits fiscales grandes, reducen el proceso destructivo de la economía de los cierres de sectores económicos manteniendo el poder del consumo activo.

Las medidas bien intencionadas de apoyo como préstamos blandos les falta pulimiento dado que muchas empresas pequeñas y medianas se quejan de no tener acceso a los mismos. Por otro lado, si algo se aprendió durante la crisis del 2008/9, es que en momentos así, los bancos, dada su naturaleza en contra del riesgo, usualmente limitan los préstamos.

Por esta razón es importante que mejoremos las políticas que se están implementando para expandir la liquidez. Una parte innovadora que se espera es la nueva ley de financiamiento que se estará trabajando en la Asamblea en enero, pero esto es solo una parte. El país y el sector privado necesita más avances en esa área. Estos no son momentos de austeridad por parte del Estado, sino de gasto y facilitación para ayudar verdaderamente a su economía.

Las vacunas son una solución parcial

Las vacunas ciertamente ayudarán con una estabilidad en el sistema de salud, sin embargo, esto no significa recuperación. La verdad que el impacto de las vacunas se empezará a sentir realmente hacia la segunda mitad del 2021 debido a problemas económicos-logísticos a nivel global. Además, están apareciendo otras cepas y rebrotes que auguran nuevos cierres en la economía.

El Covid-19 está para quedarse y por eso se necesita cambiar el modelo económico para facilitar la generación de ventas y empleos por parte de la empresa privada en un entorno que prevé cierres. Esto se puede hacer potenciando el comercio electrónico, pero de manera integral. Hay que generar para poder distribuir y si hacemos más de lo mismo, nuestra recuperación se mantendrá dictada por la evolución del Covid-19 y no por nuestra capacidad intelectual.

La economía nacional podría crecer más en un 1.5% que en un 5% en 2021

Dado todos los vientos en contra a una recuperación, va a ser muy difícil que el país recobre el bienestar con el mismo modus operandi. El Covid-19 es un reto que nos está forzando a pensar fuera de la caja y a experimentar con nuevas políticas integrales. Esto es muy difícil dado nuestro entorno político y se requiere de una visión que tenga como objetivo mejorar y re-estructurar el modelo de crecimiento nacional. No nos enfoquemos en crecer el PIB, que el mismo puede crecer, pero impactando un pequeño número de ciudadanos. Pongamos como metas la generación de empleos y así, facilitando la actividad privada podremos reactivar la demanda que realmente podrá lograr mejores tasas de crecimiento del PIB.

A nuestro parecer, las proyecciones de 5% son demasiado optimistas si hacemos más de lo mismo. De seguir así, en mi opinión, la cifra para el 2021 podría ser alrededor de un 1.5% impulsada principalmente por factores externos como la exportación de cobre y los servicios logísticos marítimos--esto implica un deterioro en el ingreso per cápita de los panameños de más de 20%. Para realmente avanzar debemos cambiar.

Panamá debe potenciar el desarrollo integral a nivel provincial, sino también su centro logístico y desarrollar alianzas estratégicas tanto con Estados Unidos como con China para así generar empleos y divisas explotando nuestras ventajas competitivas en mercados que están en crecimiento. Por esta razón hace más sentido enfocarse más en el crecimiento de empleos que en el crecimiento del PIB.

Sin cambios no hay paraíso

Por esta razón, sin cambios en el sistema, los niveles permanecerán por debajo de los del 2019 por lo menos hasta el 2025. Es ilusorio pensar que estaremos mejor con mas de lo mismo. Estos son los momentos en la vida que rompen los paradigmas y cuando existen puntos que están fuera de lo tradicional. El modelo económico necesita cambios radicales y sin eso, solo estaremos a la merced de la inercia. Únicamente cuando veamos el panorama a nivel de país y desarrollemos políticas integrales que faciliten el comercio y potencien las sinergias de los encadenamientos regionales podremos entonces realmente multiplicar ingresos y recobrar el bienestar de todos los panameños. Algo importante en todo esto es que las políticas realmente se ejecuten y que se monitoreen para ajustar los resultados.

*El autor es Economista

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